Jugar solo, todo es aprender

Jugar solo, todo es aprender
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En las familias en las que sólo hay un niño, son los padres los que tienen que dedicar todo el tiempo que el pequeño precisa para jugar con él, ya sabemos que el juego es aprendizaje y desarrollo, por eso, nuestro bebé marca los tiempos.

Cuando son dos hermanitos la cosa puede ser más llevadera (o menos, todo depende de su relación), pues pueden pasar mucho rato jugando, lo que nos permite a nosotros hacer otras cosas. No olvidemos que eso no implica que les perdamos de vista.

Nuestras compañeras Elda y Dolores ya deben estar comprobando, a pesar de que sus bebés son pequeñit@s, lo bien que se lo pasan con su herman@ mayor y viceversa.

En fin, que el bebé que, al menos unos años, es hijo único, puede ser que le encante jugar solo y no necesite compañía, o puede que cada vez que la mamá se ausenta, coge un berrinche porque no quiere quedarse a solas. Es posible enseñarle a divertirse solo, pero no es una labor fácil. Lo ideal para que empiece a jugar tranquilamente sin reclamar a nadie, es que se encuentre en un lugar seguro y que le de confianza, como puede ser su habitación, donde además los padres ya tenemos cura de que no haya nada que sea peligroso.

Haz la prueba, muéstrale un juguete y enséñale cómo se juega con él. Sal de la estancia pero obsérvale desde fuera, si se levanta enseguida para ir en tu busca, todavía no está preparado para jugar solo, si por el contrario le dedica al juego 5 o 10 minutos, es un buen comienzo.

Normalmente es a partir de los 12 meses cuando los niños aceptan jugar solos, pero todo depende del carácter del pequeño. Si tienes la suerte de que tu hijo puede quedarse tranquilo jugando, no abuses, a pesar de que es bueno para desarrollar su independencia, autonomía y madurez, dedícale cada día un rato a jugar con él.

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