¿Confundes los nombres de tus hijos? A todos nos pasa, y hay una explicación científica

¿Confundes los nombres de tus hijos? A todos nos pasa, y hay una explicación científica
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Creo que no hay padre en la tierra con más de un hijo que no los haya llamado alguna vez por el nombre de su hermano. Hasta hay quienes mencionan a toda la prole antes de dar con el nombre adecuado. Recuerdo a mi suegro, con 9 hijos, pasar lista a todos hasta acertar con el hijo al que llamaba. Y será hereditario, porque el padre de mis tres hijas casi nunca acierta a la primera. ¿Te pasa a menudo? ¿Confundes con frecuencia los nombres de tus hijos? Tranquilos, es normal, y tiene una explicación científica.

Según los expertos, esta confusión se debe a un fallo cognitivo que hace que nuestro cerebro almacene los nombres de nuestros seres queridos por categorías o grupo social. Si fuese un ordenador, se crearían carpetas de "seres queridos" que englobarían familia, hijos, parejas, amigos, e incluso mascotas.

Hermanos-nombres

El estudio, publicado en la revista Memory and Cognition, destaca que esta confusión entre nombres, o mezcla de ellos, ocurre entre aquellos que están categorizados dentro del mismo grupo social para quien los pronuncia.

De esta manera, es normal que una madre confunda los nombres de sus hijos de forma inconsciente, o que en un grupo de amigos se confundan o mezclen los nombres de unos y otros, siempre y cuando estos nombres pertenezcan a personas que en nuestro inconsciente se encuentran en la misma categoría de relación personal.

“Confundir los nombres es un error cognitivo que cometemos, lo que revela algo sobre quienes consideramos como parte de nuestro grupo”, explicó David Rubin, profesor de psicología y neurociencias del Duke University y co-autor de la investigación.

Las personas que tienden a confundirse con los nombres, generalmente siguen ciertos patrones. Cuando alguien llama a otra persona por el nombre equivocado, lo hace reemplazando el nombre por el de alguien que es parte del mismo grupo social.

Contrario a lo que pueda creerse, nada tiene que ver la apariencia física entre hermanos. Los investigadores encontraron que esta no resultó un factor determinante respecto al fenómeno de confundir los nombres.

La explicación nos consuela, puesto que en nada es achacable a la edad. No somos los primeros ni seremos los últimos padres en confundir los nombres de nuestros hijos. Para desesperación de nuestros hijos y nietos, seguirá sucediendo.

Vía | Memory and Cognition

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