Qué sabemos de la legionela y cómo podemos prevenirla

Qué sabemos de la legionela y cómo podemos prevenirla
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La legionelosis es una enfermedad bacteriana que puede adquirirse tanto en el ámbito comunitario como en el hospitalario, en este segundo caso se denomina nosocomial. La comunitaria se asocia principalmente a sistemas de enfriamiento evaporativo como pueden ser las torres de refrigeración asociadas al aire acondicionado. En el caso de la nosocomial aparece cuando la bacteria se encuentra en los sistemas de agua caliente sanitaria y agua fría de consumo humano.

La legionella es una bacteria que se encuentra de forma natural en el agua y solo cuando prolifera en exceso y se propaga pude dar lugar a casos de legionelosis.

Alrededor del 25% de los casos de legionelosis que se registran son nosocomiales, es decir que se han originado en ambiente hospitalario. Y de ellos el 20%, aproximadamente, tienen desenlace fatal, aunque el porcentaje puede aumentar si los afectados padecen una enfermedad asociada que haya provocado que el sistema inmune del paciente se encuentre debilitado.

Y es que es fundamental tener especial precaución en el ámbito hospitalario y aplicar medidas de protección complementarias en aquellas zonas con pacientes en mayor riesgo de desarrollar la enfermedad. Son pacientes de alto riesgo los ancianos, los pacientes con insuficiencia renal, los pacientes con diabetes y también los neonatos. Así que los hospitales tienen que disponer de un diseño apropiado y de un estricto mantenimiento de los dispositivos e instalaciones que utilicen agua para su funcionamiento.

Para los hospitales se considera muy importante la aplicación de filtros terminales en duchas y grifos especialmente en áreas en las que están los enfermos de alto riesgo y así evitar el desarrollo de legionelosis.

Así que en verano hay que estar especialmente alerta porque la legionella puede encontrarse en cualquier tipo de instalación artificial en que intervenga el agua, como los depósitos, las conducciones de agua corriente, torres de refrigeración, humidificadores, duchas y grifos. Parece que la temperatura óptima para su rápido desarrollo está entre los 30ºC y los 42ºC así que en verano mucha precaución y al menor síntoma hay que acudir al hospital.

Imagen | Microbe World

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