Mi hijo adolescente tiene acné y le afecta psicológicamente: qué hacer para ayudarle

Mi hijo adolescente tiene acné y le afecta psicológicamente: qué hacer para ayudarle
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Yo fuí una de esas adolescentes que no se atrevían a salir a la calle cuando su cara estaba llena de una especie de volcanes a punto de erupcionar. Yo era una de esas niñas que suplicaba a su madre que no la obligara a ir a clase porque no quería ser objeto de burlas ese día que el maquillaje no podía disimular absolutamente ni una espinilla. Yo era uno de esos jóvenes que prefería no salir con sus amigos para que nadie viera su aspecto y que lloraba cada noche por tener un aspecto tan horrible.

Y ahora que soy madre me pregunto, si mi hijo tiene acné y también le afecta psicológicamente, ¿qué puedo hacer para ayudarle?

El miedo al rechazo

Sé que mis padres pasaron esta etapa tan dura de mi vida lo mejor que pudieron o actuando como pensaban que me ayudarían más.

Creo recordar que solo una vez logré conmover a mi madre lo suficiente para que me permitiera no ir al instituto. El resto de las veces insistía en decirme que el físico no lo era todo y que tenía muchas otras habilidades por las que debían valorarme.

Pero todas esas palabras, dichas desde el más profundo cariño, caían en saco roto, en un momento en que veías a tus amigas 'triunfar' entre los chicos y te sentías que te alejabas de ellas porque no encajabas: eras un monstruo (o al menos te sentías así).

Por supuesto visité todos los dermatólogos que nos recomendaban, probé diferentes tratamientos y nada terminaba de funcionar. Viví, o más bien malviví, con mis granos hasta los 20 años y aún muchos años más me sentí acomplejada por las marcas que dejaron en mi rostro.

Cierto es que mi caso de acné era muy agresivo y que la mayoría de los chicos pasan por brotes intermitentes pero no tan fuertes. Aún así, y tras hablar con el psicólogo Luis Antón, he podido constatar que los miedos y la falta de autoestima atacan igual, en cuanto te sientes observado/observada por esos granos nada deseados.

Y, aunque la forma de vestir o los nombres de las tribus juveniles han cambiado, el deseo de encajar sigue siendo el mismo y, muchas veces, los cambios físicos (llámalos acné, pecho abundante, michelines...) no ayudan.

Antón trabaja con adolescentes en IPSIA (Instituto Psicoterapias Avanzadas) y nos explica qué podemos hacer los padres para ayudar a nuestros hijos a enfrentarse a esos miedos.

Necesidad de ser aceptado por sus iguales

Acne Adolescente

Los niños que llegan a su consulta, comenta el experto en adolescencia, vienen por problemas de timidez, autoestima, muchas veces provocados o agravados por una apariencia física no deseable. Y el acné tiene gran presencia en esa imagen que les devuelve el espejo y que no aceptan.

Es a partir de los 12-13 años cuando nuestros hijos comienzan a sufrir cambios en su cuerpo propios de la edad, justo en el momento en el que la opinión que sus iguales sobre ellos cobra gran importancia y necesitan ser aceptados en su grupo. Esa necesidad se hace aún mayor a los 15-16 años y, si no se logra, puede aparecer la depresión, el estrés y la ansiedad.

De hecho, comenta el psicólogo que esta necesidad tiene una explicación biológica, ya que es vital para nuestra supervivencia el trato con iguales, el ser aceptado.

A partir de los 15 años, la edad más delicada

Entre los 15 y los 16 años, nuestros hijos pasan por dos procesos:

  • Posicionamiento social, entre iguales.

  • Posicionamiento ante el sexo opuesto: qué opina el sexo que me atrae sobre mí (se habla del sexo opuesto, aunque se sobreentiende que puede ser el mismo).

Y para encajar 'en su tribu' debe triunfar en ambas y las dos están interrelacionadas. Para facilitarlo se juntan en grupos similares donde creen encajar, donde todos visten igual, escuchan la misma música...

Explica el psicólogo que todos los adolescentes buscan ser importantes en su grupo social y tener éxito con el sexo que les atrae. D esta forma, si estás bien colocado en tu estatus social tendrás éxito entre el sexo opuesto y si tienes éxito entre las chicas o los chicos, subirán más puntos en su estatus social.

¿Cómo detectar que algo va mal?

Cuando el acné, u otros cambios físicos afectan al joven sus padres podrán notar síntomas de ansiedad, de falta de interacción social, que se aíslan.

Señala Luis Antón que ahora resulta más complicado para los padres detectar el problema, porque ahora los niños se protegen del rechazo social a través de las videoconsolas y las redes sociales: jugar y participar online les permite relacionarse con otros iguales, sin tener que salir a la calle y se enganchan a ella para no sentirse tan desplazados. "Pero esto no es ni mucho menos la solución", aclara, pues llegan a engancharse a lan pantallas y dejan de tener habilidades para su vida social.

"En esto casos, aunque el niño se ría con 'sus amigos online' y parezca que 'encaja', lo cierto es que fuera de esta situación a distancia no disfruta de las interacciones sociales y sufre. Necesita ayuda".

Esa es la opinión del psicólogo basada en su experiencia, y añade que "estas inseguridades pueden venir de los cambios físicos propios de la adolescencia y que no entienden y de una apariencia que no les gusta, y que pueden agravar una timidez y una inseguridad previa existente".

¿Qué podemos hacer para ayudarles?

Si notamos que no quieren levantarse de la cama, buscan disculpas para no ir a clase, no ríen o hace tiempo que no queda con sus amigos de siempre, es hora de pedir ayuda profesional para que nos indiquen los pasos a dar. Según el psicólogo:

1. Tenemos que enseñarles a regular sus emociones. Es decir, que "los demás tengan la opinión que quieran de ti, pero que no te influya, no te afecte". Hay que buscar las herramientas para ir a clase incluso los días en que el acné es muy visible y puedan reírse del chico. Y, para crear esos mecanismos de defensa automáticos, hay que lograr que piense bien de sí mismo. Si no se trabaja, puede acabar en bullying y hacerles mucho daño.

2. Resaltar sus competencias positivas. Hay que encontrar una habilidad que se le dé bien y que sea valorada a su edad, para reforzar su autoestima y que así escale en el estatus social.

"Las niñas tienen más dificultad para obtener el reconocimiento de sus iguales, porque a esta edad el físico es muy importante", señala el psicólogo de IPSIA, "aunque sean buenas en deportes o destaquen por su inteligencia o por otras actitudes".

Es más sencillo para los chicos, donde el ser deportista es un plus en el grupo social y para atraer al sexo opuesto, aunque sufra acné o lleve aparato en la boca.

3. Buscar un núcleo de amistades con las mismas inquietudes. Existen, asegura el psicólogo: les gustan los mismos libros, ven las mismas series, tienen las mismas inquietudes intelectuales o incluso se sienten igual de fuera de lugar por su aspecto físico. Tener este grupo de protección, ayuda al adolescente a protegerse de la opinión que los demás tengan de él. No está solo.

4. Empatizar con ellos. No está de más que los padres contemos nuestras propias experiencia, que entiendan que la adolescencia es una etapa de inseguridades y que todos hemos pasado por ella. "Les ayudará sabare que al final se sale adelante, que encuentras el amor, tienes amigos, al verse reflejado en sus padres", explica Luis Antón.

Y más si los padres han sufrido acné y han recorrido el mismo camino. No suelen existir muchas fotos de esos años pero si las tenemos, estaría bien mostrárselas.

5. Cuidar su salud. Tenemos que ayudarle a reducir su ansiedad, a ayudar a que su cuerpo funcione bien porque si tiene sufre mucho estrés el cuerpo funciona peor y provoca más acné. Es la pescadilla que se muerde la cola. Hay que cuidar su alimentación y animarle a hacer deporte.

Es recomendable acudir al especialista para que le trate el acné, aunque según el psicólogo "no hay ningún tratamiento cien por cien efectivo", pero sí puede mejorar su aspecto y afianzar la idea de que su padres se toman en serio sus problemas y le apoyan, y hacen todo lo que está en sus manos para ayudarle.

Y, sobre todo, demostrarle mucho amor, compañía y apoyo, aunque solo nos permitan sentarnos a su lado en silencio y escucharles cuando se lancen a hablar. Eso era al menos lo que yo necesitaba a su edad, cuando pasé por el acné. Pero claro está, es mi humilde opinión. Si tienes otras herramientas que puedan servir para ayudar a nuestros hijos adolescentes, por favor háznoslo saber. ¡Cualquier ayuda es buena!

Fotos | iStock

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