Papá, te necesito

Papá, te necesito
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Los hombres siempre han sido padres pero nunca han parido ni amamantado. Los padres pueden participar intensamente en vivir el embarazo y el parto, pero en la lactancia su papel es menos activo, pero muy importante como vamos a ver.

Por eso, si vas a ser padre y quieres ayudar a que la lactancia salga adelante, puedes ayudar mucho. El hombre puede participar de forma decisiva en que sea un éxito. Todo esto, que ahora se explicar, cuando mi hijo era un bebé me hubiera gustado saber expresarlo, pero no sabía las palabras. Ahora he aprendido a explicarme.

Es normal que el papá se sienta desplazado y desconcertado con el enorme vínculo amoroso que nace entre la madre y el bebé. Sentirse así no es malo, es normal. Pero somos adultos y es el momento de descubrir que también la paternidad cambia a la persona que era antes un joven sin tanta responsabilidad.

Ante la nueva situación y el ensimismamiento amoroso de la madre, enrabietarse por el papel secundario que ahora ocupa en la emotividad femenina o por no poder “hacer nada” en la lactancia, no son opciones maduras. El padre es ahora muy importante. También va a crecer y a cambiar en el puerperio y la lactancia. Lo que haga ahora será decisivo para la familia.

El papel del hombre en la lactancia y el puerperio no es dar biberones, ni por hacerlo es más útil ni estará más unido al bebé cuando crezca. El padre puede y debe ocuparse de un papel muy importante, cuidar y velar para que el vínculo de la diada madre-hijo y la lactancia se construyan sin interferencias.

Es el garante de su seguridad y tiene que preparar ese ambiente tranquilo, protegido y cómodo que la madre y el hijo necesitan. Tiene que ser el muro que evite el exceso de visitas, los consejos molestos o los comentarios descorazonadores. Que él esté informado y sea consciente es tan importante como que la mujer esté preparada. Sobre todo es el sostén emocional de la mujer, que en esos momentos puede sentirse insegura y asustada, hasta deprimida. Su abrazo, su escucha, el saber preguntar que necesita ella, todo eso puede ser decisivo.

El trabajo que la madre ahora no puede hacer en la casa debe asumirlo él porque es mucho más importante y agotador el criar a un recién nacido. Si lo hace, está ayudando a que la lactancia salga adelante, porque la mujer ahora no tiene tiempo de nada más. La madre es también un ser recién nacido y es en él en quien espera encontrar el baluarte que la ayude.

El padre debe además informarse sobre lactancia y sobre los posibles problemas que tengan, y ser el que apoye a la mujer para que acudan ambos a un grupo de lactancia. Es conveniente hacerlo incluso antes del parto y después, también si la lactancia se desarrolla sin contratiempos.

El hombre, pese a no dar biberones, puede hacer muchas cosas: lavar, planchar, tender, comprar, cocinar, limpiar, cambiar pañales, guardar las cosas, atender a los hijos mayores para que no se sientan solos, bañar al bebé, arrullarlo, darle masajes, dormirlo en brazos o en un pareo cuando se despierte, proporcionar a la madre todo el descanso posible… su papel en el éxito de la lactancia es enorme.

Conozco a un padre que explica su papel así: "Yo no tengo que despertarme a dar el pecho y no atiendo a mi hijo cuando estoy en el trabajo. Pero lo que hace la madre es insustituible, ni yo mismo puedo substutuirla ahora. Pero si puedo hacer que este periódo sea un paraíso para ella y para mi hijo. Y voy a hacerlo".

Es enriquecedor, os lo aseguro. asumir estas tareas, que el hombre pueda sentirse partícipe de la lactancia. Pero sobre todo, de él puede depender que su compañera y su hijo sean felices. Es un reto pero seguro que tu puedes asumir.

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