La clave para nuestra humanidad no está en la genética, sino en la microbiología

La clave para nuestra humanidad no está en la genética, sino en la microbiología
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Las fantasías de perfeccionar a los seres humanos mediante la genética se han visto recientemente reavivadas con el anuncio del científico chino que afirma haber creado los primeros "bebés CRISPR", llamado así por la técnica utilizada para modificar el ADN de los embriones.

Mientras que están en juego importantes dilemas a nivel ético y normativo, los temores de que esta tecnología nos lleve a un mundo distópico como el descrito en la película "Gattaca son infundados. De hecho, si la película se volviera a hacer hoy, probablemente sería más bien una historia sobre el gobierno recetando el uso de probióticos y una alimentación saludable.

La eugenesia se basa en la idea de que la humanidad puede ser perfeccionada con la manipulación genética y a lo largo de la historia se han producido diferentes políticas eugenésicas que impusieron restricciones al matrimonio y a la inmigración, justificaron la esclavitud y las esterilizaciones forzadas e incluso nos llevaron al Holocausto.

Como médico investigador especializado en alergias empecé a interesarme por la eugenesia no en relación con el color de la piel de una persona, sino con las erupciones cutáneas. Los investigadores más prominentes en el campo de los eczemas estaban convencidos de que la gran parte de los casos vienen determinados por secuencias genéticas fijas, algo cierto en muchas ocasiones. Sin embargo, al igual que los estudios previos sobre inteligencia y comportamiento criminal, la investigación sobre la genética del eczema ha estado muy por debajo de lo que las técnicas del siglo XV habían predicho.

Bien es cierto que la fascinación general sobre este tema es comprensible. En la televisión cada vez aparecen más afirmaciones pseudocientíficas de cómo tu ADN puede revelar, por ejemplo, que tienes un 12,4 por ciento de italiano, un 3,1 por ciento de neandertal y un 1/512 de indio americano. Spoiler: no puede. Son muchas las revistas, podcasts yperiódicos de renombre que han impulsado la desacreditada afirmación de que la inteligencia viene marcada por nuestro código genético.

En realidad, los estudios genéticos que se suponía que explicarían al menos el 80 por ciento de ser un genio sólo han explicado el 5 por ciento, lo que significa que tus genes, en el mejor de los casos, tienen menos impacto en tus resultados de un test de inteligencia que una buena noche de sueño. Sin embargo, los malentendidos contemporáneos sobre cómo se transmiten los rasgos complejos no sólo hace que nuestra sociedad se llene de charlatanes y racistas, sino que este tipo de ignorancia hace que dejemos de lado buenas oportunidades para mejorar nuestra salud y la forma de tratar enfermedades.

¿De dónde surgen ideas como el 'gen de la inteligencia'?

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La mayoría de las ideas sobre los "genes que definen" rasgos complejos provienen de estudios en gemelos que asumían que los gemelos y los mellizos solamente se diferenciaban por la cantidad de ADN compartido. Pero los investigadores no se percataron, o ignoraron voluntariamente, de que su entorno también tiene mucha influencia en el caso de gemelos idénticos. Debido a que es más probable que los gemelos idénticos se vistan igual y sean confundidos entre sí, forman más bien una identidad compartida.

Por lo tanto, los gemelos idénticos son más propensos a compartir las mismas aficiones, comer los mismos alimentos y tener los mismos círculos sociales que los mellizos. Las investigaciones más recientes muestran que estas diferencias son más psicológicas que biológicas. Además, dado que los gemelos idénticos comparten el mismo saco amniótico en el útero, sus exposiciones medioambientales también son más parecidas a nivel biológico que en el caso de los mellizos. Es por eso que los investigadores que afirman que los datos de los estudios en gemelos representan lo que ocurre en la genética están, en el mejor de los casos, mal informados.

¿Cuál es la versión moderna de los rasgos hereditarios?

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Aunque parezca contradictorio, el hecho de que un cambio pueda empeorar la función de un gen no significa que un cambio diferente pueda mejorarla. Cuando los científicos dicen que un gen "contribuye a la inteligencia" se refieren a situaciones en las que las mutaciones en el gen causan una pérdida de inteligencia o un retraso en el desarrollo cognitivo. No están implicando que una versión especial del gen pueda garantizar un título universitario.

La mejora de las funciones de los genes se suele conseguir a través de modificaciones epigenéticas: indicadores químicos que se adhieren al ADN pero que no alteran el código genético. Si los genes fueran palabras, frases y párrafos, entonces la epigenética serían la cadencia, el énfasis y la dicción. Esto es como la diferencia entre un Hamlet interpretado por Gilbert Gottfried o por Benedict Cumberbatch. Aunque los cambios epigenéticos pueden transmitirse de padres a hijos, también pueden ser alterados por el estrés, la dieta, el entorno y el comportamiento. Por lo tanto, creo que la modificación del entorno, y no la tecnología CRISPR, sería lo necesario para mejorar la gran mayoría de las funciones genéticas.

Existen muchos otros factores que influyen en la buena salud más allá de los genes.

Otra forma de heredar ciertos rasgos

Existe un factor que influye en los rasgos hereditarios y al que se le ha prestado más atención en los últimos tiempos: el microbioma. Este término designa a todos los microorganismos (bacterias, hongos y virus) que coexisten pacíficamente en nuestros cuerpos.

Desde un punto de vista genético, en tu cuerpo probablemente hay cien veces más genes microbianos que genes humanos y la ciencia moderna sugiere que el microbioma puede estar directamente involucrado en enfermedades que van desde el autismo hasta la obesidad. La influencia microbiana puede transmitirse de madre a hijo durante y posiblemente antes del nacimiento, pero sigue siendo parcialmente susceptible a la dieta y el entorno en la edad adulta.

Se sabe que los microbios intestinales juegan un papel en la salud mental.

El microbioma puede incluso influir en tu epigenética. La ciencia apenas ha comenzado a aprovechar el potencial de los tratamientos microbianos para las enfermedades. De manera similar a nuestro tratamiento experimental para combatir el eczema, se están desarrollando terapias con bacterias vivas para tratar alergias alimentarias, depresión y ansiedad, enfermedades cardíacas y determinados tipos de cáncer. A medida que los científicos descubren qué cepas de microbios son las más eficaces, se espera que estos tratamientos se vuelvan aún más potentes.

Pongámoslo de la siguiente manera: El actual presidente de los EE.UU y el anterior comparten el 99,9 por ciento de su secuencia genética, a pesar de ser solamente un poco más de un 0,1 por ciento diferentes. Como tal, a los científicos modernos no les asustan las ideas basadas en la eugenesia porque sean controversiales; sino que las descartan porque tanto "Gattaca" como La curva de la Campana son películas que para la genética tienen la misma importancia que puede tener Tierra Plana para la astrofísica.

La ciencia apenas ha comenzado a aprovechar el potencial de los tratamientos microbianos para las enfermedades.

Aunque una terapia génica llevada a cabo correctamente pueda ser una esperanza real de curar enfermedades genéticas raras, sus limitaciones no llegan a la ciencia ficción. Por ejemplo, la alimentación de un tipo específico de bacteria en ratones mejoró significativamente su memoria, mientras que la genómica no ha podido encontrar ningún gen que pueda hacer lo mismo. Los obsesionados con el linaje personal y los neoeugenistas pueden negar el hecho de que las personas son más bien producto de sus experiencias que de su herencia genética, pero quizás sus madres simplemente no los amamantaron el tiempo suficiente.

Autor: Ian Myles. Jefe, Unidad de Terapéutica Epitelial, Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas

Este artículo ha sido publicado originalmente en The Conversation. Puedes leer el artículo original aquí.

Traducido por Silvestre Urbón

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