Sueño crepuscular, el peligroso método que elegían hace 100 años algunas feministas para evitar el dolor en el parto

Fue uno de los primeros tratamientos para el manejo del dolor durante el parto. Por fortuna, duró poco tiempo

Sueno Crepuscular
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Lucy Ortega

Es bastante conocido que el dolor experimentado por las mujeres durante el parto es uno de los más grandes que existen. Afortunadamente, hoy en día existen diversas técnicas y métodos para controlarlo o evitarlo, aunque también existen casos de mujeres que no necesitan ninguna clase de alivio para el dolor al momento de dar a luz.

Sin embargo, esto no siempre fue así. Antes del siglo XX lo habitual era dar a luz sin ninguna intervención médica para el manejo del dolor, y desde hace apenas unos 100 años es cuando comenzaron a buscarse opciones para ello. Pero el camino para lograrlo no fue sencillo y también tuvo sus etapas experimentales y peligrosas.

Una de ellas, y que quizás no es muy conocida, fue el sueño crepuscular, un método respaldado por las feministas de la época para evitar el dolor en el parto, y hoy en día vemos como una práctica controvertida. Te contamos en qué consistía, por qué dejó de utilizarse y cómo benefició a la obstetricia moderna.

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Los orígenes del sueño crepuscular

El Dämmerschlaf (traducido al inglés como "twilight sleep", que en español significa sueño crepuscular) fue originalmente un método propuesto por el médico austriaco Richard von Steinbuchel en 1902, quien señaló que la combinación de hioscina y morfina -que ya se utilizaba como anestesia quirúrgica- podría ayudar a facilitar el parto.

En 1903, Carl Gauss y Bernhardt Kronig retomaron y desarrollaron la propuesta de von Steinbuchel en Friburgo, Alemania, donde comenzó a llamársele sueño crepuscular o "método de Friburgo". Mejorando la propuesta original y sustituyendo la hioscina por escopolamina, esta fórmula inducía un estado amnésico caracterizado por la insensibilidad al dolor, a veces con pérdida de consciencia.

Cuando se realizaba correctamente, las mujeres daban a luz sin recordar ningún dolor, generalmente en una habitación oscura y silenciosa que ayudaba a que las mujeres permanecieran en estado amnésico. En pocas palabras, las embarazadas recibían el medicamento, se "dormían" y horas después despertaban con su bebé en brazos.

Para 1907 el método se había popularizado en Alemania, y las mujeres de familias adineradas viajaban a Friburgo para dar a luz sin dolor (y sin memoria alguna del parto). Con el tiempo, las mujeres acaudaladas de Estados Unidos también comenzaron a viajar a Alemania para tener a sus bebés con el sueño crepuscular y la demanda por llevar el método a otros países comenzó a aumentar.

La primera ola del feminismo lo exigía

sueño crepuscular Imagen | Harvard Countway Library

Una de las razones por las cuales el sueño crepuscular se popularizó en Nueva York fue porque las feministas de la primera ola ayudaron a aumentar la conciencia sobre el método, anunciándolo como "una nueva era para la mujer".

Las defensoras del sueño crepuscular señalaban que el parto era algo antinatural e innecesario, y consideraban que los médicos de la época no reconocían las dificultades del embarazo y la maternidad. Para ellas, el sueño crepuscular era considerado una liberación del peligro y el dolor que les imponía su propio cuerpo.

El movimiento por el sueño crepuscular fue tanto, que en 1914 las primeras feministas de Manhattan fundaron la National Twilight Sleep Association (Asociación Nacional del Sueño Crespuscular), abogando por un uso más amplio del método. Organizaban conferencias e imprimían materiales hablando a favor de él, así como de películas demostrando cómo era realizado - aunque después éstas fueran prohibidas, como lo señalaron algunos periódicos de la época.

Sin embargo, el sueño crepuscular fue una tendencia que, así como llegó, desapareció.

El declive del sueño crepuscular

Existen diversas razones por las que el sueño crepuscular dejó de utilizarse. En Estados Unidos, las feministas abandonaron la campaña cuando una de sus líderes, Frances X. Carmody, falleció de una hemorragia mientras daba a luz a su segundo bebé con este método.

En ciudades grandes, como Nueva York, era difícil replicar el entorno que tenían en Alemania, que sí tenía salas de parto privadas y tranquilas para realizar el aislamiento sensorial que los médicos recomendaban, por lo que no siempre era considerado exitoso.

Además de esto, las dosis de morfina y escopolamina debían ser muy precisas para evitar sobredosis y la realidad era que muchos médicos y enfermeras no estaban capacitados para ello, por lo que había una tasa alta de errores.

Finalmente, el descubrimiento de que el medicamento no anulaba ni evitaba el dolor, sino que solamente hacía que la mujer lo olvidara, terminó por hacer que eventualmente se abandonara.

Su influencia en la obstetricia moderna

Actualmente es fácil ver por qué el sueño crepuscular dejó de utilizarse: era peligroso y en realidad no evitaba el dolor. Sin embargo, por polémico que hoy nos parezca, este método abrió las puertas al manejo del dolor durante el parto.

Por un lado, el uso de morfina y escopolamina ayudó a que se posicionara la intervención farmacológica como una medida adecuada para manejar el dolor durante el trabajo de parto.

Por otro lado, y debido a que el sueño crepuscular debía realizarse solo en entornos hospitalarios, contribuyó a que el parto pasara de ser un evento en casa, a ser un procedimiento hospitalario como el que se conoce hoy en día.

En portada | Imágenes del libro Scopolamine-Morphine Anaesthesia

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