La peligrosa deriva de los botellones hacia una perfecta máquina expendedora de melopeas

La peligrosa deriva de los botellones hacia una perfecta máquina expendedora de melopeas
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Recientemente Macarena nos comentaba cómo está aumentando el consumo de alcohol entre adolescentes con una peligrosa tendencia al sin botellón no hay paraíso. Aunque también podríamos decir que estamos ante un proceso en el que los adolescentes acuden, cada fin de semana, a una máquina expendedora de melopeas. Los datos de la Encuesta Estatal sobre Uso de Drogas en Enseñanza Secundaria indican que más del 80% de estudiantes dicen haber consumido alcohol en este último año y que más de la mitad de los jóvenes de entre 14 y 18 años han asistido a un botellón en el último mes.

Supongo que será porque mi hija crece y se acerca a la edad en la que tendrá que ir sola con sus amigos a descubrir el mundo por lo que me animo a intentar entender el fenómeno del botellón. Y es que aunque la excusa digan que es el alto precio de las copas me resisto a creerlo porque en los botellones muchos jóvenes van equipados con sus smartphones y cuelgan fotos o hablan de ello durante la fiesta. Además, como generación güasap que son, mientras hacen los corrillos ¡cada uno escribe mensajes mientras está ajeno al que tiene al lado!

Si en España nos quejamos de la piratería y de la escasa oferta de ocio para niños y jóvenes, ¿a qué se está esperando? Nunca antes habíamos tenido una crisis tan dramática y probablemente hayamos perdido la oportunidad de impulsar a nuevos artistas, a nuevos movimientos, a nuevas tendencias que sean capaces de romper con la situación vigente mientras el botellón sigue avanzando.

Y es que hasta me pregunto cuál es el arte que puede producir un botellón. Si en España hemos tenido buenas referencias con los guateques que dieron música ye-yé ¡qué competía con la música española y le ganó!, sirvieron para adoptar bailes de estilo anglosajón, también la apertura al exterior, ¡hasta películas! En los 80 pudimos ver cómo crecieron los bares como lugares de ocio y de socialización, la música y los ritmos en directo ¡qué acabó con la tendencia ye-yé! y mucha literatura y hasta cinematografía de éxito con ¡Pedro Almodóvar! como uno de los grandes narradores visuales de la época. En los 90 triunfaron Las historias del Kronen de Montxo Armendáriz basados en la novela de José Ángel Mañas. La generación X que empezó la fiesta en los bares y que decidió salir de ellos para vivirla en la calle donde al final ha cogido el relevo la Generación Y o los millennials.

Espero que los legisladores ¡también los de educación! se sienten y se cuenten sus problemas porque si por un lado estamos impulsando la creatividad, la imaginación, la motivación, la autoestima, el autocontrol y la autonomía en la educación de los niños, ¿para qué les ponemos, cuando crecen, máquinas expendedoras de melopeas? Y si a los bares se les marcan normas y leyes, además de altos impuestos, que están haciendo que se vacíen y no sólo cuando tienen que fumar ¡dejando la copa dentro! pues es normal que se piense que ¡para eso mejor en la calle!

Y si a los artistas: músicos, escritores, profesionales del cine, no se les permite promover sus creaciones en espacios habilitados, ¿para qué estamos preparando a la generación con más posibilidades de la historia? si no van a poder disfrutar de una cultura del entretenimiento ¡que es imprescindible con el tiempo de ocio que viene!

Por ejemplo que los creadores de videojuegos estén creciendo sin parar permite pensar que hay posibilidades para desarrollar otras formas de entretenimiento para los jóvenes que juegan en casa, eso sí, o como comentaba también Macarena, ¿acaso tienen los adolescentes y los jóvenes que recuperar de golpe las calles que negamos, y llevamos negando hace tiempo, desde que son niños? Y, ¿no podrían recuperarlas de una forma más variada y enriquecedora que mediante un botellón?

Aunque recuperar los 70 o los 80 o los 90 de España es imposible lo que no puede ser es que el botellón sea un fenómeno, en mi opinión muy soso y aburrido, que apenas genera riqueza, que no produce ningún movimiento artístico o cultural de relevancia y que sólo sirve para que tengamos que mantener una enorme administración de servicios de limpieza para asegurar que nuestras ciudades tengan un aspecto digno y decente.

En Peques y Más | Aumenta el consumo de alcohol entre adolescentes, con una tendencia a generalizar los "atracones" de bebidas alcohólicas Imagen | pepell

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