Lo estoy pasando mal y mi hijo ayuda poco: por qué pareciera que se portan peor justo cuando estamos teniendo un día difícil

Lo estoy pasando mal y mi hijo ayuda poco: por qué pareciera que se portan peor justo cuando estamos teniendo un día difícil
Sin comentarios

La maternidad es como una montaña rusa: está llena de subidas y bajadas. Así como hay muchas situaciones bonitas o positivas, también hay días en los que maternar nos resulta particularmente difícil. A veces, esto último sucede por causas ajenas a la crianza (nos sentimos mal de salud, tuvimos un día pesado en el trabajo o simplemente no despertamos con buen humor).

Curiosamente, cuando estos días difíciles se presentan, pareciera que nuestros hijos "se lucen" (como diríamos en México) y el buen comportamiento brilla por su ausencia. Si esto te ha pasado alguna vez, no estás sola.

Reflexionamos un poco sobre por qué parece que nuestros hijos se portan mal cuando estamos teniendo un día difícil, así como algunas cosas que debemos tomar en cuenta cuando esto suceda.

¿Qué es portarse 'mal'?

Me gustaría comenzar este tema hablando sobre el concepto que tenemos sobre 'portarse mal'. Muchas veces como adultos solemos decir esto sobre nuestros hijos cuando no están siguiendo indicaciones o cuando hacen cosas que no nos gustan o parecen bien.

Pero lo que para nosotros puede ser un mal comportamiento, para nuestros hijos puede ser un aprendizaje nuevo, parte de su infancia o incluso una necesidad que no saben cómo expresar adecuadamente o de forma clara.

Hablando concretamente de esas ocasiones en las que tenemos un mal día, a veces sucede que nuestros hijos están más insistentes de lo usual, pareciera que no nos escuchan o que (percibido así desde nuestro mal humor) estén intentando molestarnos.

Pero debemos tener claro que a diferencia de un adulto, al que podemos decirle que estamos teniendo un mal día o no estamos de humor y entiende que deseamos un espacio o respiro, para un niño no siempre es sencillo comprender esto. Más que 'portarse mal', están actuando como ellos consideran que deben hacerlo.

Recordemos que los niños son muy perceptivos, por lo que ese 'mal' comportamiento en realidad puede ser una llamada de atención o incluso una imitación o reflejo de nuestra propia actitud.

Nuestra percepción importa, sé paciente

No voy a decir que sólo porque son niños tenemos que olvidarnos de lo que nosotros sentimos y pintarnos una sonrisa en el rostro. Pero sin duda nuestra percepción también importa cuando se trata de identificar esos 'malos' comportamientos que, como hemos comentado, en realidad son reacciones propias de un niño.

Por ello es importante recordar, incluso en nuestro mal humor, agotamiento o mala actitud, que nuestros hijos no son culpables de que nosotros tengamos un mal día, intentando separar lo que sea que lo haya ocasionado de nuestra dinámica familiar, pensando en formas de que la situación no empeore o sea más llevadera.

Por ejemplo, algo que podemos hacer es intentar explicarles que necesitamos descanso, proponiéndoles actividades tranquilas para que podamos obtenerlo o apoyándonos en nuestra pareja o algún familiar para que se hagan cargo de ellos mientras tomamos un tiempo para nosotros.

Lo importante de esto es lo siguiente: aunque es normal y natural que como madres tengamos días malos, no debemos olvidar que si nuestros hijos parecen ayudar poco no lo hacen con mala intención.

Foto de portada | Keira Burton en Pexels

Temas
Comentarios cerrados
Inicio