La hinchazón que sufre el vientre de los bebés es algo que no denota problemas de salud, es un rasgo característico en la constitución del bebé, pero a medida que crece, este abultamiento de su tripa desaparece adquiriendo un aspecto más normal.
Este no es un síntoma de sobrepeso, no se trata de obesidad, el vientre del bebé es un espacio reducido para contener los mismos órganos que un adulto, aunque sea en menor proporción en cuanto a tamaño, este espacio es más reducido que el de un adulto. Además otro factor que realza el hinchazón de la tripita es la grasa parda, una reserva que el bebé tiene distribuida desde el cuello hacia la tripa y en la zona que está alrededor de los riñones.
Esta grasa de reserva es muy importante, ya que ayuda a regular la temperatura del organismo para que se mantenga caliente, además frente a una enfermedad que sufra el niño, colabora en que no sufra excesiva debilidad, ya que cuando está enfermito come menos y su organismo recurre a esta grasa. Esta grasa se encarga de favorecer la producción de energía. Esta grasa se relaciona con el calor generado para mantener la temperatura, es decir, cuando el niño empieza a andar, la generación de calor es mayor y por tanto la reserva de la grasa parda empieza a ser innecesaria, a medida que el organismo del bebé se fortalece, la grasa parda desaparece.
El hecho de que un bebé no sepa andar es también la causa de que sus abdominales no se desarrollen, estos músculos al fortalecerse, se encargan de mantener la tripita en su sitio. Cuando comience a caminar, se desarrollaran y endurecerán y este motivo junto al desuso de la grasa parda, le proporcionarán una figura más esbelta.
Bueno esto es en el caso habitual, también se puede producir la hinchazón de la tripita por un exceso de gases o por estreñimiento, pero para estos casos hay remedios que los pediatras aconsejan y que son importantes seguir.
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