Crítica a las primeras 40 páginas de “Pediatría con sentido común” (I)

Crítica a las primeras 40 páginas de “Pediatría con sentido común” (I)
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Lo siento, de verdad que lo siento. Dije que no dedicaría tiempo a este libro y he sido débil, he caído en la trampa y he leído las primeras 40 páginas del libro “Pediatría con sentido común” del Dr. Eduard Estivill y del Dr. Gonzalo Pin.

El motivo de caer es que leí unas críticas muy buenas acerca del libro (no me refiero a que hablaran bien de él, sino que lo criticaban muy bien), y sentí la necesidad de vivirlo en primera persona.

“Total, ya te has leído sus dos libros más famosos”, pensé, y es cierto, ya no me venía de 40 páginas, así que me puse a ello y después de leerlas, aquí va mi crítica, que viene a complementar lo que ya dije hace unos días acerca del libro, cuando sólo había leído la tapa.

Por qué 40 páginas

Antes de entrar con el tema, os comento por qué insisto en hablar de las primeras 40 páginas y no en 30 ni 50, ni en el libro completo. En la página web de Me gusta leer, se pueden leer gratuitamente, a modo de avance, las primeras 40 páginas de este libro. No es que os recomiende que paséis por allí, pero si alguien acaba por tener la misma inquietud que yo, pues que se pase y sacie así su sed de curiosidad.

El principio de “Pediatría con sentido común” es ilusionante

No lo digo irónicamente, sino plenamente consciente y sabedor de que mis palabras llegan a mucha gente: el principio del libro “Pediatría con sentido común” es ilusionante, casi llegaría a decir que es recomendable.

Sobre el prólogo no digo mucho porque no hay demasiado contenido del que hablar. Sólo destacaría que el objetivo del libro es “que se convierta en una herramienta de gran utilidad para millones de padres y madres”. No decenas, cientos, ni miles: millones. Quieren venderle el libro a todo el mundo. Y eso que el libro “sólo” cuesta 24,90 euros.

Pensaréis que es lógico, que si alguien escribe un libro desearía vender cuantas más copias mejor, y lo cierto es que lo es, totalmente lógico, pero suena presuntuoso e irrespetuoso querer llegar a millones de padres, vender un libro por casi 25 euros, con la que está cayendo, y luego encima aparecer en una entrevista diciendo que “la crisis salvará a los niños; les enseñará a sufrir”.

Pues oigan, aplíquense el cuento doctores, sufran un poco, vendan el libro más barato, regálenlo o no lo vendan, así no ganarán dinero y serán salvados, y si les sobra, repartan. Aunque bien pensado, quizás pretenden vender millones de copias de un libro que cuesta lo que cuesta precisamente para dañar nuestro bolsillo y que nuestros hijos sufran para ser salvados. Si es así, doblen el precio.

Bien, volviendo al tema (disculpad, qué fácil me voy por las ramas), las primeras páginas tras el prólogo son muy ilusionantes. Hablan de amor, hablan de tiempo para conocer al rey de la casa, de atender sus necesidades e incluso afirman que no existen fórmulas que funcionen al cien por cien.

Empiezan explicando la importancia de un buen vínculo, de cómo fortalecer los lazos afectivos (“me he equivocado de libro”, pensé), recomiendan las caricias, el contacto visual, explorar su cuerpo en cada toma para conocer al bebé y que conozca a su madre, hablarle en un tono dulce y amable, entre otras cosas.

Luego siguen explicando cómo será el bebé, el tono de su piel, la forma de la cabecita, cómo serán los primeros días, etc. Todo muy correcto y bonito. Ya digo, unas primeras páginas muy recomendables.

Sin embargo, a partir de la página 28, todo toma su cauce

¿Sabes esa sensación que se tiene cuando todo está muy calmado y sientes que va a pasar algo en cualquier momento? Pues esta es la sensación que tuve leyendo las primeras maravillosas páginas de este libro. “Es demasiado bonito, no puede ser cierto”, “en cualquier momento me la clavan” y, efectivamente, a partir de la página 28 empieza el auténtico libro.

Todo lo anterior es algo así como paja, lo que se dice antes de decir la verdad, lo que va antes del “pero”. Hay un dicho que dice algo así como “todo lo que va antes del pero es irrelevante, relleno” (“Lo estás haciendo muy bien, pero déjame a mí que ya acabo yo”) y en este caso, esas primeras páginas parecen una gran frase que va antes del pero, en plan “todo es muy bonito, hablemos de amor, de cariño, de lazos, de comunicación y de masajes si queréis, pero lo interesante e importante viene ahora”.

¿Qué pasa a partir de la página 28?

Pues esto, esto es lo que pasa:

Desde el primer día de vida es interesante ir estableciendo ciertas rutinas de alimentación, higiene y sueño. Si el bebé se duerme mientras mama o en brazos, iréis generando en él la creencia de que lo normal es eso, y no dormir en su cama.

Se acabó el amor, se acabaron las caricias y se fue el sentido común. Cuando toca dormir, toca dormir, solo y en tu cama, niño. Qué más da que lo más lógico sea que los bebés se duerman mamando porque se cansan, porque la leche materna contiene aminoácidos que producen sueño y porque los bebés vienen con un reflejo de succión que les tranquiliza y les calma. Lo importante es luchar contra lo que hacen la mayoría de bebés, que es dormirse al pecho y, si no se duerme al pecho, no dormirle en brazos.

Qué más da que los bebés no tengan capacidad de raciocinio como para pensar “para qué dormir en brazos de mi madre o padre, si sé que en la cama estaré bien” y que sólo busquen sobrevivir. Si un bebé no es capaz de dormirse solo en su cama, que no es capaz la mayoría, por algo será... quizás porque vienen de serie preparados para sobrevivir y una de las conductas que les asegura seguir viviendo es, sobretodo, no dormir solos. ¿Pero no decía al principio que había que satisfacer sus necesidades? No entiendo nada...

El bebé debe permanecer despierto durante todo el tiempo de la toma. Esto es bastante difícil, pues tiende a quedarse dormido cuando come. Háblale, hazle pequeñas caricias y estimúlale suavemente para que mantenga despierto.

Lo mejor es que ellos mismos afirman que es bastante difícil. En mi pueblo, el sentido común se equipara mucho con los síntomas de normalidad. Cuando la mayoría de bebés hacen lo mismo sin que nadie les haya enseñado se dice que eso que hacen es normal. Si un día te encuentras a un bebé y una madre te dice “es que se me duerme cuando mama”, tú, que has visto a cientos de bebés haciendo lo mismo, tiras de sentido común y dices: tranquila, es normal.

No sé qué bebés han visto estos doctores, la verdad, para escribir este libro (probablemente unos bebés bastante sufridores, porque hay que ser canalla para hablar, acariciar y estimular a una persona que está a punto de coger un sueño tranquilo y placentero).

Me vais a disculpar, pero viendo que esto va para largo, mañana publicamos otra entrada con el resto de lo que 13 páginas de un libro dan de sí (las que van de la 28 a la 40).

En Bebés y más | El Dr. Estivill publica un nuevo libro titulado “Pediatría con sentido común”, Estivill: “Con media hora es suficiente”, El Dr. Estivill evitó seguir su método con su nieto (y consigo mismo), “¡A dormir!”: el método Estivill para iPhone y iPod

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