"Los niños aprenden por imitación e investigación". Entrevista a la psicóloga Ana María Valenzuela

"Los niños aprenden por imitación e investigación". Entrevista a la psicóloga Ana María Valenzuela
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HOY SE HABLA DE

Hoy vamos a entrevistar a la psicóloga Ana María Valenzuela, especializada en Psicología Positiva y vamos a hablar con ella de talentos, de comunicación y de fomento del optimismo y la aceptación mutua en las familias. Creemos que os va a encantar conocerla y que tiene mucho que aportar.

¿Qué puede aportar la Psicología Positiva a la familia?

La Psicología Positiva se fija sobretodo en el bienestar, la felicidad, en mejorar lo presente, optimizar la situación.

Una familia que funciona basándose en los puntos fuertes de cada uno, que nutre y acompaña los talentos innatos y que busca el disfrute, es una familia mucho más feliz que aquella cuyos integrantes están poniendo todo el día la atención en lo que no funciona, lo que no les gusta o el mucho camino que les queda por recorrer para dejar de estar mal.

Así, vamos a hacer hincapié en fomentar autoestima, apego, sentimientos positivos, empatía, aceptación, validación, y a encontrar formas respetuosas y nutridoras de resolver los conflictos.

¿Los padres necesitan ser capaces primero de pensar positivamente para ayudar a sus hijos?

Es fundamental. Ya hace tiempo que, desde diversas corrientes, tanto científicas como intuitivas, se explica que si no creemos algo, o no tenemos palabras para explicarlo o definirlo, no podemos reconocerlo cuando se nos presenta. Nuestro cerebro no reconoce aquello que no conoce.

Encuentro importantísimo que los padres nos conozcamos y sepamos qué talentos y fortalezas tenemos nosotros y cuales otros existen, para poder reconocer y acompañar los talentos y fortalezas de nuestros hijos.

Igualmente, necesitamos ejemplos de optimismo, de emociones positivas y de expresión adecuada de emociones negativas para poder inspirar a nuestros hijos con nuestro ejemplo.

Como sabes, los niños aprenden fundamentalmente por imitación e investigación, y nosotros, como padres, somos los modelos más cercanos
.

¿Que errores y miedos nos lastran para educar positivamente?

Vuelvo a insistir en la falta de modelos. Llevamos siglos de crianza punitiva. Realmente no sé si en la historia de nuestra civilización existen ejemplos de educación positiva. Buscas por la red y encuentras consejos realmente muy violentos. Los consejos en positivo son relativamente muy recientes.

Nuestras propias infancias, si hago recuento de todas las historias que llevo escuchadas, hablan de la sobrevaloración de la obediencia, callar y hacer lo que te mandan los adultos. El adulto manda y el niño obedece. Y si no obedece, se le castiga.

¿Qué ocurre ahora?

Que eso se ha puesto en duda, como se ha puesto en duda el sometimiento de la mujer hacia el hombre. Nos sabemos bien la teoría de la igualdad, la declaración de los derechos de niño, que el estilo educativo autoritario provoca sumisión o rebeldía, pero no adultos sanos, etc.

El problema es que no sabemos aplicarlo, en la práctica seguimos creyendo que el adulto sabe más, y por lo tanto, ha de mandar y ser obedecido, mejor a la primera y sin rechistar.

Si eso se junta a que nos creemos todos muy sanos pero en nuestro interior estamos llenos de dolor, encontramos adultos que no pueden y algunos incluso no quieren reconocer de forma respetuosa y empática al niño que tienen delante. Adultos que no se valoran, que no se aman, que no se conocen, adultos que solo ven errores, agujeros y tratan desesperadamente de huir de sus emociones negativas, sin saber ver fortalezas o trabajarlas.

¿Cuales son las fortalezas que, como padres, debemos trabajar más intensamente?

Aquellas que nos facilitan la relación con los demás. Las fortalezas son una guía de vida feliz, si conoces tus fortalezas y las pones en práctica cada día, te sentirás muy realizada.

Algunas de esas fortalezas son muy individuales, y otras implican al resto de la sociedad: la compasión, la empatía, ser generoso, el amor y también la capacidad de dejarse amar, la honestidad, imparcialidad, autocontrol, la gratitud e incluso el sentido del humor.

Lo mejor es basar la vida en las fortalezas que tenemos más desarrolladas, aquellas que nos resultan más innatas, y tratar de aprender y potenciar las otras, tanto en nosotros como en nuestra familia.

¿Cómo podemos ayudar a los niños a desarrollar todos sus talentos?

Es fácil: reconociéndolos y potenciándolos. Aunque para eso vamos a tener que aprender qué es un talento.

Hay niños cuyas fortalezas no son comprendidas porque para su familia no son un valor importante, imagina un niño ecuánime en una familia competitiva, o un niño muy prudente en una familia con un gran interés por el mundo natural, el riesgo y que valore tanto la valentía que lleguen a confundir la prudencia con cobardía. ¡Podría llegar a ser un drama!

¿Qué comentarios o actitudes debemos evitar a toda costa?

¡Qué difícil!

Casi te diría que es más fácil fijarnos en lo que sí hacemos bien. Cuando tratamos de pillarnos en falta, estamos tensos (a nadie le gusta fallar, es otra consecuencia de las regañinas que sufrimos en la infancia y que todos pensamos que no nos influyeron). Cuando estamos tensos, tenemos menos paciencia y nos surgen más fácilmente las emociones negativas. ¿Y qué decir de la culpa, eterna compañera de las mamás?

Si comprendemos y aceptamos, pero de verdad, que cada persona es única y diferente, y nos dedicamos a observar y comprender qué es lo que la hace única y diferente, nos será más fácil evitar comparaciones, amenazas, burlas, y también será más fácil aceptar que nos pongan en duda, acompañar rabietas, celos y aceptar que los niños también tienen malos momentos. Por hablar en general, eso ayudará también a los niños a aceptarse y amarse tal y como son.

La autoestima, ¿se nace con ella o se construye?

La autoestima está siempre, entendida como amor a uno mismo. Otra cosa es cuánta se tiene. Y ahí la genética influye más o menos lo mismo que los pensamientos y las circunstancias vitales.

Por supuesto, si te enseñan cómo hacerlo desde niño, mejor que mejor, pero no todo está perdido. Muchos adultos han tenido infancias desvalorizantes y han descubierto sus fortalezas de mayores, y están construyéndose vidas felices y plenas poniendo en práctica sus talentos en áreas de su vida como el trabajo, la familia, los deportes, actividades de voluntariado, lo que se te ocurra.

Se puede aprender a pensar acerca de uno mismo de forma positiva, a reconocerse y a amarse incondicionalmente.

Terminamos por hoy nuestra entrevista a la psicóloga Ana María Valenzuela sobre lo que la Psicología Positiva ofrece a las familias y los niños. Mañana seguiremos profundizando en este fascinante tema.

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