Descubre por qué en otros países se recomienda que los adolescentes entren más tarde al Instituto

Descubre por qué en otros países se recomienda que los adolescentes entren más tarde al Instituto
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A finales de agosto pasado la Academia Americana de Pediatría realizaba unas recomendaciones que tuvieron su eco en Estados Unidos y Reino Unido, sin embargo por aquí tampoco hemos leído mucho sobre este tema, y me gustaría ayudar a difundir una visión diferente acerca las horas de sueño infantil, relacionadas con la hora de comienzo de las clases.

En primer lugar, recordaremos cómo dormir suficiente incide en el rendimiento escolar, aunque no sólo es aconsejable una buena higiene del sueño por ese motivo, ya que se muestra como factor de prevención de experiencias psicóticas… Y reconozcamos que estamos hablando de una necesidad básica, no de lujo, ya que cualquiera de nosotros está de mejor humor, y nos funciona mejor el cerebro si hemos descansado.

Todo esto viene a cuento de unas reflexiones sobre la hora (para muchos demasiado temprana) en la que los niños - de Secundaria, y los que hacen Jornada Continua - entran a sus clases en colegios o Institutos. Desde la AAP, aseguran que dormir suficiente por la noche, puede ser difícil para los adolescentes, con ciclos de sueño natural que les dificulta conciliar el sueño antes de las 23 horas, y deben estar en clase a las 8 horas (a las 7,30 o antes en USA).

Los horarios de acostarse y levantarse se van retrasando aproximadamente hasta los 19 años y medio, y no es que ellos se empeñen en no cerrar los ojos a las 10 de la noche, es que se produce una confluencia de melatonina, cortisol y hormonas sexuales, causante de esta modificación en los ciclos. Según he leído en The Huffington Post, que a su vez cita muchas fuentes bien documentadas, el despertador a las 7 de la mañana en un adolescente, es como si yo me lo pongo a las 5, o sea que me levantaría si no hay remedio, ¡pero a qué precio!

Otros ritmos de sueño y la misma necesidad de obtener buen rendimiento

Así es la adolescencia, etapa que muchos conceptualizan como importante crisis vital en el tránsito a la adultez; y además un momento de confluencia de cambios de todo tipo que influirán no sólo en su desarrollo presente, sino en las personas futuras que serán.

Russell Foster es el principal autor de un artículo publicado en The New Scientist, y el autor de unas declaraciones curiosas durante una conferencias, las cuales suscitaron interés a la vez que cierta controversia (lo cual siempre es bueno, sin duda).

El señor Foster afirma que es una crueldad que los adolescentes empiecen pronto sus clases, y no está diciendo el hombre que les programen menos asignaturas, o que se les reduzca la carga de trabajo. Está diciendo que la falta de sueño afecta al rendimiento, y teniendo en cuenta lo que habéis leído más arriba, debería haber una posición uniforme y generalizada para favorecer este cambio en los horarios. Habla además de escuelas que implantan la norma de cambiar horarios.

El cómo se podrían organizar ya es tarea de los centros educativos, imagino que no sería excesivamente complicado dado que yo cursé la Secundaria en horario partido (excepto el último curso), quiero decir que no es una experiencia que se adoptaría por primera vez.

Parece que por los estudios realizados, en general los adolescentes se están acostando más tarde de lo que deberían, pero ¿sólo por los cambios hormonales?. Claro que no, porque hoy en día también tienen muchas interferencias en su sueño por culpa de su presencia en las Redes Sociales y el uso de dispositivos (puede que en ocasiones un exceso de tareas o la mala organización de trabajo escolar también influyan)
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Un problema grave pero de fácil solución

La pérdida de sueño en población pediátrica es una preocupación que está a la orden del día entre los profesionales de la salud infantil, tanto que no son pocos los intentos de racionalizar las horas de entrar a las escuelas. Un ejemplo de ello es la declaración de “School start times for adolescents” elaborada por la pediatra Judith Owens.

Y es que la falta de sueño también podría ser la causa de problemas de sobrepeso, e incluso de depresión, en general el sueño se considera como un elemento de la calidad de vida; o sea que esta última será mejor o peor dependiendo del descanso.

En Estados Unidos las clases pueden llegar a empezar muy temprano - más que aquí -, pero si adoptamos las recomendaciones, también estamos haciendo bien a nuestros estudiantes: empezar a las 9 en lugar de a las 8 en Secundaria, sería un cambio que implicaría una reorganización importante, pero a cambio se obtendría una calidad de vida importante en los niños, y en general mejor rendimiento.

El objetivo es que pudieran llegar a dormir un mínimo de 8 horas y media: si tenemos en cuenta que les puede resultar difícil dormir antes de las 23 horas, y que se deben despertar a las 7 o antes, según la distancia entre el centro educativo y su casa… no salen las cuentas.

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¿Cómo de importantes son nuestros menores?

No digo que todo deba girar alrededor de niños y adolescentes, pero aceptemos que en la actualidad - y salvo excepciones - no se piensa en ellos a la hora de planificar nada. Si se habla de tiempos escolares, sale a colación la conciliación laboral y familiar que no lo es en realidad, y los horarios de los padres; también puede que entremos en el tema de horarios laborales de los profesores - que tienen tanto derecho a intentar mejorar sus condiciones como cualquier otro colectivo, por otra parte -.

Pero es que a veces se trata también de mejorar las condiciones en las que se desarrollan los niños, porque ellos son los que sufrirán falta de sueño, o acusarán la no presencia de los padres en casa cuando lleguen, o… Pensar en ellos también es hacerlo en el futuro de todos.

Más arriba he mencionado al doctor Russell Foster, y ahora os digo que cuando a él le preguntan, dice que empezar a las 8:30 sería una diferencia, pero mejorable si se cambiaran los horarios para iniciar las clases a las 10 horas

La cuestión es ¿estamos preparados para asumir esos cambios? o mejor aún ¿los queremos? Pero preguntémonos también ¿los necesitan los más jóvenes?, ¿creemos que es importante tener en cuenta a los niños y sus necesidades?

Como hemos comentado alguna vez, es en Estados Unidos y Reino Unido dónde se plantean este tema (ahora mismo desconozco los horarios escolares en otros países excepto el nuestro). El caso es que cada vez hay más evidencias de cómo funciona el cerebro de los adolescentes, y de cómo ello influye en su sueño, o sea que aún en un estado muy natural e imaginando que no tuvieran tantas interferencias, seguirían necesitando dormir y levantarse más tarde que los niños pequeños y que los adultos.

Imágenes | Franklin Park Library, MC Quinn, Colleen
Vía | The Huffington Post, BBC
Más información | Academia Americana de Pediatría, The News Scientist
En Peques y Más | Creando hábitos razonables de sueño... también en la adolescencia, El sueño ayuda a los niños a transformar los aprendizajes en conocimiento activo

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