Homeopatía para bebés: por qué no funciona

Homeopatía para bebés: por qué no funciona
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Hace cosa de un año vinieron al Centro de Atención Primaria en el que trabajo como enfermero un representante de los laboratorios Boiron, líder en fabricación de medicamentos homeopáticos, y una pediatra de atención primaria que nos explicó que llevaba un tiempo trabajando con homeopatía, diciendo nombres rarísimos con dosificaciones imposibles de memorizar y contándonos cómo gracias a la homeopatía una niña con múltiples bronquitis había dejado de padecerlas y otros casos que nos dejaron bastante perplejos.

El hecho de que una pediatra utilizara homeopatía nos hizo pensar que podía ser una buena opción, aunque confieso que era desconcertante saber que la homeopatía no tiene ningún efecto secundario y que un bebé o un niño podría tomarse un preparado entero sin intoxicarse. Desconcertante porque como profesionales sanitarios no lográbamos entender que algo curara sin ser tóxico si se tomaba en exceso y porque nos preguntábamos cómo es posible que una sustancia cure y no tenga efectos secundarios y que la medicina tradicional, llena de química, no adopte dicha sustancia o trabaje en base a los mismos sistemas de curación.

Pues bien, meses después quise conocer las respuestas a estas preguntas y después de investigar un poco y de buscar estudios científicos que apoyen a la homeopatía o que demuestren que funciona más allá del efecto placebo he llegado por fin a una conclusión que me apena: la homeopatía no funciona con los niños ni con los adultos y, de hecho, no funcionará jamás.

Me apena

Lo confieso, pese a las dudas salí de aquella sesión relativamente ilusionado con la homeopatía. Imaginad un montón de medicamentos sin efectos secundarios que curan un montón de cosas y que además parecen no tener detrás a las grandes compañías farmacéuticas que tantas cosas raras han hecho para obtener cuantiosos beneficios. Imaginad el bien que puede hacer algo así para la salud de todas las personas.

Suena precioso. Fabuloso. Pero es mentira. Cuando fui deshojando la margarita me quedé con un tallo chuchurrío que ni era bonito ni olía bien. Por eso me apenó saber la verdad, por eso me apené, porque la homeopatía no tiene más efecto que el de un placebo y no podrá utilizarse para curar a nadie, porque detrás hay otras multinacionales farmacéuticas que siguen otros intereses y, lo que es peor, la gente que la está utilizando con patologías graves está jugando seriamente con su salud, más todavía si el hecho de tomar estos remedios supone dejar de tomar los que se indican desde la medicina alopática (“paso de darle inhaladores a mi hijo con bronquitis… le daré homeopatía”).

Qué no es la homeopatía

Muchas personas creen que la homeopatía es una medicina alternativa que se basa en el poder curativo de los extractos de las plantas o las hierbas. De hecho se asocia mucho homeopatía con herboristería, quizás porque allí se pueden conseguir algunos remedios homeopáticos, haciendo que realmente la gente crea que está tomando infusiones de plantas o cosas similares.

La realidad es diferente, porque la ciencia que estudia las hierbas y las plantas para tratar o prevenir enfermedades no es la homeopatía, sino la fitoterapia, que en muchas ocasiones sí tiene efectos verdaderos y sí puede provocar efectos secundarios, porque de hecho muchos de los tratamientos de la medicina convencional proceden de principios activos que se hallan en las plantas.

Qué es la homeopatía

Una vez hemos dejado de lado las plantas y las hierbas es necesario definir entonces qué es la homeopatía.

La homeopatía fue inventada por Christian Friedrich Samuel Hahnemann (1775-1843), quien tras dejar la medicina en 1794, cansado porque decía que la medicina causaba más sufrimiento que beneficio al paciente, decidió utilizar nuevas técnicas para tratar a los enfermos.

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Hahnemann explicó que para curar una enfermedad había que centrarse en los síntomas y dijo que para tratar un síntoma era necesario buscar una sustancia que lo provocara y dársela al paciente en cantidades diminutas para activar al cuerpo y promover la resolución del síntoma y en consecuencia de la enfermedad (una vez se han tratado todos los síntomas).

Como a menos dosis de una sustancia los efectos secundarios de la misma eran menores, Hahnemann postuló que a menor cantidad de una sustancia, más rápida sería la curación (menos síntomas padecería el paciente).

Entonces, recapitulando, la homeopatía se basa en la utilización de una sustancia, que se conoce como “tintura madre”, diluida en agua. Cuanto más diluida esté, al ser menores los síntomas, mayor será el efecto (dicen).

Cómo se diluye una tintura madre

La tintura madre puede ser casi cualquier sustancia. Puede ser una hierba, el mismo café (que utilizando la lógica homeopática sirve para aquellas personas que no pueden dormir), caca de perro, cucarachas, humo de cigarro, caspa y cientos de sustancias más que luego se diluyen para conseguir el preparado homeopático.

Para hacer una dilución se coge 1 unidad de la tintura, por ejemplo 1 ml y se diluye en 99 unidades de agua, en este caso ml. De este modo se consigue una concentración 1:100, que se conoce como 1 CH (Centesimal de Hahnemann).

Esta concentración obtenida es, según las “leyes” homeopáticas, demasiado débil, poco curativa. Por eso hay que seguir diluyendo para que sea un mejor “medicamento”.

Entonces se coge 1 ml de la dilución 1 CH y se mezcla con 99 ml de agua otra vez, mezclándolo enérgicamente (acción que recibe el nombre de sucusión) para obtener un concentrado 1:10000, conocido como 2 CH.

En el mercado se pueden encontrar fácilmente productos homeopáticos con concentraciones 30 CH. Para que os hagáis una idea de la cantidad de agua que supone dicha dilución decir solamente que una disolución 30 CH es algo así como una molécula de un principio activo diluida en una cantidad de agua equivalente a una esfera de agua de 150 km de diámetro, que es la distancia entre la luna y el sol.

Según esto está claro que la probabilidad de tomarse una sola molécula de principio activo en un producto con concentración 30 CH es cero. De hecho, según el principio de Avogadro, a partir de 12 CH cualquier molécula está tan diluida que lo único que encontramos es agua.

¿Avogadro?

Amadeo Avogadro descubrió cómo averiguar cuántas moléculas de una sustancia determinada hay en una determinada cantidad de dicha sustancia según su peso molecular. Lo que conocemos comúnmente como “mol”. El número de Avogadro, redondeado, es 6,02 × 10^23.

Según esta ley (ya demostrada hasta la saciedad), cualquier preparado con una dilución 12 CH o mayor es agua, porque ya no queda ni una sola molécula de lo que se supone que te estás tomando.

La memoria del agua

Por si acaso a alguien se le ocurre pensar que tomándose algo muy diluido no va a curarse existe lo que se conoce como la memoria del agua.

Hahnemann explicó que el efecto curativo no se produce por la sustancia disuelta, sino porque de alguna manera, en el proceso de dilución y agitación la sustancia transmite al agua su espíritu curativo. Esto se conoce como la memoria del agua, que viene a decir que el agua recuerda la sustancia con la que ha estado en contacto y por eso cura.

¿Y las demás sustancias que entran en contacto con el agua?

Que levante la mano el que nunca se ha meado en el mar. ¿Nadie? Vale, ahora que levante la mano el que nunca ha tragado un poco de agua en el mar sin querer. ¿Nadie?

Pues eso, según la homeopatía, cuando alguien da un trago de agua del mar, debe de estar tomando orina humana en concentraciones muy bajas, por lo que debe tener un efecto potentísimo sobre nuestro cuerpo. Por no hablar de cuando te encuentras un trocito de caca de algún niño (o de algún adulto con pocos escrúpulos) que no ha podido aguantarse, o incluso del petróleo que vierten los barcos de tanto en cuanto.

Resumiendo

La homeopatía no puede tener efecto alguno porque las sustancias homeopáticas son agua con azúcar. De hecho existen remedios homeopáticos en pastillas, como si la memoria del agua se hubiera transmitido al concentrado de azúcar que compone la pastilla.

De todas maneras, como sé que hay mucha gente que explica que “a mí me funciona”, mañana hablaremos del efecto placebo, que es el efecto que tiene este tipo de productos: Homeopatía para bebés: por qué no funciona incluso cuando “a mi hijo le funciona” (I).

Fotos | Fotomontaje realizado con fotos de Boa-sorte&Careca y distillated, Caseywest en Flickt
En Bebés y más | ¿Confías en la homeopatía para las dolencias de tus hijos?, Publicación sobre homeopatía para niños

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