Simone Biles, o cómo una niña con una infancia dramática se convierte en un fenómeno olímpico
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Simone Biles, o cómo una niña con una infancia dramática se convierte en un fenómeno olímpico

En Bebés y más siempre hablamos de la importancia que tiene el nacimiento y los primeros años en la vida de las personas, de cómo influyen las experiencias vividas durante la infancia en la adolescencia y posteriormente, en la vida adulta. Pero ¿qué sucede cuando los primeros años de vida la suerte no ha estado de tu lado, cuando no has tenido una infancia favorable? Simone Biles es la muestra de cómo una niña que ha tenido una infancia dramática se convierte en todo un fenómeno olímpico.

Todos hablan de ella. Simone Biles es una estrella de la gimnasia artística que está dejando a todo el mundo boquiabierto con sus exhibiciones en los Juegos Olímpicos de Río 2016. Prácticamente sigue siendo una niña. Tiene 19 años, mide menos de metro y medio y pesa 47 kilos, pero ya es una leyenda del deporte.

La infancia de Simone Biles

Hoy en día está en lo más alto, pero cuando nació nada auguraba que se convertiría en un futuro en la reina de la gimnasia artística.

Legó al mundo el 14 de marzo de 1997 en Columbus, Ohio (Estados Unidos). Sus padres biológicos, Shanon Biles y Kelvin Clemins, eran alcohólicos y adictos a las drogas. Su padre se marchó de casa, y debido a que su madre era incapaz de cuidar de ella y de sus tres hermanos, fueron dados en adopción.

Vivió con sus hermanos en centros de acogida hasta que a los seis años, el abuelo de Simone, Ronald, y su segunda esposa Nellie la rescataron de ese infierno.

Sus hermanos mayores fueron adoptados por la hermana de su abuelo y las más pequeñas, Simone y Adria, se fueron a vivir con Roland y Nellie. En un principio iban a adoptar solo a Adria, pero Nellie convenció a su abuelo de no separar a las hermanas. Hoy viven con su abuelo, su esposa y sus hijos en Spring, una localidad cerca de Houston, Texas.

Biles

Cuando le preguntan sobre su madre biológica, la joven comenta:

“Cuando era más pequeña me preguntaba qué habría sido de mi vida si no hubiese pasado nada de esto. A veces todavía me pregunto si mi madre biológica se arrepiente y querría haber hecho las cosas de manera diferente, pero evito plantearme estas preguntas porque no las tengo que responder yo".

Por su parte, Shanon, su madre biológica conoce el éxito de su hija y se ha reconciliado con ella tras haber estado muchos años distanciada de su vida. Su padre (y abuelo de Simone) no quería que entrara y saliera de la vida de los niños hasta estar totalmente rehabilitada de las drogas.

La mujer de 44 años ha declarado al periódico Daily Mail lo duro que fue para ella asumir que no podía criar sola a sus hijos:

“No lo comprendí hasta años después, y entendí el porqué. Eso fue con lo primero que tuve que lidiar”.

La gimnasia, su refugio

Era una niña hiperactiva que daba volteretas todo el día. Para saciar esa necesidad de movimiento, los abuelos decidieron apuntarla a clases en un centro deportivo especializado en gimnasia artística. Su talento era innegable.

A los 8 años la descubrió su actual entrenadora. "Pensé, ¡pero de dónde ha salido esta niña!. Se puso a hacer un salto complicadísimo y me dijo: me lo ha enseñado mi hermano en el patio trasero de casa", asegura Aimee Boorman.

En 2012, empezó a estudiar en casa para poder ampliar así su tiempo de entrenamiento y superó todas las expectativas. Un año después ya era campeona del mundo.

Su talento y destrezas son de otro planeta. Va cambiar la historia de la gimnasia artística , dicen los expertos, y hasta la comparan con la gran Nadia Comaneci.

Cuando uno ve estos casos de talentos excepcionales, piensa que detrás de cada uno hay unos padres que apoyan a sus hijos incondicionalmente. Pero este no es el caso. Aquí hay unos abuelos con un gran corazón que la criaron como a su propia hija. De hecho, lo son, ella los llama papá y mamá.

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