¿Cómo saber si mi bebé oye bien? Las primeras pruebas y señales de alerta

¿Cómo saber si mi bebé oye bien? Las primeras pruebas y señales de alerta
Sin comentarios

El oído es uno de los sentidos que están más desarrollados cuando nacemos. De hecho, el bebé ya reconoce la voz de su madre desde el útero materno. Al principio el oído percibe mejor los sonidos agudos que los graves. Pero... ¿cómo saber si su audición es buena?

Hace años la única pista que podía hacer sospechar que el bebé no oía bien era la nula respuesta ante ciertos sonidos o un retraso en el habla. Pero hoy en día, a la mayoría de los bebés ya se les realizan pruebas en la maternidad para detectar la hipoacusia.

Y es que la detección precoz es fundamental para establecer un tratamiento cuando antes. Si se trata antes de los dos años de vida, cuando la plasticidad neuronal del niño es mayor, dispondrá de una audición de características normales. Sin embargo, si un niño no oye bien tampoco va a aprender a hablar bien y esto influirá en todos los aspectos de su desarrollo.

Pruebas de audición en la maternidad

Se realizan en todas la maternidades públicas y en la mayoría de las privadas, al día siguiente de nacer el bebé. Son rápidas e indoloras. Forma parte de la iniciativa del 'Programa de Detección Precoz de Hipoacusia' de 2003, instaurado por el Ministerio de Sanidad en colaboración con las Comunidades Autónomas.

- Potenciales evocados. Es una prueba muy fiable. El otorrino estimula la vía auditiva del bebé y registra las ondas que emite. Si recoge ondas significa que el cerebro ha interpretado el sonido que entra por el oído. Por lo tanto, el recién nacido tiene audición.

- Otoemisores. Se coloca una sonda en el conducto auditivo externo que registra la emisión espontánea o provocada de estímulos sonidos. Si hay registro significa que el bebé oye, entre el 80 y el 90 por ciento de los casos. El otro tanto por ciento de duda se debe a ciertas excepciones, como por ejemplo una enfermedad llamada Neuropatía auditiva y que puede provocar que el bebé emita otoemisiones y que sin embargo no oiga.

Si no se detecta respuesta auditiva con ninguna de estas pruebas, el otorrino repetirá la de potenciales evocados, pero de forma más exhaustiva, para asegurarse de que el bebé responde o no a diferentes frecuencias e intensidades.

Señales de alerta en bebés:

Aunque las pruebas neonatales hayan salido negativas, conviene que los padres estén atentos a ciertas señales que podrían delatar una falta de audición:

  • Durante las primeras semanas de vida, el recién nacido debería despertarse y abrir mucho las manos ante sonidos fuertes, como la alarma de un despertador o una palmada.
  • A los dos meses girará la cabeza hacia un sonajero que hagamos sonar. Y a los 4 meses será él mismo quien agarre esos objetos para comprobar cómo suenan una y otra vez.
  • Entre los cuatro y los seis meses, podemos hacer sonar algún juguete que imite, por ejemplo, los sonidos de los animales. Si ríe, agita las manos o pone cara de sorpresa, es que oye bien. Él también disfrutará haciendo sonar los juguetes de cuna y de la silla y nunca se cansará de oírlos.
  • A partir de los seis meses, todo vale. Debemos comprobar que reconoce las melodías de las canciones populares como “Cinco lobito” y que mueve las manos cuando se las cantamos.

Disfrutará también haciendo sonar sus propios instrumentos musicales como le tambor o el piano. Pero no necesita mucha sofisticación: golpear una cuchara o una pequeña cacerola será para él una experiencia igual de gratificante. Si se ríe y quiere repetir, no hay problema.

  • De nueve meses a un año. Ya es capaz de escuchar sonidos más suaves, así que cuando le hablamos en voz baja, debe girarse hacia donde estamos. Además, debe reconocer su propio nombre y responder cuando le llaman.

Otros signos de alerta en niños:

  • El niño oye bien la mayor parte del tiempo, pero en otras ocasiones no responde.
  • Quiere subir el volumen de la televisión más que los demás miembros de la familia.
  • Dice: “¿qué?” con demasiada frecuencia.
  • El niño dirige uno de sus oídos hacia delante para escuchar o se queja de que solo puede oír con su oído bueno.
  • Baja su rendimiento escolar, o el profesor se da cuenta de que no escucha ni responde en clase como los demás niños.
  • El niño se queja de que no escucha.
  • Parece que el niño no presta atención. No podemos asumir sin más que el niño simplemente no está prestando atención, cuando podría tratarse de una pérdida de audición no diagnosticada.
  • Comienza a hablar a un volumen más alto que antes.
  • El niño nos mira con intensidad cuando hablamos, como si estuviera concentrado, lo que puede indicar que está pendiente de signos visuales para interpretar el habla.

Si los padres perciben que no responde a estos estímulos sonoros, es conveniente que consulten con un otorrino. Puede que se trate de algún problema auditivo parcial que se resuelve con un tratamiento adecuado.

La doctora Gracia Aranguez Moreno, Coordinadora OTL del Programa de Detección Precoz de Hipoacusia del Hospital Gregorio Marañón de Madrid, y nuestra asesora en el tema, asegura que “la sordera infantil se corrige en el 100 por cien de los casos si se trata al bebé antes de cumplir los dos años de edad. Su desarrollo y aprendizaje será igual que el de un niño normo-oyente”.


Temas
Comentarios cerrados
Inicio