Creo que la sandía es una fruta tan apetecible que no es necesario que la presentemos de una forma especial para que resulte atractiva a los niños. Aún así, si nos apetece podemos servir una fuente con bolitas hechas con el cucharón de helados, o formas variadas, para las que habremos utilizado el cortapastas.
Es dulce, refrescante y calma la sensación de sed, tres cualidades que nuestros hijos apreciarán aunque no les hayamos contado cuáles son los beneficios de este preciado fruto sobre su salud. Y es que la sandía no sólo contiene agua en un 93 por ciento de su composición, además es una buena fuente de Vitaminas A, C, B1 y B6; también de fibra y potasio.
Según nos cuentan en la Fundación Española del Corazón, nuestro país es uno de los principales productores a nivel mundial de esta fruta que conocimos en el siglo VIII, durante el periodo de dominación árabe.
Entre los primeros frutos de origen salvaje, y las grandes y crujientes sandías que conocemos hoy en día, han transcurrido años de selección hasta conseguir el producto apetecible que comemos durante el caluroso verano.
Se trata de una fuente de energía nada despreciable que tiene otras propiedades como la de aliviar el estreñimiento ocasional (gracias a su composición en fibra), y que es un buen diurético.
Hemos dicho que es crujiente, pero también es blanda, por lo que podemos darla a probar a los bebés a partir de seis meses (siempre como alimento aislado para comprobar que no les produce alergias), eso sí: sin pepitas.
Imagen | Riley Kaminer En Peques y Más | ¿Qué niño se resistiría a una de estas formas de presentar las frutas?, En verano... alimentos frescos, ligeros y saludables