No me gusta como viste mi hijo adolescente: ¿cómo gestionar esta situación de forma respetuosa?

No me gusta como viste mi hijo adolescente: ¿cómo gestionar esta situación de forma respetuosa?
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La adolescencia es una etapa fantástica, llena de cambios y descubrimientos, en la que nuestros hijos comienzan a definir quienes son, cuáles son sus convicciones y qué lugar desean ocupar en la sociedad.

Para los padres, educar a un adolescente puede suponer un auténtico reto, pues en la búsqueda de su propia identidad nuestros hijos tienden a alejarse de nosotros y a definir sus propios gustos, que puede que nada tengan que ver con los nuestros.

La forma de vestir es uno de los aspectos más importantes de la identidad de una persona, pues no solo se trata de una expresión de nuestros gustos, sino que marca nuestro estilo propio y nos diferencia de los demás.

En este sentido, cuando el adolescente decide salirse de lo normativo a la hora de vestir o seguir modas que los padres desconocemos, es normal que surjan conflictos, dudas e incomprensión.

¿Qué puedo hacer si mi hijo adolescente se viste de una forma que no me gusta?

La búsqueda del adolescente de su propia identidad

En la búsqueda de su propia identidad, el adolescente pasa por diversas fases que le pueden llevar a experimentar cambios en su forma de vestir que quizá los padres no entendamos o compartamos.

Así, es normal que al principio el adolescente se sienta "incómodo" en su nuevo cuerpo debido a los cambios que está experimentando, y trate de ocultarlo con una forma de vestir diferente a la que hasta entonces había marcado su estilo.

También puede suceder lo contrario, y querer potenciar ciertos cambios físicos eligiendo determinadas prendas de ropa que los padres podemos considerar "poco apropiadas" para según qué situación.

Por otro lado, la presión del grupo, la influencia de los amigos y las imágenes que ven en redes sociales pueden llevar al adolescente a adoptar modas que sorprendan a los padres o con las que no estemos de acuerdo.

En otros muchos casos, el adolescente necesitará sentir que controla ciertas parcelas de su vida en las que quizá durante su infancia tenía menos influencia. Esta necesidad de independencia y libertad también podría afectar a su forma de vestir.

¿Qué puedo hacer si no me gusta como viste mi hijo adolescente?

Empatiza con tu hijo

Es importante que los padres entendamos que la adolescencia es una etapa de transición y cambios, y como tal es normal que nuestros hijos prueben, investiguen y exploren diferentes formas de vestir y estilos hasta dar con aquel que realmente les defina y con el que se sientan cómodos.

No prohíbas ni intentes controlar sus gustos

En este proceso de cambio es importante apoyar a nuestros hijos y no caer  en el error de creer que hacen las cosas para molestarnos o desafiarnos ("¡cuánto más le digo que no me gusta esa camiseta, más se la pone!") ni entablar con ellos una lucha de poder de la que será difícil escapar sin dañarnos mutuamente.

Tampoco debemos prohibir a nuestros hijos vestir de una determinada forma simplemente porque no se adapta a nuestros gustos. En este sentido, merece la pena hacer un ejercicio de reflexión y plantearnos la siguiente pregunta: "¿Por qué cuándo mi hijo era pequeño entendía la importancia de respetar sus gustos y autonomía en el vestir, pero ahora que es adolescente hago justamente lo contrario?"

Potencia su autoestima

La falta de autoestima puede hacer que nuestro hijo se decante por vestir de una forma que ni siquiera a él/ella le gusta, pero lo haga por el simple deseo de encajar y no sobresalir por encima de su grupo de iguales.

Una buena autoestima puede ser un elemento clave para que las opiniones ajenas no tengan un impacto tan alto en el adolescente. Es importante, en este sentido, reforzar mucho a nuestros hijos reconociendo su valía.

Interésate por sus gustos en el vestir

En lugar de criticar o ridiculizar la forma de vestir de tu hijo, interésate por ella, averigua por qué le gusta vestir así y habla abiertamente con tu adolescente sobre sus gustos: "¿están de moda esos pantalones que llevas?", "¿a qué se debe tu cambio radical de look?", "si quieres teñirte el pelo, ¿te parece si buscamos juntos opciones de tintes que no dañen tu cabello?"...

Expresa abiertamente los tuyos

adolescentes

Si la forma de vestir de tu hijo no te gusta o te incomoda, te animamos a hablarlo directamente con él/ella de forma cercana y abierta, pero sin criticar sus gustos, juzgarlo ni humillarlo.

Esto le permitirá a tu hijo entender los motivos por los que no te sientes cómodo cuando viste así, y os dará la oportunidad de poner sobre la mesa vuestras emociones y sentimientos, resolver dudas y expresaros en un clima de confianza mutua.

Ayuda a tu hijo a conocerse a sí mismo

El autoconocimiento es otro elemento clave para hacer lo que realmente deseamos hacer y no actuar influenciados por los demás.

Si ayudamos a nuestro hijo a conocerse mejor a sí mismo, le estaremos ayudando a explorar sus gustos, conocer mejor su cuerpo y saber con qué prendas de ropa se siente cómodo e identificado, y con cuáles no.

Si tras este ejercicio de autoconocimiento nuestro hijo llega a la conclusión de que viste como realmente le gusta vestir, debemos respetar sus gustos y su decisión, asumir que ya no es un niño y no querer cambiar este aspecto tan importante de su forma de ser.

Estableced normas y límites razonables

Pero el hecho de aceptar los gustos de nuestro hijo a la hora de vestir no significa que pueda vestir siempre como quiera si esto afecta a la convivencia en sociedad, el tipo de vestimenta no se corresponde con su edad o va en contra de determinadas normas.

Podemos explicar a nuestro hijo que a los adultos nos sucede exactamente lo mismo en nuestro día a día, y que por ejemplo en muchos puestos de trabajo se nos exige vestir de una determinada forma o debemos cumplir con una etiqueta en ciertos eventos sociales

Así pues, y siempre desde el respeto y la no imposición, padres e hijos debemos consensuar aquellos límites con respecto a la vestimenta que creamos que es necesario cumplir, establecer acuerdos y comprometernos a acometerlos. En este ejercicio de consenso y negociación, el respeto y la escucha son fundamentales.

Foto de portada | Pexels

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