Embarazo anembrionario

Embarazo anembrionario
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No sirve de consuelo cuando te ha pasado a ti, pero se calcula que la mitad de las concepciones acaban, por diversas causas, en aborto espontáneo, algunas de ellas incluso antes de que saber que estamos embarazadas. Suena duro, pero al menos alivia el saber que no eres la única.

Más o menos, todos conocemos cómo se produce la concepción, uno de los mayores milagros de la naturaleza. La unión de un óvulo y un espermatozoide forman un embrión, ese embrión se implanta en el útero y nueve meses más tarde nace un bebé. Explicarlo parece fácil, pero es un proceso extremadamente complejo.

Hay veces en las que el mecanismo falla, provocando un aborto espontáneo, más frecuentemente en el primer trimestre de embarazo. Una clase de aborto espontáneo, quizás el más frecuente con una incidencia de alrededor del 50%, sucede cuando un óvulo fertilizado por un espermatozoide se implanta en la pared del útero, pero el embrión no se desarrolla. Se lo llama embarazo anembrionario o embarazo con huevo vacío.

La ecografía muestra un saco embrionario dentro del útero formado por el tejido placentario pero sin embrión dentro. Cuando sucede intentamos buscar el motivo, si hemos hecho algo que podríamos haber evitado, pero las causas son, la mayoría de las veces, fallos genéticos o cromosómicos que impiden al embrión desarrollarse adecuadamente en los primeros estadios del embarazo.

Las células han comenzado a dividirse para formar el embrión, pero su desarrollo se detiene antes de alcanzar el tamaño de 1mm por lo que no puede verse en una ecografía.

Los síntomas del embarazo comienzan a notarse como en cualquier embarazo. La regla no aparece, el test da positivo, comienzan las náuseas, la sensibilidad en los pechos y las molestias en el bajo vientre. Todas las señales coinciden con las del embarazo pero al realizar la ecografía el embrión no se detecta.

En algunos casos, la ecografía se realiza tan temprano que es muy difícil ver al feto en el útero, pero se cree que a partir de la 7ma semana de gestación ya es posible ver al embrión por medio de una ecografía intravaginal.

En las primeras semanas de embarazo, normalmente antes de la semana 10-12, la mujer puede notar que los síntomas disminuyen o desaparecen y que se produce un sangrado vaginal, a veces acompañado de fuertes dolores, un evidente signo de aborto espontáneo.

El ginecólogo evaluará, según la edad gestacional, cómo proceder. En algunos casos se espera a que ocurra una pérdida espontánea, mientras que en otros se recurre a medicamentos o al legrado, un tratamiento quirúrgico para eliminar el tejido placentario del interior del útero materno.

Las secuelas psicológicas en la mujer ante un embarazo anembrionario son traumáticas, especialmente cuando se trata del primer embarazo. Surgen las dudas sobre si podrán tener hijos, la culpa de no ser capaz de engrendrar y traumas semejantes viviendo un momento triste y duro difícil de superar. Las que lo hemos pasado sabemos que la pérdida de un embarazo es un trago amargo.

Pero han de saber que un embarazo anembrionario es algo mucho más frecuente de lo que creemos y que en definitiva se trata de una concepción inviable que de ninguna forma hubiese salido adelante. La creación humana no es tan perfecta como quiséramos.

El embarazo anembrionario es una clase de aborto común que no conlleva ninguna implicación reproductiva para la mujer. Después de tres o cuatro meses, puede volver a intentarse el embarazo, lográndolo con éxito en la mayoría de los casos en los próximos meses.

Sólo si se presenta de manera repetitiva, 3 o más abortos, anembrionarios o no, puede suponer algún problema reproductivo que deberá ser evaluado por un especialista.

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