¿Cuándo es necesario recurrir a la leche de fórmula para alimentar al bebé?

¿Cuándo es necesario recurrir a la leche de fórmula para alimentar al bebé?
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Actualmente no existe ninguna duda de que la leche materna es el alimento ideal para el bebé durante los primeros seis meses de vida; así lo recomienda la OMS. A partir de entonces, y hasta los dos años o más siempre que la madre y el bebé lo deseen, sigue siendo fundamental, pero se hace necesario tomar además otros alimentos.

Como nutriente, se ha visto que la leche materna aporta todo lo que un bebé necesita en sus primeros meses de vida. Además, se han objetivado múltiples beneficios, tanto para el bebé que recibe leche materna como para la madre que la da.

A pesar de ello, hay situaciones en las que, por razones médicas o por decisión propia, hay que recurrir a la leche de fórmula. ¿Cuándo es necesario recurrir a la leche de fórmula para alimentar al bebé?

1. Por deseo materno

La forma de alimentación de un bebé debe ser una decisión que se tome en familia, una vez que se ha sido informado de las diferentes opciones, con sus riesgos y beneficios.

Hay madres que tienen claro desde el principio que no desean dar el pecho; otras se encuentran con tantas dificultades, o tan poco apoyo, que deciden dejarlo en algún momento. Y esto debe ser respetado. En nuestro medio disponemos de diferentes fórmulas de inicio y es una opción segura para el bebé.

2. Por hipogalactia

Afortunadamente, la hipogalactia primaria o verdadera es muy rara. Podemos verla en hipoplasias mamarias, tras algunas cirugías de pecho (por ejemplo en las reducciones) o en algunos trastornos endocrinos como el síndrome de ovario poliquístico.

La hipogalactia secundaria (por ejemplo, debida a horarios rígidos de lactancia, a un mal enganche o a alguna condición anatómica del bebé que dificulte la extracción de leche) es más frecuente pero, por suerte, tiene solución. En cualquiera de estos casos en los que la madre no sea capaz de producir leche suficiente para su bebé (de manera temporal como en las hipogalactias secundarias o permanente, como en las hipogalactias primarias), deberemos recurrir a la leche de fórmula para completar los aportes que nuestro bebé necesita.

3. Contraindicación de la lactancia materna por enfermedad del bebé

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La mayoría de madres puede dar el pecho y la inmensa mayoría de los bebés pueden recibir leche materna (sino, nos habríamos extinguido). Pero hay algunas situaciones muy, muy puntuales en las que la lactancia materna está contraindicada. Esto puede deberse, bien a una enfermedad de la madre (como veremos más adelante) o a una enfermedad del bebé, como vemos a continuación.

  • Galactosemia. La galactosa es un azúcar simple que se transforma en glucosa en el hígado. La lactosa está formada por galactosa y glucosa. Para transformar la galactosa en glucosa se precisa de varias enzimas. Si están ausentes, la galactosa o sus derivados se acumulan en diferentes partes de cuerpo (hígado, cerebro, ojo) y pueden originar vómitos, falta de crecimiento, cataratas, fallo hepático, síntomas cerebrales... Por eso, el tratamiento en estas personas es eliminar de la dieta la lactosa y la galactosa. La leche materna contiene lactosa así que la lactancia materna está contraindicada en los casos de galactosemia clásica, en la que hay un déficit total de una enzima implicada en el paso de galactosa a glucosa. En otras patologías, como la variante tipo Duarte la enzima tiene una actividad reducida y podría, según algunos autores recientes, mantenerse la lactancia materna.
  • Enfermedad de orina con olor a jarabe de arce. Esta enfermedad rara también se debe a la falta de un enzima, en este caso implicado en la degradación de tres aminoácidos: leucina, isoleucina y valina. Estas sustancias se acumulan en el cuerpo y los bebés presentan, además de una orina con olor característico que da nombre a la enfermedad, rechazo de tomas, somnolencia y afectación cerebral. En este caso también está contraindicada la lactancia materna y estos bebés deben recibir fórmulas especiales sin leucina, isoleucina ni valina.

  • Fenilcetonuria. En esta enfermedad hay un déficit de la enzima implicada en el metabolismo de la fenilalanina. La fenilalanina entonces se acumula y puede ocasionar retraso mental. El tratamiento consiste en restringir los alimentos que contienen más fenilalanina (legumbres, soja, pescado, huevos, lácteos...). La leche materna contiene cantidades bajas de fenilalanina, por lo que la lactancia materna no está contraindicada por completo. Puede combinarse la lactancia materna con fórmulas libres de fenilalanina, con control médico y monitorización de los niveles de fenilalanina en el bebé.

4. Contraindicación de la lactancia materna por enfermedad de la madre

- VIH. En los países desarrollados, donde tomar fórmula es accesible y seguro, se recomienda que las madres infectadas con el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) no amamanten a sus bebés, pues se sabe que éstos pueden contagiarse a través de la leche materna. Sin embargo, en países en desarrollo, no dar a estos bebés leche materna está asociado con un incremento de morbilidad y mortalidad, pudiendo ser los beneficios de recibir leche materna superiores al riesgo de contraer VIH a través de la leche. En estos casos, se recomienda mantener lactancia materna exclusiva durante 6 meses y continuarla posteriormente junto con otros alimentos hasta el año de vida. Si están recibiendo terapia antirretroviral se recomienda mantener la lactancia hasta los 24 meses. La lactancia mixta se ha asociado con mayor riesgo de contraer el VIH.

- Herpes simple tipo 1 en el pezón. Si las lesiones de herpes están en el pezón, debe interrumpirse la lactancia hasta que se hayan curado. No habría problema en mantener la lactancia en el otro pecho si no está afectado.
Si el herpes está en otra localización, deberemos tener los cuidados habituales (lavado de manos, cubrir las lesiones para evitar que contacten con el bebé, evitar besos si es un herpes labial...).

- Medicación materna. Algunos medicamentos, como quimioterapia o yodo radioactivo contraindican la lactancia materna. Si el tiempo que debemos suspender la lactancia es breve, podemos extraernos la leche y desecharla (a fin de mantener la producción). Si sabemos con antelación que vamos a tener que ser sometidas a ese tratamiento, podemos hacer banco de leche previamente y hacer lactancia materna diferida.

Algunos medicamentos no compatibles con la lactancia materna pueden ser sustituidos por otros similares del mismo grupo que sí sean compatibles. Para consultar la compatibilidad de fármacos con lactancia materna puede consultarse la web www-e-lactancia.org, un proyecto de la Asociación para la Promoción e Investigación científica y cultural de la Lactancia Materna (APILAM).

5. Otras situaciones en las que temporalmente debemos recurrir a la leche de fórmula

  • Enfermedad grave materna que impida amamantar al bebé, por ejemplo, un ingreso en UCI. En algunos casos será posible extraerse la leche y administrársela posteriormente al bebé (lactancia materna diferida).

  • Recién nacidos con riesgo de hipoglucemia puede requerir lactancia mixta en el caso de que la leche materna no sea suficiente para cubrir sus necesidades de glucosa. Pasadas las primeras horas o días de vida, esto no suele ser necesario.

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