El TDAH y su sobrediagnóstico en niños y adolescentes

El TDAH y su sobrediagnóstico en niños y adolescentes
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El TDAH es un trastorno crónico del neurodesarrollo, cuyos síntomas deben aparecer antes de los 12 años para poder diagnosticarse, según el DSM-5 (Manual Diagnóstico y Estadístico de los trastornos mentales).

Se trata de un trastorno que afecta al 2-5% de la población infantojuvenil, según la Federación Española de Asociaciones de Ayuda al Déficit de Atención e Hiperactividad (Feaadah).

Sin embargo, cada vez se habla más de su sobrediagnóstico; sobrediagnosticar implica atribuir un diagnóstico a alguien que realmente no lo tiene. Esto tiene consecuencias para la persona, pero también para su familia y para el entorno en el que se desenvuelve.

¿Podría ser el TDAH un trastorno sobrediagnosticado? Recogemos las conclusiones de una revisión que ha analizado 334 estudios sobre el TDAH y mencionamos las causas de este posible sobrediagnóstico. Finalmente, hablamos de sus consecuencias y de cómo realizar un diagnóstico adecuado.

¿Qué es el TDAH?

Antes de hablar del sobrediagnóstico del trastorno, conozcamos en qué consiste este. Las siglas del TDAH significan Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad.

Hablamos de un trastorno del neurodesarrollo que se caracteriza por dificultades atencionales (déficit de atención), síntomas de impulsividad y/o de hiperactividad. Los síntomas pueden ser leves, moderados o graves.

¿El TDAH está sobrediagnosticado?

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Actualmente sigue existiendo el debate abierto de si el TDAH es un trastorno que está sobrediagnosticado o no, es decir, sigue habiendo controversia. En la línea de que sí está sobrediagnosticado, encontramos una exhaustiva revisión sistemática reciente, del 2021.

La revisión se titula "Overdiagnosis of Attention-Deficit/Hyperactivity Disorder in Children and Adolescents", y ha sido publicada en la revista Jama Network.

El trabajo, liderado por Luisa Kazda, fue realizado por investigadores australianos, que se basaron en un total de 334 estudios publicados sobre niños y adolescentes con TDAH. El objetivo de la revisión fue "identificar, evaluar y sintetizar sistemáticamente la evidencia" en torno al sobrediagnóstico del TDAH.

Sobrediagnóstico y sobretratamiento del TDAH

Pero, ¿qué dice esta revisión? Según ella, existiría evidencia de un sobrediagnóstico, y también de un sobretratamiento, de los Trastornos por Déficit de Atención e Hiperactividad en niños y adolescentes.

Además, un porcentaje cada vez mayor de menores reciben tratamiento farmacológico por este motivo.

Sobrediagnóstico del TDAH: ¿qué dicen los expertos?

Los autores de esta revisión de estudios tienen la hipótesis de que el aumento en los diagnósticos del TDAH va acompañado de un creciente debate sobre los factores que podrían estar "causando" el trastorno.

Y aseguran que, aunque a menudo se habla de un sobrediagnóstico, hasta el momento no se había realizado una exhaustiva evaluación para demostrar si esto era cierto o no.

¿Por qué hay un sobrediagnóstico del TDAH?

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Los expertos sugieren que este sobrediagnóstico del TDAH se explicaría por diversas causas. Entre las más importantes encontramos:

  • La inflación diagnóstica (al cambiar la definición del diagnóstico o ampliarla para incluir síntomas ambiguos o leves, "hay más" casos de TDAH).
  • El hecho de medicalizar (optar por un tratamiento farmacológico) patrones de comportamiento que previamente no se consideraban patológicos.
  • Las dificultades en definir los límites entre un desarrollo "típico" y un desarrollo "atípico" o patológico.
  • Profesionales clínicos con poca formación y/o experiencia.
  • Investigación poco profunda.

Se debe seguir investigando

Aún así, los autores de la revisión destacan la importancia de seguir investigando en este supuesto sobrediagnóstico, y afirman que siguen quedando lagunas en la evidencia de este diagnóstico o no diagnóstico.

Según ellos, se deberían investigar, sobre todo, los beneficios y los daños a largo plazo del diagnóstico y del tratamiento del TDAH en niños y adolescentes con síntomas leves.

Y añaden que los profesionales médicos y de la salud mental deberían tener en cuenta todos estos datos, sobre todo para que puedan identificar adecuadamente este trastorno y así garantizar una práctica clínica segura.

Las consecuencias de un diagnóstico erróneo

El hecho de que nuestro hijo reciba un diagnóstico de TDAH erróneo puede implicar consecuencias negativas para él, a nivel social, emocional, académico...

Sobre todo, si recibe tratamiento farmacológico, con los efectos adversos que este tipo de tratamientos puede conllevar.

Además, no olvidemos que el hecho de diagnosticarle un trastorno que no tiene, implica no diagnosticarle lo que sí tiene o diagnosticarle algo cuando en realidad solo presenta dificultades, y no un auténtico trastorno.

Por ello es importante dejar de patologizar comportamientos que en muchos casos, son "normales" o habituales durante el desarrollo.

La importancia de un diagnóstico adecuado

Como reflexión final, destacamos la importancia de recibir un diagnóstico adecuado (o de no recibir diagnóstico, en caso de que no lo haya).

Recordamos que, en caso de dudas o sospechas de que nuestro hijo presente algún tipo de dificultad o trastorno, lo mejor es acudir a un profesional especializado para que pueda realizar una adecuada evaluación de su caso.

Idealmente, deberemos acudir a centros con equipos multidisciplinares, que cuentan con profesionales de diferentes ramas y especialidades, como: un neuropediatra, un psicólogo clínico, un psicólogo del desarrollo, etc.

La evaluación del TDAH

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La evaluación debe incluir las pruebas que por protocolo se administran en el caso del TDAH, y que incluyen: entrevista clínica (anamnesis), observación clínica, cuestionarios a los padres y al menor (por ejemplo: el test de atención D2, el test de caras...), y una buena coordinación con la escuela.

Y es que no olvidemos que diagnosticar un TDAH requiere:

  • Conocimiento.
  • Tiempo con el paciente y su familia.
  • Reunir información sobre diferentes contextos (los síntomas del TDAH deben aparecer, como mínimo, en dos contextos; por ejemplo, en casa y en la escuela).
  • Definir un perfil de funcionamiento general.
  • Explorar las comorbilidades del trastorno (si existe otro trastorno o síntomas añadidos).
  • Realizar un diagnóstico diferencial (diferenciar el trastorno de otros trastornos similares con los que pueda confundirse).

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