Una de las consecuencias de haber sufrido traumas psicológicos en la infancia es una mayor predisposición a desarrollar el síndrome de fatiga crónica en la edad adulta. Así lo ha determinado un estudio de la Universidad de Emory y los Centros de Control y Prevención de las Enfermedades de los Estados Unidos que se publica en la revista 'Archives of General Psychiatry'.
El estudio ha remarcado claramente que los traumas, especialmente el maltrato emocional y el abuso sexual, están asociados con un riesgo seis veces mayor de desarrollar el síndrome de fatiga crónica. El riesgo además aumenta con la presencia de síntomas de trastorno de estrés postraumático.
La fatiga crónica tiene como característica un nivel bajo de cortisol. El cortisol como la hormona del estrés y es importante para la regulación del organismo ante ello. Las consecuencias de los altos niveles de estrés en los niños pequeños son todavía desconocidas, pero cada vez se van comprendiendo más profundamente.
Según explican los investigadores, ciertas experiencias infantiles que se producen cuando el cerebro está en desarrollo y es vulnerable pueden alterar la forma en la que el organismo reacciona al estrés en los años siguientes y podrían tener consecuencias a largo plazo en la salud. Señalan que la depresión y los desórdenes de ansiedad también están relacionados con situaciones de tensión en la infancia.
Quizá cuando un niño sufra dejemos de escuchar algún día eso de "son solo niños" y el entorno se sensibilice hacia no solo hacia los graves casos de abuso físico o sexual, sino también a todos los modos de abandono y maltrato emocional. El estrés, el miedo, el dolor y el estrés tienen conscuencias en los cerebros infantiles. ¿Cuales? Cada día sabemos un poco más.
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