Por qué no deberías hablar sobre el cuerpo y aspecto físico de los preadolescentes en su presencia

Por qué no deberías hablar sobre el cuerpo y aspecto físico de los preadolescentes en su presencia
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Hace unos días leía el hilo viral en Twitter de una madre que denunciaba públicamente los comentarios que recibía acerca de los cambios físicos de su hija preadolescente: "¿Qué le importa a la gente si mi hija ya menstrua o si tiene pecho?", se quejaba.

Su hilo ha recibido cientos de respuestas de madres que afirman estar viviendo lo mismo con sus hijos, así como de otras personas que sufrieron comentarios similares durante su adolescencia.

Personalmente, estoy muy de acuerdo con la reflexión de @aventuraembarazo y por eso he decidido hacer un recopilatorio de esas frases y comentarios que jamás deberíamos decir en presencia de un preadolescente.

Una etapa llena de cambios e inseguridades a la que contribuimos con comentarios hirientes

La preadolescencia es una etapa complicada llena de cambios físicos (algunos nada agradables) que pueden llegar a generar muchas inseguridades y problemas de autoestima en los chicos y chicas.

Además, y dado que no todos se desarrollan al mismo tiempo y ritmo, es frecuente que los preadolescentes se fijen en sus iguales y puedan llegar a sentirse "diferentes" en algún momento, ya sea por haber desarrollado antes que sus amigos o por hacerlo más tarde.

Sea como sea, es muy importante que tanto padres y familiares como el resto de sociedad sepamos acompañarles física y emocionalmente en este difícil periodo de transición, escuchándolos, validando sus emociones y ayudándoles a aceptar la metamorfosis que están viviendo.

Pero aunque conozcamos la teoría, no siempre sabemos llevarla a la práctica y en demasiadas ocasiones caemos en el error de hacer comentarios sobre sus cuerpos o su aspecto físico que jamás diríamos a otras personas.

Hacemos un repaso de cuáles son los más habituales y cómo pueden dañar profundamente la autoestima del preadolescente:

"¡Cuántos granitos tienes!"

adolescentes

Hablar de los granos de una persona es muy osado y dañino, y puede provocar mucha inseguridad y complejos.

Como adulta, he tenido que aguantar este tipo de comentarios por parte de otras personas y no me ha resultado agradable, por lo que no imagino lo que debe suponer para un adolescente que tus espinillas se conviertan en el centro de miradas y comentarios de conocidos y extraños.

Se calcula que ocho de cada diez adolescentes tiene problemas de piel que se manifiestan en forma de espinillas, puntos negros o granos. Así que cuando te cruces con un adolescente con "granitos" (diminutivo que en ocasiones se emplea para suavizar el "dardo verbal" que lanzamos), piensa que es más que probable que esté familiarizado con su problema y no necesite que otros se lo recuerden constantemente.

"¿Ya te ha venido la regla?"

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Uno de los cambios más importantes y que sin duda más miedos y preguntas genera en las niñas durante su transición hacia la adolescencia, es la menstruación.

Aunque es bueno y necesario hablar de la regla sin tabúes, en ningún caso deberíamos convertir el periodo de nuestra hija en tema de tertulia, anunciar su llegada a los cuatro vientos (en muchas familias es tradición que las madres compartan la noticia de la primera menstruación de sus hijas con tías, abuelas y vecinas) o permitir que otros opinen o pregunten sobre ello.

Y es que por muy natural que sea, las adolescentes deben sentirse respetadas en este tema, y tener la libertad de hablar o no de ello con quien quieran y cuándo quieran.

"Ahora tienes que tener mucho cuidado con los chicos"

Muy al hilo de lo anterior, también hay quien lanza a las niñas este mensaje "amenazador" cuando se enteran de que la menstruación ya les ha llegado. Por lo general suele ser un comentario más propio de las abuelas o personas mayores, pero todavía es posible escucharlo.

Cuando una niña escucha este tipo de argumentos podría sentirse confundida y avergonzada, especialmente si a lo largo de su infancia sus padres no le han hablado con naturalidad sobre sexualidad y embarazo.

Por eso, si consideras que ha llegado el momento de abordar ciertos temas con tu hija adolescente, es preferible que lo hagas con naturalidad, confianza y sin amenazas que lejos de educar, confunden y siembran miedo.

Hacer comentarios sobre el cuerpo

Adolescentes

Que si "tiene las caderas más anchas", que si "ya le ha salido pecho", que si "ya se depila", que si "¡menudo cuerpo de mujer se le está poniendo!".... son muchos los comentarios que tienen que escuchar las preadolescentes sobre su cuerpo.

También los chicos viven a menudo un escrutinio sobre su aspecto físico, y detalles como su altura, la longitud de sus piernas o su vello corporal o facial se convierten en objeto de conversaciones, risas y juicios.

Recordemos que los comentarios acerca de su cuerpo que escuchan los preadolescentes podrían estar perjudicando seriamente su autoestima, seguridad y confianza. Por eso, este tema de conversación debería estar completamente prohibido.

"¿Ya ha pegado el estirón?" o "¿Todavía no ha pegado el estirón?"

De un modo totalmente inocente, muchas veces caemos también en el error de hablar con otros padres en presencia de los hijos del famoso estirón puberal, sin ser conscientes de que este tema podría estar afectando de algún modo al preadolescente.

Y es que es importante saber que a esta edad los niños se desarrollan y crecen a velocidades diferentes, y aunque todas son normales, el niño que ha estirado antes y saca medio cuerpo a todos sus compañeros podría sentirse acomplejado o inseguro por ello, al igual que sucedería a la inversa.

"¡¿¿Qué le ha pasado a tu voz?!"

Los cambios en el timbre de voz es uno de los aspectos que más inseguridad y vergüenza produce en los chicos. ¡Y es que no debe ser nada fácil no reconocer tu propia voz, soltar "gallos" cada vez que hablas y sentirla tan descontrolada!

Es normal que este cambio tan notable nos llame profundamente la atención (sobre todo si la última vez que vimos al preadolescente tenía todavía una voz infantil), pero no ganamos nada con hacérselo saber al chico, y además podríamos causarle daño a la autoestima.

"¡Hueles mucho a sudor!" o "Te huelen los pies"

Hablar del olor corporal o el olor a pies del adolescente no es de recibo, ni siquiera cuando los comentarios se dicen en un tono jocoso o dentro del ambiente familiar.

Las hormonas son las responsables del aumento de la sudoración y el olor corporal, y aunque no cabe duda de que es un aspecto desagradable que incluso puede afectar a la convivencia, hay formas más respetuosas y empáticas de tratar el tema sin dañar la autoestima del niño.

Por qué no debes hablar del cuerpo o aspecto físico de un preadolescente en su presencia

Aunque el cuerpo o aspecto físico de una persona jamás debería ser objeto de conversación, mucho menos debería serlo cuando nos referimos al cuerpo de un preadolescente, y además hablamos de ello en su presencia.

Son muchas las razones por las que deberíamos evitar este tipo de conversaciones, aunque a priori podemos destacar las siguientes:

Ninguno somos nadie para criticar o juzgar a otros

La primera razón que se me ocurre es tan obvia que debería ser más que suficiente: la perfección no existe, por lo que ninguno somos nadie para criticar o juzgar a otras personas.

Pero si no damos un buen ejemplo a nuestros hijos en este sentido, y les lanzamos el mensaje de que cualquier podemos criticar o juzgar a otro si así nos place, también estaremos justificando acciones como el bullying, la superioridad o las faltas de respeto hacia los demás.

Nuestro comentario puede avergonzar

Tal y como hemos comentado, el cuerpo del preadolescente está sufriendo importantes cambios que podrían causarle inseguridad y complejos. Si a eso sumamos el efecto irreal que proyectan las redes sociales y que causan los comentarios del entorno acerca de su físico, el resultado es un potencial y grave daño a la autoestima.

Lanzamos el mensaje de que lo único que importa es el físico

Los niños deben aprender desde pequeños que la apariencia no define a las personas y que su físico no debería ser tema de conversaciones, especialmente si no son ellos quienes lo eligen y además, les hace sentir incómodos.

Educar correctamente a nuestros hijos en esta idea es sumamente importante para evitar problemas como el acoso sexual o la aparición de trastornos alimentarios.

Nos desconecta de nuestros hijos adolescentes

Cuando somos los padres quienes hacemos este tipo de comentarios, o bien los permitimos, nos estamos alejando y desconectamos de nuestros hijos.

Nuestro apoyo y acompañamiento resultan fundamentales en esta etapa de la vida, por lo que debería primar siempre el respeto y la empatía en nuestra relación, además de ser capaces de protegerlos y defenderlos cuando alguien les haga sentir vulnerables con comentarios sobre su cuerpo y aspecto físico.

Foto de portada | Freepik

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