El fracaso escolar sigue siendo una tragedia social, pero no se toman medidas dirigidas al fondo del problema

El fracaso escolar sigue siendo una tragedia social, pero no se toman medidas dirigidas al fondo del problema
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En el año 2010 se publicó el estudio número 29 de la colección Obra Social de La Caixa, se titulaba “Fracaso Escolar, una tragedia Social”, y sus autores fueron Mariano Fernández Enguita, Luis Mena Martínez y Jaime Riviere Gómez.

En nuestro país el fracaso escolar alcanza tasas del 30 por ciento, y ha sido medido de diferentes maneras, y situado en el cómputo de resultados europeos y mundiales, de otras tantas formas. Pero no se trata sólo de cifras con las que llenarnos la boca, como si con pronunciarlas quisiéramos demostrar nuestro conocimiento sobre el tema.

El fracaso escolar es un escándalo social tremendo, y un drama para cientos de familias con niños escolarizados, pero ¿se toman medidas para luchar contra él? Jorge Osma (de la Universidad Jaume I en Castellón) nos contaba en esta entrevista de hace tres años que en la actualidad ‘se educa con métodos similares a los de hace 30 años’ pese a la innovación en materiales y tecnología.

Hoy, la Asociación Otra Escuela es posible, llama la atención sobre este tema que debería estar en el candelero (por delante de eventos futbolísticos); afirmando - entre otras cosas - que ‘el sistema educativo español es incapaz de compensar el origen social de los alumnos’. Este es un factor determinante del fracaso escolar, y la atención que se presta desde la Escuela Pública a las necesidades individuales dista de estar a la altura de otros países con mejores resultados.

Estamos muy por encima de la media europea (en un 12,8 por ciento), y por primera vez se ha reconocido desde el Ministerio de Educación la gravedad de la situación del sistema educativo español, eso sí: las soluciones propuestas no están dirigidas al núcleo del problema.

¿Cómo entender el fracaso escolar?

Según Enguita, ‘un tercio de la población juvenil no es capaz de conseguir el objetivo de lograr un título regular postobligatorio que lo habilitaría a entrar a competir en el mercado laboral por un puesto de trabajo con una cualificación mínima estimable’.

En la actualidad, las oportunidades de las personas dependen de su formación y su cualificación. Así que ¿cómo no esperar que la enseñanza esté al servicio de que cada niño reciba una eduación de calidad?

La situación de alarma social es evidente

Es necesario cambiar las formas de enseñar, y darle a los alumnos un rol central en sus procesos de aprendizaje (algo así como ocurre en la ‘school lab’ de la que os hablamos hace poco, o en las Vittra). Contar con profesorado de calidad y altamente competente (al estilo finlandés) también debería ser objetivo urgente en la agenda de cambios educativos.

En un mundo que dentro de pocos años dejará de ser nuestro, porque lo heredarán nuestros hijos, deberíamos reflexionar y actuar con un poco más de responsabilidad.

Fracaso Escolar 2

Actuaciones que no funcionan

En el texto de Otra Escuela es posible, elaborado por Virginia Baudino, se analizan algunas decisiones que a juicio de la entidad son erróneas y no funcionan, son solo una representación del problema:

  • Todo empieza en Primaria. Existen indicadores que alertan sobre los alumnos con dificultades. Estos alumnos son, como demuestra su posterior trayectoria escolar, abandonados a su suerte por el sistema.

  • La repetición de curso es una medida inútil, una rutina sin justificación pedagógica, un despilfarro de recursos.

  • Los problemas disciplinarios, contrariamente al tópico sólo afectan a un 28% de los que abandonan. Y, además, los padres de estos alumnos suelen dar más respuestas a los requerimientos del centro que el resto de los padres.

  • Las medidas de diversificación o la atención a alumnos con necesidades especiales han demostrado ser interesantes en el diagnóstico pero ineficientes en el tratamiento. A través de éstas no se consigue que ni un solo de los expedientes analizados continúe en el centro y no abandone.

Me quedo con esta frase de Mariano Enguita: ‘la rigidez y la eventual esterilidad de las asignaturas convierte a la institución y la experiencia escolares en una vivencia del aburrimiento, que pasa a convertirse en su faceta principal y omnipresente’.

E invito a reflexionar sobre el hecho de que estamos ‘obligando’ a nuestros hijos a formarse en un sistema educativo poco cambiante, que contrasta fuertemente con un entorno inmediato y sociedad en continua evolución.

Volviendo al Fracaso Escolar, en una definición amplia de fracaso escolar, este podríamos entenderlo como ‘toda forma de no consecución de los objetivos escolares proclamados por la sociedad y que pueden estimarse como mínimos razonables en función del mercado de trabajo, a saber, un título regular postobligatorio’.

La educación es uno de los principales recursos de la estructura social, no afrontar el fracaso social en todas las dimensiones afecta directamente no sólo a la igualdad de oportunidades, también al funcionamiento social futuro.

Imágenes | Liz, USAG- Humphreys Fuente | Otra Escuela es Posible En Peques y Más | Gran artículo de Miguel Jara sobre el fracaso escolar, Las habilidades de los padres para influir en el éxito escolar: interés por los estudios de los niños e implicación activa

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