Inglesina Avio Stroller. Cochecitos de bebé a análisis

Inglesina Avio Stroller. Cochecitos de bebé a análisis
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El mercado de los cochecitos para bebé es amplio, tan amplio que suele ser difícil para una pareja escoger entre tanta oferta. Desde Bebés y más tratamos de ofrecer a los lectores algunas ideas para que los padres puedan conocer qué se cuece en el mercado y qué deben tener en cuenta a la hora de buscar.

Hoy vamos a analizar un cochecito de la marca Inglesina, el Avio Stroller, destinado a los bebés desde que nacen hasta que deciden dejarlo. Es decir, un cochecito para siempre.

Lo más habitual es que los padres compren un cochecito más o menos grande y que se pliegue bien para el bebé y que después, cuando el bebé ya tiene un año o más, se den cuenta de que el cochecito es demasiado grande y pesado y que valdría más comprar una de esas sillas de paseo tan ligeras y estrechas, con lo que acaban jubilando el cochecito que tanto dinero costó porque simplemente se les hace demasiado grande.

Pues bien, Inglesina ha creado el Avio Stroller con la intención de ofrecer un término medio, y lo ha conseguido. Se trata de un cochecito más ligero y estrecho que muchos de los cochecitos habituales y tan sólo 5 centímetros más ancho que las sillas de paseo más conocidas.

Para el análisis hemos contado con la versión sillita, así que no podemos hablar del capazo o del “huevo” o “maxi-cosi”, como se conoce a la estructura que suele servir de sillita del cochecito.

Montaje

No puedo decir que sea el cochecito más fácil de montar, porque la verdad es que me ha costado un poco (cazurrillo que es uno), pero siguiendo el manual al pie de la letra se consigue sin demasiados problemas. Será que estoy acostumbrado a los cochecitos que ya vienen montados y por eso me ha costado un poco (unos 10 minutos diría), sin embargo, una vez montado lo he agradecido por una razón muy simple: montándolo aprendes a desmontarlo para limpiarlo y te das cuenta de lo bien que está pensado todo para que funcione y lo bien que encaja la sillita con la estructura, paso a paso.

Maniobrabilidad del Avio Stroller

Impresionante. De todos los cochecitos que he empujado en mi vida, que tampoco es que hayan sido muchos, pero sí unos cuantos, creo que es el que mejor se lleva. El Bugaboo Donkey que probé en su día también se llevaba muy bien, pues tenía las ruedas muy grandes, pero éste, al ser más estrecho, parece que da más juego (siendo dos conceptos de cochecitos diferentes, por supuesto).

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El mango para los padres está unido y es bastante alto, por lo que los brazos casi descansan en él. Las ruedas son grandes comparadas con otras sillas de paseo y son de goma (no llevan cámara de aire, pero son relativamente deformables al presionar con el dedo), haciéndolo más cómodo en general. Además, en las ruedas traseras encontramos amortiguadores internos (dentro de la estructura donde va la rueda), que sin duda ayudan al manejo en general y libran al bebé de muchos sobresaltos.

Comfort para el bebé

La tela del cochecito es fácilmente limpiable porque no permite que la mancha penetre (vamos, que es bastante impermeable). Da la sensación de que en verano es fresquita, aunque también parece que un niño que se duerma en el cochecito sudará bastante, algo que no puedo confirmar porque no lo hemos probado a altas temperaturas.

La barrera para el bebé está acolchada, es muy agradable al tacto y además se extrae muy fácilmente tanto para limpiarla como para meter y sacar al niño si queremos.

El Avio Stroller tiene tres posiciones de reclinado para llevar al niño sentado, semi-sentado o tumbado. Se reclina accionando una palanca con una sola mano y el paso de una a otra posición es muy correcto (hay cochecitos que se quedan a medias de un lado, pero no del otro).

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La capota, pensada para librar al bebé de las dificultades meteorológicas, nos ha gustado mucho, porque es grande, muy grande, y además cuenta con una visera por si acaso, a pesar de bajarla por completo, aún entra algo de sol. Además cuenta con una zona con plástico transparente para que podamos ver a nuestro hijo desde atrás.

Plegado del Avio Stroller

El plegado es muy simple. Un botón libera el mecanismo y, tirando de un asa, el cochecito empieza a plegarse. Tiramos del asa hacia arriba sujetando el manillar con la otra mano y enseguida conseguimos dejarlo plegado. El espacio que ocupa es muy correcto. Hay sillas que quedan más estrechas y otras más grandes. No olvidemos que se trata de una estructura que está pensada para albergar tanto una silla como un capazo o una maxi-cosi.

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El desplegado es igual de simple. Un botoncito a un lado libera el cierre y al levantar el cochecito prácticamente queda totalmente abierto. Un empujoncito con el pie y el coche queda preparado para rodar.

Frenando, que es gerundio

El freno está en la derecha, se acciona muy fácilmente con el pie y no sólo bloquea esa rueda, sino que bloquea ambas. Un acierto, sin duda.

Esos detalles que tanto nos gustan

Para acabar, sólo queda comentar esos detallitos que hacen que un coche se diferencie de los demás. Para empezar, comentar que lleva un portabebidas en la parte trasera, ideal porque los bebés siempre tienen sed y las botellas de agua suelen acabar en la cesta o en nuestro bolso, ahí donde siempre nos cuesta encontrarlas.

Decir también que los botones y mecanismos a accionar funcionan increíblemente bien. No hay que forzar nada, ni apretar para notar clicks, ni manipular extrañamente para que suceda algo. Apretar y punto.

Sobre el diseño, se trata de un cochecito muy vanguardista, moderno, bonito, bien diseñado (ya digo, el montarlo te hace ver que todo tiene su explicación).

Resumiendo

El Avio Stroller de Inglesina es un cochecito para bebé pensado para usarlo siempre, tanto cuando son pequeñitos como cuando son más grandes. En la época de bebé es uno de los cochecitos más pequeños y manejables y en la época de niño, digamos a partir de los seis meses, cuando van en sillita, es más grande que los cochecitos de paseo, pero no mucho más, y sigue siendo igual de manejable.

Ese precisamente es su punto fuerte, la maniobrabilidad. Puede llevarse con una mano, casi diría con un dedo, porque absorbe de tal manera las imperfecciones de la calle que casi parece que flote. Sin embargo, como pesa más que las sillas de paseo, hay gestos, como subir a una acera, que cuestan un poco más.

El diseño es bonito, la capota enorme y en general queda la sensación de que tienes entre manos un cochecito especial. La única pega que le podría poner a la sillita es el tejido. Perfecto para limpiarlo si se mancha, pero algo caluroso al contacto con el cuerpo de los niños (Aran se durmió hace unos días en él y se levantó más sudado que de costumbre, y eso que no es verano).

Sobre el precio, la sillita ronda los 400 euros. Un precio muy acorde a lo que ofrece, teniendo en cuenta que lo que compras es, además de una sillita, una estructura que puede utilizarse también con un capazo y una "maxi-cosi".

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