No existen niveles seguros de consumo de alcohol durante el embarazo

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Quiero compartir con vosotros la información sobre una campaña del Ministerio de Sanidad, Política Social e Igualdad, llamada ‘Embarazadas cero alcohol’.

Y lo hago porque en relación al consumo de esta droga en mujeres gestantes, existen evidencias claras sobre su capacidad de producir malformaciones, de interrumpir o alterar el desarrollo del embrión o del feto en cualquiera de las etapas de la gestación. Durante la gestación, el alcohol pasa a través de la placenta hasta el feto y la información científica no garantiza un nivel seguro de consumo de alcohol, por lo que el único consumo seguro es el cero. Esto es porque su ingesta aumenta el riesgo de aborto, retraso y bajo peso al nacer y malformaciones congénitas del recién nacido.

El consumo de alcohol durante el periodo gestacional es, por tanto, responsable de una enorme carga de daño para la salud física y social del individuo, de su familia y de la sociedad en general, que es enteramente prevenible. La recomendación del Ministerio se aplica al periodo preconcepcional, a la gestación y también a la lactancia.

Cartel embarazo y alcohol
Esta sustancia provoca efectos tóxicos sobre el cerebro, especialmente durante aquellas etapas de la vida en las que su maduración no ha sido completada: periodos embrionario y fetal, infancia y adolescencia. El cuidado de la salud del bebé empieza cuidando la de la propia madre, y adquiriendo buenos hábitos que reduzcan todos los riesgos

Un embarazo no supone un trastorno ni una alteración en la vida de una mujer y no es incompatible, salvo en el caso de un embarazo de riesgo así considerado por un facultativo, con la mayoría de actividades familiares, sociales y laborales que realiza cualquier mujer que no esté embarazada.

Sin embargo es necesario excluir cualquier consumo de alcohol por considerarse causa directa del Síndrome Alcohólico Fetal (SAF), que engloba: retraso del crecimiento, afectación del sistema nervioso central y malformaciones faciales características.

El SAF es la causa más frecuente de retraso mental de origen no genético. Su prevalencia es de 1-3 por mil recién nacidos, aunque se estiman cifras más altas cuando se incluyen muchos otros casos que se presentan con sintomatología incompleta y otros que no se diagnostican hasta meses y años después del nacimiento.

Recordad que en las etapas embrionaria y fetal existe una enorme vulnerabilidad a todo tipo de estímulos con potencial para modificar tanto los procesos orgánicos como los relacionados con el comportamiento.

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