El estrés provocado por la crianza de los hijos, primer motivo de divorcio de las parejas

El estrés provocado por la crianza de los hijos, primer motivo de divorcio de las parejas
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Sin duda, la llegada de los hijos tiene un gran impacto en la familia y las dificultades en la conciliación, así como el día a día de la crianza nos pone a prueba constantemente como padres y como pareja.

No es de extrañar los resultados de una encuesta realizada por el IV Observatorio del Derecho de Familia de la AEAFA, que señala que el primer motivo por el que las parejas deciden divorciarse es “el desgaste, el alejamiento y la falta de comunicación al que lleva el estrés provocado por la crianza de los hijos y el trabajo”.

Puntualiza además que es una decisión que en nuestro país se adopta especialmente entre los 40 y 50 años, la edad de "aquellos que a menudo se encuentran inmersos en plena crianza. Se trata de una etapa crítica”, señala el vocal de la AEAFA, Álvaro Iraizoz Reclusa.

¿Por qué se divorcian las parejas españolas?

divorcio

Los abogados AEAFA listaron las doce razones de divorcio más citadas por las parejas, en este orden:

1) El desgaste, alejamiento y la falta de comunicación al que lleva el estrés provocado por la crianza de los hijos y el trabajo.

“Este estrés puede provocar múltiples discusiones, algunas por motivos intrascendentes, desembocando en el peor de los casos en el abandono, el desprecio o la indiferencia absoluta hacia el otro miembro de la pareja. La excesiva dedicación al trabajo, la complicada conciliación laboral y familiar o la frecuente sobrecarga de uno de los miembros de la pareja en las labores de la crianza y las propias del mantenimiento del hogar, entre otros aspectos, propician la ruptura”, manifiesta el vocal de la AEAFA.

2) Desenamoramiento. A veces, acompañado del inicio de una relación con una tercera persona.

3) Infidelidades.

4) Dificultades económicas. “Hacen cierto el dicho de que cuando el dinero sale por la puerta, el amor salta por la ventana”, afirma Iraizoz.

5) Discrepancias que surgen a raíz de la crianza y de la educación de los hijos. Se pone en evidencia estilos de vida y valores completamente distintos.

6) La excesiva presencia de las respectivas familias políticas que generalmente ayudan, pero que a veces también ahogan. Sobre todo, cuando uno de los miembros de la pareja mantiene vínculos de excesiva dependencia con su familia de origen.

7) Irritabilidad o mal carácter. En casa, con nuestros más íntimos, se nos caen las caretas. Aprovechamos la confianza de aquellos que más nos quieren y que nos necesitan para sacar la peor de nuestras versiones. ¿Nuestro verdadero yo?

8) Elección de una pareja con un carácter incompatible e irreconciliable con el nuestro.

9) Adicciones.

10) Violencia de género, doméstica, trato inadecuado entre los miembros de la pareja.

11) Dificultad para gestionar las emociones que genera el surgimiento de enfermedades, físicas o mentales, o agravamiento de las ya existentes en algún miembro de la familia.

12) Cuando uno de los miembros de la pareja “sale del armario”, aceptando su verdadera orientación sexual.

"El drama no es separarse, sino separarse mal"

“La mayoría de las personas que malvive en pareja se identificarán con más de una de estas causas.
Quizás, identificarse uno mismo en alguna de estas situaciones sea el primer paso para cambiar el rumbo que nos conduce directos a la separación (si todavía estamos a tiempo de corregirlo).
Pero si la ruptura es irreversible, hay que recordar que, tal y como sostenemos desde las Asociación Española de Abogados de Familia (AEAFA), el verdadero drama no es separarse, sino separarse mal”, insiste Iraizoz.

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