Los frutos secos en la alimentación infantil: cómo y cuándo ofrecerlos

Los frutos secos en la alimentación infantil: cómo y cuándo ofrecerlos
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La mayoría de las personas sabemos que los frutos secos son uno de los alimentos más beneficiosos, pues contienen un gran valor energético y son ricos en grasas saludables. Sin embargo, cuando hablamos de introducirlos en alimentación de bebés y niños, debemos tomar ciertas precauciones.

Te contamos todo lo que debes saber acerca de los frutos secos en la alimentación infantil: desde su valor y aporte nutricional, hasta las medidas de precaución y las recomendaciones de cuándo y cómo ofrecerlos.

Los frutos secos

Los frutos secos son aquellos frutos en cuya composición hay menos de la mitad de agua, y que se encuentran clasificados dentro de las proteínas, uno de los siete grupos alimenticios que no puede faltar en la dieta de los niños. Entre ellos encontramos la avellana, las castañas, las almendras, las nueces, las semillas de girasol, lino y calabaza, así como los piñones, anarcados, pistachos y cacahuetes.

Se caracterizan por tener un gran valor energético, ser ricos en grasas (entre ellas, los esenciales ácido linolénico y el linoleico), así como en proteínas y oligoelementos, y vitaminas y minerales variados, como el calcio.

Los ácidos grasos aportados por los frutos secos resultan vitales para la formación de las membranas celulares, particularmente de las células nerviosas, que en los niños están en pleno crecimiento y desarrollo. Además estos alimentos no contienen colesterol, y la fibra contribuye al tránsito intestinal adecuado.

Es importante tener en cuenta que parte de las vitaminas de los frutos secos se destruye durante el proceso de tostado, por lo que es conveniente tomar estos alimentos del modo más natural y fresco posible, y así obtener todos sus beneficios.

Cuándo y cómo ofrecerlos a bebés y niños

Frutos Secos Nueces Almendras Pistachos

A pesar de que los frutos secos son alimentos muy completos desde el punto de vista nutritivo, debemos seguir ciertas precauciones al momento de incorporarlos a la dieta infantil pues son alimentos duros y pequeños con gran peligrosidad para los niños.

Por un lado, los frutos secos son la principal causa de atragantamiento en niños de entre uno y cuatro años, según la SEPAR (Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica). Esto se debe en gran parte a que los niños pequeños no tienen aún molares que permitan una buena masticación, sumado a la falta de coordinación entre la deglución y el cierre de la glotis.

La Asociación Española de Pediatría recomienda no ofrecer frutos secos enteros, no molidos, antes de los 5-6 años por el riesgo de asfixia. Sin embargo, los beneficios nutricionales de los frutos secos son muy adecuados para los niños, por lo que antes de esa edad, se pueden ofrecer molidos a partir de los seis meses.

Por otro lado, es importante destacar que los frutos secos son alimentos alergénicos. De hecho, la alergia a los frutos secos es una de las siete alergias alimentarias más comunes en bebés y niños, y los que dan alergia con mayor frecuencia son los cacahuetes, las nueces, las almendras y las avellanas, principalmente porque son los que más se consumen.

Algunos síntomas de alergia a los frutos secos incluyen:

  • Urticaria en todo el cuerpo
  • Hormigueo en la lengua
  • Inflamación en la garganta y lengua
  • Conjuntivitis y/o rinitis
  • Problemas respiratorios
  • Síntomas digestivos con vómitos y diarreas
  • Anafilaxia

Algunos primeros síntomas de alerta que ayudan a identificar la alergia a los frutos secos puede ser el goteo nasal, la urticaria por todo el cuerpo, el hormigueo en la lengua o la sensación de opresión en la garganta. Si los síntomas empeoran, se ha de acudir inmediatamente a un especialista para evitar consecuencias graves.

La alergia a los frutos secos suele aparecer en niños mayores, y después de los 3 o 4 años de edad es una de las alergias alimentarias más frecuentes. Cuando se tiene alergia a los frutos secos es sumamente importante revisar las etiquetas de los alimentos, pues muchos pueden contener trozos o ser alguno de los ingredientes que no se observe a simple vista.

Muchas familias optan por introducir tardíamente los frutos secos en la dieta de los niños, creyendo que de este modo ayudarán a prevenir la aparición de alergias. Sin embargo, los expertos advierten de que retrasar la introducción de un alimento no solo no previene la aparición de alergias, sino que puede ser contraproducente.

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