Varicela: cómo reconocerla y actuar

Varicela: cómo reconocerla y actuar
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La varicela es una infección viral por la cual la persona presenta ampollas extremadamente pruriginosas en todo el cuerpo y aunque es más frecuente en los niños menores de 10 años también la pueden desarrollar los adultos y niños de más edad. Por lo general la enfermedad puede tratarse en casa bajo la supervisión de un especialista sin necesidad de hospitalización pero vamos a daros unas claves para poder reconocerla y hacerla más llevadera.

Lo primero que se debe hacer es vacunar a los niños, lo habitual es ponerles la primera dosis cuando el niño tenga de 12 a 15 meses de edad. Una segunda dosis se debe administrar cuando tengan entre 4 y 6 años. Si no se les ha vacunado a esas edades es recomendable que los niños de 13 años en adelante deban recibir dos dosis, con un intervalo de 4 a 8 semanas entre ellas y si recibieron la primera dosis de pequeños y a esa edad todavía no han sufrido varicela se les debe poner una segunda dosis.

Los síntomas más habituales son fiebre, dolor de cabeza, dolor de estómago y pérdida del apetito. El sarpullido de la varicela ocurre entre 10 y 21 días después de haber tenido contacto con alguien que tenía la enfermedad. Las ampollas frecuentemente se observan primero en la cara, la parte media del cuerpo o el cuero cabelludo para luego extenderse y causan un escozor incesante. Debemos evitar a toda costa que los peques se rasquen y se lesionen pues pueden producirse una infección (un remedio recomendado por especialistas para atenuar los picores son los baños de avena con agua tibia y el talco para secar las ampollas.

La enfermedad aproximadamente suele tener una duración de dos semanas, es imprescindible avisar al pediatra para que nos de un tratamiento y pautas para aplicarlo. Si el niño tiene más de un año de edad y no se ha vacunado, el médico puede recetar medicamentos antivirales y administrar la vacuna con un diagnóstico precoz. También conviene saber que la varicela es más severa en niños que tienen afecciones cutáneas como eczema o afecciones pulmonares como el asma.

Los niños con varicela no deben volver al colegio ni tener contacto con otros niños hasta que todas las ampollas de varicela hayan formado costra o se hayan secado. Los adultos deben seguir esta misma regla a la hora de volver al trabajo o estar con otras personas ya que esta enfermedad se puede contagiar muy fácilmente a otras personas simplemente tocando los líquidos de una ampolla de varicela o si alguien que la tenga tose o estornuda cerca de nosotros. En adultos y niños mayores la enfermedad puede resultar más grave sobre todo si no están vacunados.

Es importantísimo no administrar a los peques aspirina (ácido acetilsalicílico) ni ibuprofeno cuando tienen varicela ya que el uso del ácido acetilsalicílico ha estado asociado con una afección grave llamada síndrome de Reye y el ibuprofeno con infecciones secundarias más graves. Para darles cualquier tipo de medicación siempre hay que consultar con el pediatra.

Esta enfermedad no suele tener mayores consecuencias si se toman las precauciones que os hemos mencionado, no obstante os decimos lo de siempre, lo mejor es acudir al especialista.

Imagen | Phyllis Buchanan

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