Todo lo que tienes que saber sobre la adopción en España y fuera: una madre de tres hijos adoptados nos lo cuenta
Ser Padres

Todo lo que tienes que saber sobre la adopción en España y fuera: una madre de tres hijos adoptados nos lo cuenta

A menudo hablo de la adopción de nuestros hijos. No es que lo vaya contando a los cuatros vientos pero imagino que, como todo lo que nos apasiona o vivimos como una alegría grande, acaba surgiendo de un modo u otro. Una de las últimas veces, salió con motivo de los nombres que ponemos a nuestros hijos, yo comenté que los míos venían ya con nombre y no se los cambiamos. Pudimos hacerlo, y de hecho es muy lícito, pero en su momento lo vivimos como un modo de quererlos como eran, como venían, con lo que venían.

En conversaciones como esta, observo que la adopción es algo que genera curiosidad, interés, emoción e, incluso, admiración. Algunos te llaman valiente, otros buena persona, pero no hay nada de eso. Solo un profundo deseo de ser padres. Y dicen los expertos que así ha de ser. En mi caso, mis tres hijos han sido adoptados en España. De mi experiencia nace este artículo que comparto por si alguien está en una situación similar a la nuestra y les pude ayudar.

Primeros pasos y trámites para adoptar un hijo

Cuando decides explorar la vía de la adopción, lo primero es llamar por teléfono a la entidad de protección de menores de la comunidad autónoma en la que resides donde te citarán, junto a otros interesados, a una primera reunión informativa.

Reunión informativa

Los técnicos, de la Comunidad de Madrid en nuestro caso, fueron muy claros desde el principio: La adopción no es una opción altruista ni de buena voluntad, para eso están las ONG. La adopción es solo para quienes quieren ser padres (con todo lo que eso conlleva y para toda la vida) y no de un hijo cualquiera, sino del hijo de otros que ha sido abandonado. Esto, junto con la cantidad de papeleo, los años de espera o la incertidumbre sobre lo que vendrá, parece que invita más bien a una retirada, pero el que desea ser padre está dispuesto a todo por sus hijos, por eso, es fundamental que esta sea la única motivación.

Abrir expediente

Si decides seguir adelante, debes abrir tu expediente, esto es presentar tu solicitud acompañada de un buen puñado de documentos (como casi todo está digitalizado, basta autorizar la consulta a la Administración) que incluye desde partidas de nacimiento, a certificados que declaren que estás libre de delitos penales, pasando por certificados médicos, de empadronamiento, renta…

Jornadas de formación

Una vez registrado el expediente, te convocan a unas jornadas de formación junto a otras familias donde se explican los procesos, los países, los viajes, se habla de los niños, situaciones, del encuentro, la espera… Y las familiar pueden plantear sus dudas, hacer preguntas expresar miedos…

Valoración psicosocial

Después vendrá la valoración psicosocial: una batería de test y entrevistas con psicólogos que nos hacen repasar nuestro pasado y recorrer nuestro presente (actividades, entornos, relaciones familiares, amigos, aficiones…) y, con todo ello, expresar nuestras motivaciones, deseos, frustraciones y también nuestras expectativas sobre el hijo que vendrá. Ambas fases, formación y estudio psicosocial, tienen un mismo objetivo: ayudarnos a descubrir si estamos en el sitio adecuado, si la vía de la adopción, tal como es en realidad, maravillosa pero con incógnitas, es la adecuada para formar nuestra familia.

Es importante descubrirlo aquí, y bajarse del carro a tiempo si veo que no me voy a sentir madre de un niño que no tenga la piel o los ojos como los míos. O si pienso que no podré soportar que mi familia no acepte a un nieto, a un sobrino, que no venga de mis entrañas.

Registro de Familias

El equipo técnico que nos valora, redacta unos informes y los presenta ante la Comisión de Tutela del Menor que, si acepta nuestro ofrecimiento, nos incluye en el registro de familias para adopción nacional o envía nuestro expediente al país seleccionado para la adopción internacional. Sí, he dicho nuestro ofrecimiento, uno no solicita un niño en adopción, se ofrece que es muy distinto. A la aceptación de nuestro ofrecimiento, por parte de la Administración, se le llama obtener la idoneidad.

Nosotros enviamos nuestro expediente a Colombia y cuando llevaba dos años allí en espera, oímos por casualidad en el telediario que se había abierto el registro de adopción en la Comunidad de Madrid. Nos dijeron que podíamos estar simultáneamente en las dos listas, así que abrimos expediente también para adopción nacional.

Cosas propias de la adopción de niños nacidos en España

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En este sentido cada comunidad autónoma funciona de una manera, unas tienen el registro siempre abierto y van dando número a quien va llegando. Otras, lo abren cada cierto tiempo. En el caso de Madrid se abrió el 20 de mayo de 2015.

“En los dos meses que el registro estuvo abierto se presentaron 1.240 familias, solo en los 10 primeros minutos llegaron 600 expedientes”, relata Antonio Ferrandis, Jefe de Área de Adopciones de la Dirección General de la Familia y el Menor de la Comunidad de Madrid. Ahora bien, “aquí hay unos 40 abandonos al año y estudiamos a 60 familias porque estudiar ahora a una que nos hará falta dentro de 6 años, no tiene sentido”, afirma Ferrandis.

"Aquí no hay ningún coste"

Muchas personas se preguntan sobre los tiempos de espera, el coste de la adopción nacional, el perfil de los niños, si hay requisitos para ofrecerse como familia…

Aquí no hay ningún coste, ni tampoco un tiempo medio de espera. El registro está creado en 2015 y valdrá hasta 2022 probablemente. En septiembre de 2015 estaban adoptando los primeros”, afirma Ferrandis. También depende de qué se ofrece o para qué: “El lunes que viene saldrá un niño Síndrome de Down con una señora que se ofreció el mes pasado”.

El perfil de las familias que se ofrecen también ha cambiado: "En los años 60 y 70 no hubiéramos esperado más que parejas casadas por la iglesia con un diagnóstico de infertilidad, y ahora tenemos parejas casadas, de hecho, con hijos, sin hijos, hombre solos, mujeres solas, parejas de hombres, parejas de mujeres… Toda la variedad de modelos familiares", asegura Antonio Ferrandis.

588 adopciones en España y 567 adopciones internacionales

Respecto a los niños, “de nuestros 40 casos del año pasado, 35 fueron de la lista convencional y 5 niños de adopción especial (con dificultades que hacen más difícil encontrar a la familia adecuada)”. La adopción es la medida de protección más drástica, la que extingue toda relación con la familia de origen. En España, la mayor parte de los niños de renuncia absoluta y sin familia, son al nacimiento. Cuando son niños que han sido tutelados, que están en una institución o cuando hay algo de familia, es más probable que sean candidatos al acogimiento.

Según los datos que arroja el último Boletín Estadístico de Medidas de Protección a la Infancia, del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, en 2016, el número de menores adoptados por la vía nacional en España fue de 588 y, ese mismo año se constituyeron 567 adopciones internacionales. Unas cifras muy parejas en las que la adopción nacional se mantiene y la internacional baja cada vez más.

La adopción internacional se reconvierte

Hemos asistido a un gran boom de la adopción internacional en los últimos años del siglo pasado y, sobre todo, en la primera década de este. Pero esta explosión acaba en 2010. ¿Qué ha pasado?

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Cada vez menos adopciones internacionales

“El propio fenómeno de la adopción internacional, que ha sido muy llamativo y ha generado interés mediático, ha creado, en los países de los que vienen los niños la conciencia de qué está pasando aquí que no somos capaces de proteger a nuestros niños” explica Antonio Ferrandis.

Esto, junto a importantes cambios socioeconómicos y culturales, ha dado la vuelta a las cifras: “En España han descendido un 80% las adopciones internacionales. De 5.000 niños que llegaron a venir adoptados a España en el año 2004, el año pasado no llegamos ni a 500”.

Los niños más pequeños y más sanos encuentran fácilmente adoptantes en su propio país, cosa que hace unos años no pasaba: “Hace 15 años en India estaba prohibida la adopción de sus propios niños y China, de donde venían la mitad de las adopciones internacionales de España, abandonaba a 15.000 niñas al año”, cuenta Ferrandis.

La adopción en otros países

Ahora en China ya no queda adopción convencional, solo el llamado Pasaje Verde que es la adopción de niños con necesidades especiales, pero para el pequeño resto de abandonos que sigue habiendo en algunas zonas, hay suficientes adoptantes en el propio país.

De hecho, solo hay un país en el mundo donde no se han desplomado las adopciones internacionales: Italia. “Allí hay un movimiento fortísimo, asociado a algunos grupos confesionales, de ofrecerse para niños enfermos y mayores”, apunta Antonio. Con esta excepción, las adopciones internacionales en los países occidentales han descendido un 60-80% respecto a hace una década.

¿Se ha acabado entonces la adopción internacional? “No diré que se ha acabado pero, desde luego, se ha reconvertido. Como avisa la Conferencia de la Haya, la adopción internacional ha pasado a ser adopción internacional especial”, afirma Ferrandis que reconoce que sigue habiendo algunos pocos casos de adopciones de pequeños:

“Nosotros estamos haciendo adopciones en Rusia (con importantes riesgos de salud), Bulgaria, Polonia, República Checa y Hungría. Insisto, de niños que previamente no han sido aceptados por su propia población, por tanto, mayores riesgos de desarrollo sanitario, cierta mayor edad (desde luego de 3 años en adelante y en algunos países de 6 años en adelante). A América Latina se envían ya muy pocos expedientes, tenemos algunos casos al año en República Dominicana y, si se trata de niños mayores, algunos casos en Colombia. En Asia seguimos trabajando con India y con Vietnam”.

La espera media, según estadística, es de seis años y medio desde que se abre expediente hasta que viene el niño y el coste oscila entre 4.000 y 30.000 euros según el país elegido, sin contar vuelos ni alojamiento.

“Esto incluye la valoración de documentos, las traducciones, la legalización, la contratación de un intérprete, de un abogado, las tasas que cobra el país…”, enumera. Y luego hay países de un solo viaje de una semana, y países en los que tienes que estar dos o tres meses.

La gestión de la espera y de las emociones

Nuestro primer hijo llegó por la vía nacional cuatro años después de iniciar el proceso de adopción. Desde hacía 4 meses nos habían avisado de que no hiciésemos viajes de los que no pudiésemos regresar en menos de 24 h, porque podían llamarnos en cualquier momento.

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Y el teléfono sonó...

El teléfono sonó una buena mañana en mi lugar de trabajo: “Venid para acá que tenemos un ofrecimiento que hacheros”. Ahogué un grito y, entre la algarabía de mis compañeras, volé a recoger a mi marido. Camino del Instituto Madrileño de la Familia y el Menor, íbamos llamando a familiares y amigos para hacerles partícipes de nuestra alegría. Los nervios y la expectación ante si sería niño o niña, bebé o de tres años, de qué color y con qué rasgos, nos devoraba.

Llegamos allí y nos dijeron: Es un niño, tiene 14 días y se llama Jaime. Si tras leer su informe aceptábamos (¡cómo!, ¡de mil amores!), podíamos recogerlo allí mismo al día siguiente.

Esa tarde nos lazamos como locos a comprar biberones, chupetes, ropa, pañales… La experiencia fue tan maravillosa, que cuando se volvió a abrir el registro de adopción nacional en 2008 volvimos a apuntarnos y otros 4 años después recibíamos a nuestro tercer hijo. Entre medias, hicimos un acogimiento familiar (otra lista, otro proceso, otras implicaciones) con otro menor que, con el tiempo, también ha acabado en adopción.

Un largo tiempo de preparación

Los años que pasan desde que inicias el proceso hasta que vienen los hijos se hacen largos y están llenos de una gran incertidumbre: no sabes cuándo, qué, cómo, por lo que no puedes elegir la cuna o comprar biberones, porque igual ya duerme en cama y come con cuchara. Pero hay pasos que sí puedes dar: “No hay que vivirlo como un tiempo de espera sino de preparación”, recomienda Ferrandis que anima a disponerse para aceptar al hijo que me van a dar y despedirse del hijo con el que uno ha soñado.

Y yo aseguro que, si esto se hace y se hace bien, la apertura es tal que el hijo que te dan, no solo colma todas tus expectativas, sino que, cuando llega estás preparada para quererlo exactamente como es, con su piel, sus ojos, sus circunstancias y hasta su nombre. Como lo que es cualquier hijo, un auténtico regalo.
Sobre María del Mar Peiteado: El periodismo es mi profesión y la familia mi pasión. Álvaro y yo formamos una preciosa familia con tres hijos que no han nacido de nuestras entrañas sino que se han gestado en nuestro corazón. Una aventura maravillosa.

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