23 cosas que hacíamos cuando éramos pequeños y que ahora ya no hacemos
Ser Padres

23 cosas que hacíamos cuando éramos pequeños y que ahora ya no hacemos

Algunas porque ya “estamos mayores” y otras porque “nos sentimos mayores” hemos dejado de hacer muchas cosas que hacíamos cuando éramos niños y que nos divertían muchísimo, que eran lo lógico, lo normal y lo que había que hacer si uno se tenía un mínimo de aprecio y quería que los amigos o las amigas también se lo tuvieran ¡claro!

Me he puesto a buscar en mi memoria y he encontrado nada menos que 23 “cosas” que hacíamos cuando éramos pequeños y que ahora ya no hacemos al menos.. la mayoría, algunas nos resistimos a dejar de hacerlas.

No, todas no las he hecho yo pero he visto que a mi alrededor se hacían con demasiada alegría y no, la verdad es que si os soy sincera… no, no he conseguido dejar de hacerlas todas y espero que vosotros tampoco.

Relacionadas con la comida

Morder el cucurucho de helado por la parte de abajo (1) prácticamente según te lo comprabas para comértelo por los dos lados. Y claro, viendo lo que cuesta sacar las manchas de chocolate ya no lo hacemos ¿verdad?

“Rebañar” el plato con pan (2), con mucho pan, hasta que estaba prácticamente como cuando lo acabábamos de sacar del armario, siempre si lo que había para comer tenía alguna de esas salsas que nos hacían chuparnos los dedos. Bueno y eso también, chuparnos los dedos cuando algo estaba muy, muy rico (3) y nos lo habíamos podido comer con las manos… uno de los grandes placeres a la hora de comer sobre todo cuando eres un niño: comer con las manos (4) y sí, otra de las cosas que se supone que dejas de hacer cuando eres mayor aunque no del todo o al menos no cuando estás en casita tranquilamente.

¿Quién no se ha comido el cacao en polvo a cucharadas (5) cuando era un niño? El récord mundial está en tres cucharadas, a la tercera la tos es inevitable y poner la cocina perdida… también lo es. Quizás por eso hemos dejado de hacerlo, porque ahora nos toca a nosotros limpiar el desaguisado. Y puestos a comer chocolate con una cuchara ¿no eráis de los que de vez en cuando le hacías una visita al bote de la crema de chocolate para meter la cuchara (6) disimuladamente, así como sin querer? Y no, claro… esta es otra de esas cosas que ya no hacemos… nunca… bueno, casi nunca ¿verdad?

La creatividad ante un plato cuando se es niño está infravalorada, cuando ya se es mayor se llama “desestructurar” los conceptos gastronómicos pero ese bocadillo de lentejas con el pico de la barra de pan (7) que nos hacíamos, ese le inventamos nosotros, los niños de hace unos cuantos años, aunque hayamos dejado de hacerlo. ¡Qué rico estaba, por cierto!

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A la hora de jugar

Sí, aquí creo que nos estamos perdiendo demasiadas cosas chulas que lo mismo habría que plantearse recuperar. Quizás no todas, seamos sensatos pero algunas habría que tomarse más en serio volver a hacerlas..

Por ejemplo yo ya no me veo trepando a los árboles para jugar (8) aunque es una de las cosas más divertidas que podíamos hacer cuando éramos niños, eso es cierto, los olivos eran los mejores ¡sin duda! Tirarnos al suelo para jugar (9), para echar unas chapas o unas canicas en el barro o simplemente en la tierra pues tampoco pero tirarnos en el suelo del salón de casa para jugar con nuestros hijos eso lo seguimos haciendo de vez en cuando. Es verdad que no nos levantamos con la misma agilidad de antes pero bueno… seguimos divirtiéndonos con ellos y como hacíamos cuando éramos como ellos.

Jugar a la “goma” (10) ¿os acordáis?¿y qué tal andáis de agilidad? Es otra de las actividades que la mayoría hemos dejado con esto de crecer, casi más que saltar a la comba (11), que eso de vez en cuando y en grupo y con amigos a veces aún seguimos practicándolo… vale, muy de vez en cuando.

Casi como jugar a la Rayuela en la calle (12), en ocasiones especiales sí pero, son las menos ¿verdad? pero ya lo de jugar a “Churro y media manga” (13) no, eso definitivamente lo hemos dejado por razones de salud propia y ajena… ¡qué a determinadas edades los excesos pueden ser peligrosos!

Algo que nos encantaba y que a veces volvemos a hacer con la excusa de que lo hacemos con ellos es lo de cruzar los charcos con las botas de agua (14) e incluso a veces saltar, flojito para no salpicarnos la ropa pero saltar ¡sigue siendo igual de divertido que antes! Porque jugábamos en la calle (15) mucho tiempo, cada día y ya no sólo no lo hacemos nosotros que sería lo más normal, es que tristemente tampoco lo hacen nuestros hijos aunque de eso, hablamos otro día mejor.

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Y además

Cuando estábamos en casa, muchas veces antes de dormir, escribíamos un diario (16) algunas desde muy pequeñas, otros ya algo más mayores en esa franja estrecha que hay entre la infancia y la adolescencia, pero es raro que de adultos sigamos con esa terapéutica costumbre ¿verdad? Y preguntarlo todo (17), lo que nos hacía dudar, las propias explicaciones, lo que acabábamos de conocer, lo que pasaba a nuestro alrededor y lo que oíamos que pasaba a varios miles de kilómetros. Preguntarlo todo, siempre, con la curiosidad insaciable de la infancia.

A veces de puro agotamiento nos dormíamos en cualquier sitio, de cualquier modo y a cualquier hora (18) y obviamente después, cuando despertábamos no nos dolía ni un músculo ni un hueso ni nada de nada ¡igualito que ahora que somos un poco más mayores!

Nos daba sueño, pues nos dormíamos, no había más que decir, aunque también es verdad que si nos decían que teníamos que ir a la cama, a acostarse, a dormir… entonces no, tratábamos de retrasar la hora de acostarnos (19) todo lo que nuestros padres nos lo permitieran, negociar, insistir, aunque nos estuviéramos casi quedando dormidos en la silla. Lo de ir a la cama, así en general, no nos gustaba cuando éramos niños.

Y lo de ponernos el abrigo para salir a la calle tampoco, lo normal es que nos apeteciera muchísimo más salir siempre a la calle sin abrigo (20) aunque fuera el mes de enero, el termostato infantil mide los grados de otra forma o sino, preguntádselo a vuestros hijos ahora. ¿Son de ponerse el abrigo sin que nadie se lo diga? Ya que vamos a salir, cuando somos pequeños, nos ponemos colonia como si no hubiera un mañana (21) nos encantaba coger el frasco y empezar a echarnos colonia casi sin saber qué se iba a acabar antes si el frasco o alguna parte seca de nuestra ropa.

Antes de salir de casa, también nos solían animar nuestras madres a ir al baño porque sino era matemático, en cuanto empezábamos a “bailar” era que teníamos unas ganas sobrehumanas de hacer pis (22) y no podíamos hacerlo por algún motivo. Ahora ya al menos, no “bailamos” cuando tenemos esas mismas ganas ¿no?

Y por último… lo más escatológico…. Sí, era inevitable hablar de mocos y de su sabor (23) que claro tu que estás leyendo y yo que escribo no los hemos probado jamás pero teníamos a algún compañero que se los zampaba a veces sin ningún pudor delante de quien fuera y eso gracias a la madurez de los años, ya no lo hace o al menos ya no le vemos como cuando íbamos al colegio.

Es sólo una pequeña lista de esas acciones, actividades, reacciones, costumbres o hábitos que teníamos de pequeños, esos que hemos decidido ir dejando poco a poco según nos hemos ido haciendo adultos o esos que hemos preferido mantener porque nos recuerdan que el niño que fuimos, sigue viviendo con nosotros.

Fotos | iStockphoto
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