“Para poder actuar como personas autónomas necesitamos primero ser cuidados y sostenidos”. Entrevistamos a Carolina del Olmo.

“Para poder actuar como personas autónomas necesitamos primero ser cuidados y sostenidos”. Entrevistamos a Carolina del Olmo.
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Carolina del Olmo dice que se dedica a algo así como la sociología de la maternidad y la crianza, y yo me veo en condiciones de afirmar que a muchas cosas más a juzgar por su actividad laboral. Me propuse traerla aquí cuando supe que había escrito “Dónde está mi tribu?”, libro que pone encima de la mesa una serie de reflexiones sobre maternidad y crianza, que van más allá del claustrofóbico mundo de la pareja madre / hijo.

Es madre de Bam Bam y Peebles, directora de cultura en el Círculo de Bellas Artes, y directora de la revista Minerva; en el perfil de su blog encontramos también que anteriormente se dedicó a los estudios urbanos en sus ratos libres.

En la entrevista que sigue, Carolina nos habla un poquito sobre su libro, pero también sobre la desaparición e las comunidades naturales y su repercusión en las familias y el desarrollo de los niños. ¿Es esta forma la vida que queremos para nosotros mismos y nuestros hijos? ¿hay soluciones? (advierto que la respuesta a estas dos preguntas está más en nosotros, que en la entrevista que vais a leer). Eso sí, encontraréis algunas pistas y espero que os valgan.

Creo que el libro está bien estructurado, que he conseguido un buen equilibrio entre experiencia personal, información práctica y conocimiento más o menos sesudo, y que lo he hecho con un lenguaje accesible y con algo de humor. Además, por lo que me suelen decir los lectores – sobre todo las lectoras – resulta desculpabilizador, y eso siempre viene bien en esto de la crianza

En temas de crianza los expertos siempre transmiten sus conocimientos de una manera vertical lo que sitúa al receptor en una posición de indefensión y dependencia

Peques y Más.- Desde el momento en que descubrí tu libro, me llamó mucho la atención un aspecto. Reflejas la 'guerra' entre libros de crianza 'pro niños' y 'adultocéntricos'; pero sobre todo defiendes el papel de la tribu como transmisora de consejos válidos en este tema.

¿Qué diferencia los consejos de la abuela, la vecina, la amiga...de los de un experto en un libro?

Carolina del Olmo.- Lo importante no es tanto quién te de los consejos, sino desde dónde te los dan o, mejor, qué tipos de cauces existen para la circulación de esos consejos.

La amiga, la vecina, la abuela te aconsejan – o eso se supone – desde la cercanía, el roce y el cariño (por eso los consejos no suelen ser bienvenidos cuando te los da esa vecina metomentodo o ese señor que se ha sentado a tu lado en el autobús…). Los saberes que transmiten estas personas cercanas circulan, por tanto, en un plano más o menos horizontal, mientras que los expertos, por más que utilicen un tono amistoso y cercano, siempre transmiten sus conocimientos de una manera vertical, de arriba a abajo, lo que tiende a situar al receptor de información en una posición de indefensión y dependencia.

La diferencia entre esas dos formas de transmisión de conocimiento se puede dar en cualquier ámbito, pero es particularmente importante en campos como el de la crianza, en los que lo que se transmite no es ciencia ni dogma ni datos susceptibles de ser verdaderos o falsos, sino una amalgama de costumbres, técnicas y saberes prácticos que son siempre adaptables a las distintas situaciones y discutibles en mayor o menor grado. Las vías por las que se transmiten los saberes cotidianos de las amigas, las abuelas, etc., no son solo cauces de transmisión de conocimientos o consejos, son, simultáneamente redes de apoyo, fibras de un tejido social más denso en el que nos apoyamos y que tiende a adaptarse a nuestras particularidades.

PyM.- ¿Crees que haber dejado por el camino a nuestra tribu ha sido perjudicial para familias y niños? ¿por qué?

CdO.- No me cabe duda. Las familias extensas del pasado, los entornos rurales, las comunidades basadas en cercanías y lazos estrechos de antes, presentaban un sinfín de problemas y obstáculos – particularmente para las mujeres o para la expresión de distintas diferencias y minorías –, es decir, no podemos idealizarlas sin más.

Pero para una actividad como la crianza o para otras formas de cuidados, eran muy superiores al individualismo del sálvese quien pueda que impera hoy, y que está dibujando un mundo en el que cada día es más difícil construir compromisos o refugios sólidos en los que ampararnos.

La disolución del tejido social denso ha acarreado un entorno volátil y precario en el nos encontramos especialmente vulnerables

PyM.- Hablas de una 'crisis de cuidados' en nuestra sociedad (y yo temo que el camino antes mencionado nos lleve a la individualidad). ¿Somos más vulnerables sin las estructuras naturales que permiten que los más débiles sean cuidados?

CdO.- De nuevo, sin duda. Nuestra sociedad se articula en torno al mito de la independencia y la autonomía personales. Y es probable que la disolución del tejido social denso haya permitido unos niveles de expresión de las individualidades y los particularismos nunca vistos.

Pero también ha acarreado un entorno altamente volátil y precario, en el que una y otra vez, al menor embate de las circunstancias (pérdida de salud, de ingresos, de un ser querido), nos encontramos totalmente a la intemperie, sin refugio y, por tanto, especialmente vulnerables. Es algo que la modernidad no parece haber entendido: para volar libres necesitamos ataduras, es decir, para poder actuar como personas independientes y autónomas necesitamos primero ser cuidados y sostenidos, y eso solo se consigue formando parte de redes de reciprocidad y cercanía que nos empoderan a la vez que nos limitan.

PyM.- ¿Qué significa convertir la maternidad en un asunto de repercusión social?

CdO.- Supongo que es una derivación más del “lo personal es político” que el feminismo puso en primer plano. En el fondo, se trata de hacer ver que ya es, de hecho, un asunto de repercusión social – y un asunto hondamente atravesado por todo tipo de cuestiones sociales, políticas y económicas –. Lo que hace falta es, para empezar, hablar de ello, y ponernos a pensar cómo queremos que sean nuestras maternidades, qué transformaciones sociales necesitamos para que esas maternidades que queremos sean posibles… En suma, negarnos a que la maternidad sea algo que sucede en los parques y entre las paredes de nuestras casas.

PyM.- Los hombres ya estaban enredados en el sistema de producción, las mujeres nos hemos ido incorporando al mercado laboral. ¿Tan seductora es la economía de mercado?

CdO.- No lo creo. Más bien es una imposición. Es como las migraciones: generalmente el aspecto clave para entenderlas no es el efecto llamada de las sociedades “ricas” sino el efecto expulsión de países devastados por años y años de explotación y relaciones de poder injustas y abusivas. Pues lo mismo pasa con esto del mercado laboral: generalmente se llega a él cuando ya no queda otro sitio decente en donde estar o a donde ir…

Al criticar a las mujeres que preferirían dedicarse al cuidado de sus hijos, pesan bastante las ideas de cierto feminismo mainstream que identifica acríticamente liberación de la mujer con mercado laboral

PyM.- ¿Cómo interpretas que en la actualidad haya madres que son criticadas por querer dedicarse solo a cuidar a sus hijos? 

CdO.- Para empezar, es, simplemente, un efecto de una sociedad criticona por sistema. También se critica a las que no tienen hijos. E incluso a las que intentan apañárselas simultaneando trabajo y familia. En el caso de esta crítica a las mujeres que preferirían no trabajar y dedicarse al cuidado de sus hijos, diría que pesan bastante las ideas de cierto feminismo mainstream que identifica acríticamente liberación de la mujer con mercado laboral, para esta corriente del feminismo el ámbito de los cuidados no puede ofrecer nada bueno.

PyM.- Pero esto no es una cuestión de género ¿no?, ¿qué consecuencias crees que tiene para los bebés y niños que ninguno de sus padres pueda ocuparse de ellos?

CdO.- Es y no es una cuestión de género. Es verdad que el número de mujeres que eligen – o que manifiestan su deseo de – cuidar de sus hijos personalmente dejando de trabajar para ello es mucho mayor que el de los hombres. Ahí hay un asunto que es absolutamente necesario abordar desde una perspectiva de género. Pero también es verdad que va más allá del género: vivimos en unas sociedades en las que el predominio del tiempo dedicado al trabajo – o su contraparte: la falta de trabajo y la miseria que lleva asociada – estructuran nuestras vidas, con lamentables consecuencias para los más vulnerables – niños, ancianos, dependientes – y también para la felicidad de los que, supuestamente, estamos en plena forma.

Esa conciliación de la que yo hablo exige que el mundo cambie radicalmente, lo que nos da buena idea del tipo de mundo desquiciado en el que vivimos…

PyM.- En la relación familia / comunidad / medios de subsistencia, ¿cuál sería una posible solución? ¿la conciliación?

CdO.- Sí, claro, pero una conciliación de verdad, y no esa tomadura de pelo a la que nos tienen acostumbrados. Si trabajáramos 20 horas a la semana, y hubiera un reparto de riqueza que nos permitiera a todos vivir dignamente con los ingresos de ese trabajo, sería infinitamente más sencillo conciliar la familia, el trabajo, las relaciones sociales, el activismo político y social, y todo lo demás. Por supuesto, esa conciliación de la que yo hablo – y que, si lo piensas, es un objetivo perfectamente razonable, que seguro que una inmensa mayoría comparte – exige que el mundo cambie radicalmente, lo que nos da buena idea del tipo de mundo desquiciado en el que vivimos…

PyM.- ¿Por qué nos va a gustar leer tu libro?

CdO.- Creo que está bien estructurado, que he conseguido un buen equilibrio entre experiencia personal, información práctica y conocimiento más o menos sesudo, y que lo he hecho con un lenguaje accesible y con algo de humor. Además, por lo que me suelen decir los lectores – sobre todo las lectoras – resulta desculpabilizador, y eso siempre viene bien en esto de la crianza.

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Antes de finalizar me gustaría rescatar parte de una frase en los primeros párrafos “… reflexiones sobre maternidad y crianza, que van más allá del claustrofóbico mundo de la pareja madre / hijo”. Creo que la necesidad de tribu la tenemos todas las madres y padres ) incluso cuando no la percibimos o no queremos aceptarlo). Y puede que esa sea la razón de que deseemos encontrarnos con otras madres en diversas situaciones, no lo hacemos solo por nuestros hijos, también por nosotros mismos. Incluso con diferencias de por medio, eso resulta mucho más enriquecedor que vivir las paternidades o maternidades a solas, y por supuesto que pretender que nuestra vida es la misma que era antes del nacimiento del primer hijo.

Y ahora sí, le doy las gracias a Carolina por haber accedido a esta entrevista, y por su inestimable colaboración. Inestimable porque andamos faltos de reflexiones en los tiempos de corren, y porque estamos en un momento en el que las cosas aún podrían cambiar.

Ha sido un placer conocerte un poco más Carolina.

Imagen | Elena Cabrera (periodista de El Diario).

Más información | Dónde está mi Tribu, Editorial Clave Intelectual.

En Peques y Más | Se nos ha olvidado vivir y permitir a nuestros hijos que vivan. Entrevista con Laura Perales Bermejo, Los hijos se ven como una carga tanto económica como logística que nos hacen perder nuestro tren de vida. Entrevista con Núria Otero Tomera

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