Mi hijo no sube de peso: cuánto debería aumentar según su edad y señales de alerta

Mi hijo no sube de peso: cuánto debería aumentar según su edad y señales de alerta
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El aumento de peso es una preocupación frecuente de las familias y un tema que importa también mucho a los pediatras. Tanto el exceso como la poca ganancia de peso puede suponer un problema y/o esconder una patología. En los primeros meses de vida, las revisiones con el pediatra son muy frecuentes y se realiza un seguimiento estrecho tanto del peso, como de la talla y del perímetro cefálico.

Más adelante, las revisiones se espacian y son muchas veces los padres los que consultan preocupados porque notan que sus hijos o hijas engordan poco. Pero, ¿cómo de importante es el peso? ¿Qué signos de alarma debemos conocer? ¿Debemos los padres llevar un registro del peso de nuestros hijos?

¿Cuánto deberían aumentar de peso los niños según su edad?

Es difícil dar una cifra exacta, pues la ganancia de peso depende de muchos factores: del sexo, de la edad, de la alimentación, de la genética; tampoco aumentarán lo mismo niños sanos que niños con enfermedades, ni un bebé prematuro (que ha nacido antes de lo que le tocaba) que uno a término.

Para saber si la ganancia de peso es adecuada, a los pediatras nos ayudan mucho las gráficas de crecimiento y los percentiles. De esta manera, sabemos si un niño o niña tiene un peso normal para su edad y su altura y, lo más importante, sabemos si la ganancia de peso es adecuada y se mantiene en un percentil similar a lo largo de su crecimiento; o, por el contrario, hay una bajada o un aumento muy llamativo que nos hagan estar alerta y descartar posibles enfermedades.

El aumento de peso en los primeros meses de vida

La inmensa mayoría de los recién nacidos pierden peso tras el nacimiento (habitualmente no más de un 7-10%) y lo recuperan en torno a los 10-15 días de vida. Posteriormente, y durante las primeras 4-6 semanas de vida, suelen ganar unos 20 g/día (que viene a ser 150-200g a la semana). Más adelante, hasta el cuarto mes aproximadamente, ganarán entre 100 y 200 gramos a la semana (habrá semanas que ganen más y otras menos y no hay ningún problema). Hay estudios que apuntan a que los bebés alimentados con biberón y fórmula artificial engordan más que los bebés que sólo reciben lactancia materna. También sabemos que los bebés amamantados tienen menos riesgo de obesidad en el futuro.

Muchas de las gráficas de crecimiento de las que disponemos se elaboraron con diferentes poblaciones sin distingur su alimentación; ahora, se recomienda emplear las de la OMS para los lactantes, pues han sido elaboradas con datos de lactantes alimentados con leche materna y muestran cuál debería de ser el crecimiento de un niño en condiciones óptimas.

Para las madres que amamantan, muchas veces existe la preocupación de saber si su bebé está comiendo bien y llegan a obsesionarse con el peso. Es importante añadir aquí que, aunque el peso es un excelente indicador de que un bebé está comiendo bien, hay otros datos que nos indican que nuestro bebé tienen suficiente leche y es importante valorarlos, especialmente en los recién nacidos. Si durante el primer mes de vida realiza entre 8-12 tomas al día, moja al menos 4-5 pañales de pis al día y realiza varias deposiciones diarias, queda satisfecho y tranquilo tras la toma, y nosotras notamos que el pecho se vacía tras la toma (no todas las mujeres lo notan), es probable que esté comiendo bien.

Aumento de peso entre los 4 y los 12 meses de vida

El peso aumenta mucho durante los primeros meses de vida. Como hemos visto, hasta los 3-4 meses de vida engordan entre 100 y 200 gramos a la semana. A partir de ahí, la ganancia de peso se frena un poco y es importante que los padres (y profesionales) lo conozcan, pues en las madres lactantes esta menor ganancia de peso puede llevar a una introducción de suplementos y al abandono posterior de la lactancia materna (es la llamada crisis de crecimiento de los 3 meses).

Entre los 4 y los 6 meses de vida suelen ganar 80-150gramos a la semana y entre los 6 y los 12 meses "sólo" 40-80 gramos a la semana. Los primeros dos-tres años de vida es una de las etapas de la vida donde el crecimiento es mayor (otra será la pubertad) pues los bebés suelen duplicar el peso al nacer a los 5 meses, lo triplican al año y cuadriplican a los dos años.

Aumento de peso en niños más mayores

Ya hemos comentado que el crecimiento durante los tres primeros años de vida es muy rápido. A partir del segundo o tercer año de edad y hasta la adolescencia, el crecimiento se frena y estabiliza. En esas edades, los niños suelen ganar entre 1 y 3 kg de peso al año.

¿Cuánta cantidad deben comer los niños?

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Ésta es una de las preguntas más recurrentes en la consulta cuando hablamos de alimentación. Y no hay una respuesta única, pues depende del niño y de la edad, pero como normal general y con muchos matices suelo contestar: lo que quiera el niño. Y es que los niños sanos controlan perfectamente sus señales de hambre y saciedad y son capaces de regular su ingesta. Pero vayamos con los matices.

  • Para los lactantes menores de 6 meses, la alimentación debe ser a demanda, tanto la leche materna como la fórmula artificial. Los bebés comen cuando tienen hambre y dejan de hacerlo cuando están saciados; especialmente la lactancia materna supone para ellos un ejercicio, un esfuerzo, así que si no lo necesitan no comerán. Podéis ofrecer tranquilamente el pecho todas las veces que lo necesiten (pues además de alimento es consuelo, confort, tranquilidad...) sin miedo a sobrealimentarlos.

  • Cuando comenzamos la alimentación complementaria, en torno a los 6 meses de edad, la leche continúa siendo el alimento principal hasta el año de vida. Tanto es así que al principio recomendamos ofrecerla antes de los demás alimentos. De éstos, regularemos la cantidad de proteína (entre los 6 y los 12 meses de vida de recomienda tomar 30-40g de pescado o 20-30 gramos de carne o un huevo pequeño al día) y ofreceremos el resto de alimentos según las pautas del pediatra. El niño o niña será quién decida qué cantidad quiere comer. Es habitual que al principio coman poco y progresivamente vayan aumentando su cantidad.

  • A partir del año de vida ya podrían comer como el resto de la familia con pequeñas excepciones. La necesidad de leche en esta etapa es de medio litro de leche (o derivados lácteos) al día aproximadamente. Ya no es un alimento imprescindible (aunque sí importante), pues podemos obtener sus nutrientes de otros alimentos. La cantidad necesaria de proteína al día va aumentándose progresivamente. Los niños, también en estas edades, son capaces de regular su ingesta siempre que los alimentos que pongamos a su alcance sean saludables. Para saber qué cantidad ofrecer de cada grupo de alimentos, es una buena práctica mantener las proporciones del plato de Harvard: la mitad del plato debe ser fruta y verdura, una cuarta parte del plato cereal integral y otra cuarta parte proteína saludable.

¿Debemos obligar a un niño a comer?

Nunca, nunca se debe obligar a un niño a comer. Tampoco debemos usar la comida como premio ni como castigo, ni debemos "entretener" al niño para que coma (televisión, juegos, ipad...). Las tácticas más comúnmente usadas para conseguir que los niños coman podrían incluso tener el efecto contrario: hay estudios que indican que obligar a los niños a consumir alimentos como frutas y verduras puede hacer que las consuman menos.

Además, obligar a un niño a comer podría favorecer la obesidad e incluso trastornos de la alimentación. Por ello, tanto la Asocación Española de Pediatría como la Academia Amerciana de Pediatría, entre otras, desaconsejan obligar a los niños a comer.Los adultos somos los que decidimos qué alimentos ofrecemos a nuestros hijos, ellos son los que deciden la cantidad. Si un niño no engorda lo suficiente, la solución no es obligarle a comer más, sino averiguar por qué come poco o por qué lo que come no es suficiente para compensar su gasto energético.

¿Cuáles son las causas más frecuentes por las que un bebé o niño gana poco peso?

La mayoría de las veces, la poca ganancia de peso no se debe sólo a una causa sino a una suma de varias.

En los primeros meses de vida, es frecuente que la causa de ganar poco peso sea una alimentación insuficiente: mal enganche al pecho, problemas que dificultan la extracción de leche (como u frenillo sublingual) u horarios rígidos (el tan popular "dar de mamar cada 3 horas y tan sólo 10 minutos cada pecho") son algunas de las posibles causas; también una incorrecta preparación de los biberones, una infección, un reflujo-gastroesofágico o una alergia a las proteínas de la leche de vaca pueden originar que un bebé no gane suficiente peso en los primeros meses de vida.

En niños más mayores las causas pueden ser múltiples: técnica de alimentación inadecuada, ingesta insuficiente de determinados nutrientes, enfermedades que conllevan una mala absorción de nutrientes (como fibrosis quística o enfermedad celíaca), un aumento de las pérdidas (como una gastroenteritis prolongada), o unos requerimientos de nutrientes aumentados (cardiopatías, enfermedades metabólicas, hipertiroidismo...).

¿Cuando consultar si piensas que tu bebé o hijo no engorda suficiente?

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Ya hemos hablado que la ganancia de peso es diferente en función de la edad así que los signos de alarma también los serán.

  • Para los recién nacidos, si notáis que el bebé está muy irritable o, por el contrario, muy aletargado; que no reclama las tomas y es difícil despertarle o que no quiere soltar el pecho y pide mamar a todas horas; si moja menos de 4 pañales de pis al día, si el pis es anaranjado y/o apenas hace deposición, es motivo para consultar. Si la pérdida de peso tras el nacimiento es superior a 7-10% del peso del recién nacido y/o tarda más de 15 días en recuperar el peso al nacimiento, también deberá ser valorado.

  • Si en los siguientes meses os parece que gana poco peso, y sobre todo si notáis algún otro síntoma añadido (vómitos, rechazo de tomas...) también debéis consultar.

  • Ya hemos dicho que a partir de los 2 años el crecimiento se frena y estabiliza y eso puede conllevar que el niño o niña coma menos. Si el peso y la talla se mantienen en sus percentiles, su desarrollo psicomotor es normal y son niños activos y contentos, no habría que preocuparse. Si por el contrario notamos una pérdida de peso más o menos rápida, están más cansados y decaídos o asocian otros síntomas (diarrea, vómitos...) debemos consultar.

  • En niños adolescentes (o cercanos a ella, pues desgraciadamente cada vez empiezan antes) debemos también estar atentos a posibles trastornos de la alimentación (anorexia, bulimia)

Como norma general, los padres no necesitamos llevar un registro minucioso del peso de nuestros hijos. Las revisiones periódicas del niño sano suelen ser suficientes para detectar posibles problemas de crecimiento.

Pero si el peso os preocupa o si habéis detectado alguno de los síntomas de alarma de los que hemos hablado, no dudéis en contactar con vuestro pediatra para que valore al niño o niña y haga el seguimiento oportuno.

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