Meriendas sanas (II)

Meriendas sanas (II)
2 comentarios

Hablábamos, dentro de nuestro Especial sobre Alimentación Infantil en Bebés y más sobre la importancia de una merienda sana en el tema anterior y hoy continuamos, con algunas ideas y propuestas para darle la importancia que merece a esta comida.

Bebida en la merienda de los niños

El agua es la bebida ideal si el niño ha pasado varias horas sin beber, la hidratación debe ser prioritariamente con agua. Pero, por supuesto, podemos elegir la merienda para darle un buen vaso de leche o un zumo natural. Lo que no es conveniente es usar a diario los zumos de bote o los batidos industriales. Buscaremos siempre la opción de los productos frescos y lo menos manipulados posible.

Como dije la merienda es un buen momento para los lácteos: leche, yogures, unas natillas o un flan casero, un batido con fruta con leche o yogurt, dependerá del apetito del niño y sus gustos.

Proteínas y dulces en la merienda de los niños

Un sandwich o un bocadillo, preferentemente con productos de calidad y pan casero, son una merienda adecuada para los niños con más apetito y que tengan una dieta que incluya la fruta en las otras comidas. Un buen pan con rodajas de tomate y jamón es otra opción que incluye ya un producto vegetal crudo. Un huevo cocido y un tomate a rodajas con queso de burgos.

En la merienda podemos incluir también dulces: galletas o bizcochos, pero siempre habría que priorizar los caseros, y evitar, ante todo, la bollería industrial de forma habitual. Que si un día estamos de paseo y le damos unas galletas de chololate no pasa nada, siempre que sea algo esporádico, no habitual y que el niño sepa tomarlo así.

El apetito de cada niño es diferente

Aunque las recomendaciones generales es que se haga un fuerte desayuno y una cena suave, salvando esto, es necesario recordar que cada persona y cada niño es diferente.

Una forma de que tengan más hambre en el desayuno es dejar tiempo para esta importante comida, aunque eso, si tenemos que madrugar mucho es complicado. Pero si hemos hecho una buena merienda y una cena más suave, posiblemente el niño tenga más hambre por la mañana.

Igualmente, solemos tender a incorporar los alimentos más calóricos y con proteína en la comida y la cena, pero eso no es indispensable. Si nuestra experiencia es que nuestro hijo tiene poco apetito al mediodía no es necesario empeñarnos en que haga una comida muy fuerte: unas legumbres y un lácteo pueden cubrir sus necesidades y luego, en la merienda, se pueden poner hasta unos escalopes con ensalada.

La merienda es cultural

Nada es obligatorio y la organización de las comidas es algo cultural con lo que podemos permitirnos tanta flexibilidad como queramos. Y si cuando más ganas de comer tiene nuestro hijo es en la merienda podemos aprovecharla para darle más comida, no pasa nada si llega con menos apetito a la cena.

Cuando estuve viviendo el Inglaterra me acostumbré a sus horarios y la distinta distribución de los alimentos. Un desayuno de rey (esos huevos con salchichas y judias, que ricos), una comida casi testimonial que solía ser un sandwich y una fruta, una merienda deliciosa (mi landlady nos daba tortitas y macedonia de frutas, jamón y queso, pan con mantequilla, sandwich de pepino, flan ) y una cena muy suave y temprana en la que nunca faltaban las patatas, el maíz y los guisantes. Aunque yo echaba en falta un buen filete o un cocido no podía quejarme.

Una buena y sana merienda es necesaria para los niños, pues cubre sus necesidades de energía y nutrientes y podemos usarla para introducir en ella los alimentos que menos estén presentes en las otras comidas, con mucha flexibilidad, pero siempre tratando de no recurrir a los zumos envasados y la bollería industrial.

Es decir, la merienda es una comida muy importante porque debemos repartir las ingestas de alimentos a lo largo del día y, para los niños, el momento de relajarse a media tarde es una buena oportunidad de completar sus necesidades nutricionales con una buena merienda.

Pero como decía, la merienda es también una cuestión cultural y no debemos ser rígidos: comer cinco o seis veces al día es la clave y comer equilibrado, lo demás, es opcional y libremente podemos jugar con ello. Lo importante es disfrutar y alimentarse bien, como estamos tratando a fondo en nuestro Especial sobre Alimentación Infantil en Bebés y más.

En Bebés y más | Taller de ciencias: merienda para pequeños científicos , La merienda, una obligación, La importancia de la merienda

Temas
Comentarios cerrados
Inicio