Una dieta deficiente es la única causa modificable de mala salud en el mundo: Informe mundial sobre consumo de grasas

Una dieta deficiente es la única causa modificable de mala salud en el mundo: Informe mundial sobre consumo de grasas
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El pasado abril se publicaba en el British Medical Journal, un estudio del National Center of Biotechnology Information de Estados Unidos, dirigido por Renata Micha, en el que se ha cuantificado el consumo mundial de grasas por países, edad y sexo entre 1990 y 2010. Se trata de una investigación que incluyó 266 encuestas nacionales entre adultos de 113 países (representando aproximadamente al 82 por ciento de la población mundial).

Uno de los principales objetivos es llevar la información a los Gobiernos de los diferentes países, para influir en políticas de salud pública a nivel mundial. No encontraréis referencias a población infantil, pero creo que es importante por dos motivos: si tenemos hijos es muy importante cómo y qué comemos, a fin de darles buen ejemplo.

El segundo motivo es que se prevé que para el 2020, casi el 75 por ciento de muertes y reducción de esperanza de vida por algún tipo de discapacidad, podrán ser atribuibles a enfermedades crónicas no transmisibles, incluyendo diabetes tipo 2, obesidad, cánceres, enfermedades cardiovasculares,… Se espera aumento de estas enfermedades en países de ingresos bajos y medios. Conociendo las causas, se puede evitar el riesgo.

Entre las causas más identificadas están la dieta y el estilo de vida; y en la investigación se identifican diferentes tipos de grasas que puedan tener impacto en la salud pública. En general, se considera que una dieta deficiente, que aporte poco desde el punto de vista de la nutrición, es la única causa modificable de mala salud en el mundo.

Y aunque el estudio identifica muchas relaciones entre tipos de grasas (explicadas brevemente aquí) en la dieta y aparición de enfermedad; creo que nos debemos quedar con el equilibrio en la alimentación, y la necesidad de potenciar las llamadas grasas útiles, frente a las trans y las saturadas.

Sin embargo se ha observado que pese a la información, el consumo de estos dos tipos de grasa se había mantenido, aunque afortunadamente había aumentado el de las poliinsaturadas (las Omega). Se han estado recogiendo datos por grupos de edad y diferenciando sexos, es una investigación muy exhaustiva con finalidad de mejorar la salud pública.

A tenor de los resultados, en España se han registrado ingestas adecuadas para todos los consumos, exceptuando las grasas saturadas, lo cual es preocupante porque podría convertirse en un problema epidemiológico.

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