Trece preguntas incómodas de los niños que nos dejan fuera de juego, y cómo responder a ellas

Trece preguntas incómodas de los niños que nos dejan fuera de juego, y cómo responder a ellas
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¿De dónde vienen los niños? ¿Qué es el sexo? ¿Qué significa estar enamorado? Tal vez tus hijos te hayan hecho, en alguna ocasión, alguna de estas preguntas. Pero, ¿qué deben saber los niños a según qué edad?

Sabemos que ellos son una fuente insaciable de curiosidad, y seguro que en algún momento de la vida nos sorprenden con preguntas que no esperábamos, y que pueden chocarnos o dejarnos fuera de juego. Recuerda que está genial que los niños hagan preguntas.

Sin embargo, como padres, hemos de poder darles una respuesta (adaptada a su edad, pero sin mentirles), porque si no la tienen, ellos completan la información que les falta con la imaginación (y a veces esto puede generarles aún más confusión o alimentar su fantasía). Y a veces no sabemos qué contestar, y también es normal. Descubre cómo podemos responderles.

Trece preguntas incómodas o sorpresivas que hacen los niños

Hay muchas preguntas "incómodas", chocantes o hasta imprevisibles que nos hacen los niños, por diferentes razones; desde la curiosidad, porque han escuchado sobre el tema y tienen dudas, porque les preocupa...

No todas estas preguntas son incómodas, pero sí pueden generarnos dudas a la hora de responder o sorprendernos. Y aunque cada caso es especial y dependerá de la edad del niño nuestra respuesta, vamos a ver a través de una pincelada cómo podemos afrontar estas preguntas frecuentes:

Es importante no recurrir a historias del tipo "los niños vienen de París", o "de la cigüeña", sino ser sinceros. En función de la edad responderemos una cosa u otra, pero algunas ideas, por ejemplo en niños pequeños: "Cuando papá y mamá (o dos personas) se quieren mucho, se produce una unión de dos células que crece en la barriga de mamá hasta convertirse en un bebé".

Si son pequeñitos, quizás la palabra "célula" es difícil de comprender, por lo que podríamos considerar sustituirla temporalmente por la clásica "semillita" para que le resulte más fácil entender. Y en niños más mayores: "cuando dos personas tienen relaciones íntimas dan lugar a vida..."

En el tema de la muerte especialmente evitemos mentirles, decirles según qué frases u ocultarles información. No debemos maquillar la realidad (no es cierto que ocultándoles información les protejamos, sino todo lo contrario).

Aquí es muy importante saber, en función de la edad del niño, cómo entienden la muerte, para adaptar la respuesta. Podemos decirles que la muerte es algo natural, que todos moriremos pero dentro de muchos muchos años (que claro que hay accidentes y enfermedades pero que ahora no tienen por qué pensar en ellas, ni tienen por qué suceder), y por lo tanto que no tienen por qué preocuparse ahora.

Explicarles también (según la edad) que la muerte es irreversible, y cuando alguien muere, es importante que puedan participar en los rituales y normalizar hablar de ello (que no se convierta en tabú).

Un ejemplo de cómo podemos explicar las guerras de forma simple es: "las guerras se producen cuando dos o más países no están de acuerdo con algunas cosas, o cuando no se entienden; entonces hay conflictos".

También es importante transmitir esperanza: "Pero las guerras acaban terminando, porque hay personas muy buenas que están intentando hacer que se acaben y que los países vuelvan a estar de acuerdo/a ser amigos".

  • ¿Por qué [X amiga] tiene dos papás/dos mamás?

Aquí debemos explicarles que existen diferentes modelos de familia, no solo uno, y que por eso hay niños con dos papás y/o dos mamás. Lo importante es que entiendan la diversidad como algo positivo y que, aunque genere en ellos curiosidad o sorpresa, debe ser siempre respetado.

Como en todos los casos, aquí la respuesta dependerá mucho de la edad del niño. Podemos decirle que el sexo son relaciones íntimas que tienen las personas que se quieren o que desean darse placer mutuamente, a través de abrazos, caricias... Si son pequeños no hace falta dar muchos detalles, pero sí normalizar.

Aquí es importante, primero averiguar por qué quiere otro hermanito, escucharle, y no ocultarle ninguna situación, ni darle falsas esperanzas. Explicarle si existe la posibilidad de tenerlo o no, y por qué (siempre adaptando nuestra explicación a su edad).

Una posible respuesta a esta pregunta (insistimos, que deberemos adaptar a la edad del niño), sería: "nos enamoramos cuando alguien nos gusta mucho, y queremos estar cerca de esa persona, cuidarla, pasar tiempo juntos... no podemos dejar de pensar en esa persona...". Podemos añadir que, todos, en algún momento de la vida, seguramente nos enamoraremos, y que es algo bien natural.

  • ¿Por qué [X amigo] tiene más juguetes que yo?

Los niños se comparan entre ellos, y sienten celos por ejemplo cuando ven en el otro algo que ellos no tienen (algo también normal). Pero también debemos educarles en ello.

Posibles respuestas a esta pregunta; "Cada familia es diferente, hay niños que tienen más juguetes y otros que tienen otras cosas, y no pasa nada", "no tenemos que tener todos lo mismo". En este caso, podemos devolverles la pregunta con alguna reflexión (en tono reflexivo, no como un reproche): "¿tú crees que no tienes suficientes juguetes?", o "lo importante es que puedas jugar".

En un artículo anterior hablamos sobre cuándo y cómo tener con tus hijos la charla sobre Papá Noel y los Reyes Magos, con pautas muy útiles para abordar esta conversación. Este sería de los pocos casos excepcionales en los que podemos ocultarles "la verdad" (pero, con el objetivo de seguir alimentando la ilusión); en este caso, la edad del niño y lo que sepa serán factores fundamentales a la hora de decidir. Y si decidimos contarles "la verdad", les explicaremos el motivo de haber alimentado su fantasía.

  • ¿Por qué no compras más dinero?

Cuando son pequeños los niños pueden tener la fantasía de que el dinero se genera a través de una máquina mágica que no se detiene, y por lo tanto, que es inagotable.

Aquí les explicaremos que la economía es compleja, que el dinero no es tan fácil de fabricar, que hay unas leyes que regulan cuánto dinero se genera y que esto depende también del dinero que se gana. Y sobre todo, que "el dinero no se puede comprar", sino que se gana trabajando.

  • ¿Qué son las drogas?

Algunas ideas para abordar este tema: "Las drogas son sustancias químicas que alteran las funciones del cuerpo", "son sustancias que cambian nuestra forma de pensar y de actuar"...

Debemos transmitirles la idea de que las drogas son nocivas para el cuerpo y la mente (sin meterles miedo pero siendo contundentes con sus efectos y peligrosidad), y sobre todo que no las necesitan para pasarlo bien (en la adolescencia). También podemos explicarles que hay diferentes tipos de drogas (alcohol, tabaco, drogas sintéticas...) y sus efectos.

Para esta pregunta podemos ayudarnos de cuentos, vídeos y recursos varios para explicarles por qué cambia su cuerpo (por ejemplo, en la adolescencia). "Tu cuerpo cambia porque estás creciendo, te haces mayor, y lo que experimentarás es XXX...", "todos cambiamos", "entiendo que esto te puede preocupar" (validemos la emoción siempre), etc. Mostrémonos siempre abiertos y disponibles; "Si tienes dudas, pregúntame lo que quieras".

Cómo responder a las preguntas incómodas o complejas de los niños: diez claves

Responder a preguntas incómodas o complejas sobre temas como la muerte, la guerra y el sexo a los niños no siempre es fácil, pero es esencial abordar estos temas de manera honesta y apropiada para su edad. Aquí te damos algunas pautas más genéricas a la hora de responder:

1. Escucha antes de responder

Escucha atentamente la pregunta de tu hijo y asegúrate de comprender lo que realmente está preguntando. A veces, pueden estar buscando una explicación simple, mientras que otras veces pueden estar buscando más detalles.

¿Qué crees que busca ahora? Adapta tu respuesta en función de su necesidad, y si tienes dudas, pregúntale directamente qué quiere saber (o hasta qué punto).

2. Utiliza un lenguaje sencillo y adáptate a su edad

Adapta tu respuesta al nivel de desarrollo y edad del niño. Usa un lenguaje claro y sencillo que puedan entender. No maquilles la realidad o les mientas, y sobre todo, evita usar términos técnicos o complejos que puedan confundirlos o que puedan no entender.

3. Responde con espontaneidad o aborda el tema en otro momento

La naturalidad es clave aquí. Usémosla, e igual que ellos nos preguntan con desparpajo y espontaneidad, respondamos igual. Por otro lado, lo que ocurre muchas veces, no es tanto que la pregunta sea "incómoda" o "rara", sino que nos pilla desprevenidos.

Por ello, si la pregunta en cuestión te ha pillado fuera de juego, también puedes decirle a tu hijo que lo habláis por la noche (o en otro momento concreto), para así tener un poco de margen a la hora de pensar bien en la respuesta.

4. Proporciona contexto

Otra clave que te servirá es contextualizar la respuesta en función de la edad y las experiencias del niño. Por ejemplo, puedes decir que el sexo es algo que las personas adultas hacen cuando se quieren y/o desean formar una familia, evitando detalles explícitos.

Para proporcionar contexto, deberemos saber antes qué sabe nuestro hijo sobre el tema, y por ello podemos preguntarle: "¿qué has escuchado tú sobre esto?", por ejemplo.

5. Sé honesto pero positivo

Es importante ser honesto en tus respuestas, pero también intenta enfocar la conversación de una manera que no cause temor o angustia innecesaria. Por ejemplo, puedes decir que la muerte es una parte natural de la vida o que la guerra es algo que ocurre cuando las personas no pueden resolver sus problemas de manera pacífica.

6. Aborda sus preocupaciones

Indaga, pregúntales si tienen alguna preocupación o miedo relacionado con el tema. Escuchar sus inquietudes y tranquilizarlos es fundamental para ayudarlos a procesar la información y a entender mejor. A veces simplemente quieren una respuesta que les permita estar tranquilos, otras, saciar su curiosidad... deberemos averiguarlo y adaptar nuestra respuesta, indagando cuando sea necesario.

7. Mantente abierto a más preguntas

Anima a tu hijo a hacer más preguntas si lo desea y muéstrate dispuesto a ayudarle a entender mejor el tema. Esto fomenta la comunicación abierta, potencia la confianza que tiene en ti y facilita que siga preguntando si lo necesita.

8. Establece límites cuando sea necesario

Los niños son muy curiosos y quieren saber todo, pero en algunos casos, puede ser necesario establecer límites en cuanto a la cantidad de detalles que proporcionamos o a la profundidad de la conversación (muchas veces son pequeños para saber según qué cosas). Así, estos límites pueden depender de la edad del niño, pero también de las propias creencias y valores.

"Esto te lo contaré cuando seas un poco mayor, pero te adelanto que..." (y contar algo que pueda entender, para que no se quede con la duda o angustiado).

9. Pide ayuda a un profesional

Si hay ciertos temas sobre los que tu hijo pregunta de forma recurrente, valora la opción de pedir ayuda profesional de un psicólogo infantil u otro profesional del sector para que te oriente sobre cómo abordar ciertos temas (o incluso, para indagar por qué pregunta tanto sobre esto; por ejemplo, por tener miedo a la muerte).

10. Consulta recursos apropiados

Finalmente, si te sientes inseguro o no estás seguro de cómo abordar un tema en particular, considera buscar recursos apropiados, como libros, cuentos o páginas web diseñadas para niños como un complemento para facilitarles la información (por ejemplo, haciéndosela más visual). Además, este tipo de recursos pueden ofrecer información adicional de manera educativa y apropiada.

Foto | Portada Yan Krukov en Pexels


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