¿Por qué antes del año tu bebé debería ir dejando los purés?

¿Por qué antes del año tu bebé debería ir dejando los purés?
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La leche materna (o fórmula de inicio en aquellas mamás que no puedan o no quieran dar el pecho) cubre todas las necesidades nutricionales del recién nacido y de los bebés hasta los seis meses de vida. A partir de entonces, comienza el periodo de la alimentación complementaria, en el cual vamos introduciendo alimentos diferentes de la leche que la complementan, como su nombre indica. Alrededor del año los niños son ya capaces de comer, salvo contadas excepciones, los mismos alimentos que el resto de la familia.

Desde hace años, en los países desarrollados se ha comenzado esa alimentación complementaria con alimentos triturados (purés). Sin embargo, cada vez más familias evitan esta fase de purés y ofrecen desde el inicio alimentos sólidos; este método se conoce con el nombre de Baby-Led-Weaning (traducido al español “destete guiado por el bebé” o "aprende a comer solo"). Pero, ¿es un método mejor que otro? ¿Cuáles son las desventajas de la alimentación con triturados? En el caso de dar purés, ¿cuándo es el momento de retirarlos?

Diferencias entre alimentación con triturados y alimentación mediante Baby-Led- Weaning

Vamos a resumir brevemente las características de cada uno de los métodos y a analizar sus diferencias. El primer método es de sobra conocido: se ofrecen alimentos triturados en forma de puré de verduras con carne, pescado, huevo… y de papilla de frutas. Es el adulto el que se lo da al bebé con una cuchara.

El segundo método, conocido como Baby Led Weaning, da el protagonismo al bebé. Se ofrecen diferentes alimentos, preparados de acuerdo a las habilidades del bebé (al principio en forma de bastones, por ejemplo, más adelante pueden ser en pequeños trozos y cuando sean más mayores podrán hacerlo con cubiertos) y es el bebé el que decide qué come, lo coge y se lo lleva a la boca. Puede ofrecerse también puré, pero será el bebé el que deba cogerlo y llevárselo a la boca, algo que difícilmente pueden hacer a los seis meses.

Este segundo método parece respetar más las señales de hambre y saciedad del bebé; además, los bebés aprenden a identificar los sabores de los alimentos por separado. Esto puede resultar en hábitos nutricionales más saludables y un menor riesgo de obesidad. Sin embargo, hay muy pocos datos por lo que no es posible sacar aún estas conclusiones.

Requisitos para comenzar la alimentación complementaria

pures-blw

El momento de ofrecer alimentos diferentes a la leche ha ido variando a lo largo de los años. Actualmente se recomienda mantener lactancia materna exclusiva hasta los seis meses, pues se ha objetivado que cubre las necesidades hasta esa edad y se mantienen sus múltiples beneficios. En el caso de los bebés alimentados con fórmula no está tan claro, pero parece razonable esperar también hasta, aproximadamente, los seis meses.

Para iniciar la alimentación complementaria, necesitamos que los bebés estén preparados:

  • A partir de los cuatro meses el aparato gastrointestinal y los riñones son capaces de manejar alimentos diferentes de la leche.
  • Respecto al desarrollo neurológico, las habilidades necesarias para tragar puré de una cuchara suelen obtenerse en torno a los 4-6 meses. Es importante para esto que haya desaparecido el reflejo de extrusión (un reflejo que tienen los bebés por el cual empujan con la lengua hacia fuera aquello que sea diferente del pezón o la tetina).
  • Por último, las habilidades para manejar comida semisólida y/o alimentarse solo suelen aparecer algo más tarde. En concreto, para poder comenzar el BLW hay unos requisitos muy bien establecidos:

    • Ser capaz de mantenerse sentado solo
    • Tener más de seis meses
    • Haber perdido el reflejo de extrusión
    • Tener interés por la comida
    • Ser capaz de coger alimentos y llevárselos a la boca
    • No se recomienda en niños con problemas neurológicos o motores y debe individualizarse en el caso de los prematuros

¿Es un método mejor que otro?

Por el momento, no podemos afirmar que uno sea superior a otro. La Asociación Española de Pediatría ha incluido en su última guía sobre alimentación complementaria el método BLW como una alternativa válida a los purés y deja en manos de las familias que, una vez informadas, elijan uno u otro método en función de sus preferencias y contextos.

A partir del año, el bebé ya puede consumir el mismo tipo de alimentos que el resto de la familia, evitando los que pueden suponer un riesgo de atragantamiento y algunos alimentos puntuales.

Purés sí, pero ¿hasta cuándo?

Como hemos comentado, tanto los triturados como el método BLW (siempre que se cumplan los requisitos) son adecuados para comenzar la alimentación complementaria. Sin embargo, en el caso de los purés, debemos saber que hay que hacer una transición progresiva hacia los sólidos, aumentando progresivamente la consistencia de los alimentos, con texturas más grumosas, semisólidos y finalmente sólidos.

Parece que hay un periodo sensible para la aceptación tanto de sabores como de texturas, que estaría entre el 6º y el 10º mes de vida. Por ello, se recomienda no retrasar la introducción de alimentos grumosos y semisólidos más allá de los 10 meses de vida. La Asociación Española de Pediatría, de hecho, recomienda no hacerlo más allá de los 8 o 9 meses; y la OMS recomienda que las comidas grumosas se introduzcan entre los 6 y los 9 meses de edad.

A partir del año, los niños ya pueden consumir el mismo tipo de alimentos que el resto de la familia, evitando tan sólo aquellos que puedan suponer un riesgo de atragantamiento (como frutos secos) o los pescados que tienen alto contenido en mercurio (pez espada, tiburón, lucio y atún rojo).

¿Cuáles son los riesgos de ofrecer tarde los alimentos sólidos?

La introducción tardía (más allá de los 9-10 meses de edad) de alimentos grumosos y semisólidos se ha relacionado con problemas a corto y largo plazo.

Se ha visto que los niños que sólo toman purés durante su primer año de vida tienen dificultades para aceptar los sólidos y tienen dificultades para masticar. Además, ofrecer sólo triturados hace que el bebé no sea capaz de identificar los sabores de los alimentos por separado, pues en los purés se mezclan los diferentes sabores.

Un estudio analizó en 2001 las diferencias existentes a los 15 meses entre niños a los que se les habían introducido alimentos grumosos y semisólidos antes y después de los 9 meses. Se vio que aquellos con introducción tardía tenían, a los 15 meses, dificultades para ser alimentados, comían con menor frecuencia los mismos alimentos que el resto de la familia y eran muy selectivos con la comida.

Más tarde, en 2009, otro estudio analizó los efectos de mantener la alimentación exclusivamente con purés más allá de los 9 meses. Se vio, que a los 7 años, estos niños consumían porciones más pequeñas y menos tipos de fruta y de verdura. Además, eran muy selectivos comiendo y comían a menudo cantidades insuficientes de comida.

Como conclusión, a día de hoy no hay evidencia para afirmar que ofrecer la alimentación complementaria con sólidos desde los seis meses sea superior a iniciarla con triturados y cada familia debe elegir el método que mejor se adapte a ellos tras haber recibido toda la información.

Sin embargo, debemos tener en cuenta que debe hacerse una pronta transición de triturados a sólidos, pasando de los triturados a alimentos más grumosos, semisólidos y posteriormente sólidos. El ofrecer alimentos grumosos y semisólidos no debe retrasarse más allá de los 9-10 meses de edad. Hacerlo más tarde, puede suponer problemas en la alimentación el niño tanto a corto como a largo plazo.

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