Leo que el caso de Belén (nombre ficticio) de 11 años, ha reabierto el debate sobre el aborto en Chile, y me pregunto por qué no podría servir para hablar más sobre los abusos sexuales a menores, y la protección de la infancia, que (a tenor de las noticias que llegan de todo el mundo) está cada vez más desprotegida.
Digo esto porque a Belén (que ya está de 14 semanas) la había estado violando su padrastro desde hace ¡dos años! Víctima de un adulto abusador y de la falta de madre: falta emocional porque no fue ella la que lo denunció, sino la abuela (en el intento de esclarecer la primera acusación de la niña que – bajo amenazas – había señalado a un compañero de colegio). Parece que la controversia que ha genera este tema, está el candelero, no porque la familia de la niña tenga interés en que esta aborte – según he leído -, sino porque diversas organizaciones pretenden despenalizarlo (al menos en algunas situaciones concretas).
No me voy a posicionar en la conveniencia de que se deba despenalizar el aborto en determinadas circunstancias, pero tengamos claro que en estos momentos es difícil saber cuál sería la mejor solución para la niña. Es muy joven para parir y criar, es muy joven para abortar, ¿quién se atreve a decir qué situación implica más riesgos?
Tampoco es que con 11 años deban estar jugando con muñecas, porque hoy en día, muchas niñas no quieren saber nada de ellas con nueve, pero con esa edad lo más saludable es tener tiempo para jugar con amigos, ir al cine, tener confidencias con compañeros de escuela, estudiar, recibir el cariño de su familia… Si Belén continua con su embarazo, deberá parir, alimentar, criar y educar a un bebé, ¿con ayuda de quién si su madre encubre al hombre que la agredido?
Entre las personas que están interesadas en despenalizar el aborto terapéutico, y en caso de violación, está ex presidenta del país Michelle Bachelet. Pero ¿qué dicen Gobierno y oposición de la realidad de los abortos clandestinos? porque estas prácticas elevan muchísimo el riesgo. Son soluciones que se adoptan sobre todo cuando las leyes son muy restrictivas, algo que ocurre en Chile: uno de los países más conservadores del continente, que ocupa el número 16 en tasa de embarazos adolescentes en América Latina.
Belén no es la única
Al conocerse su caso, otra niña chilena (13 años) y su madre, han desvelado que el padre de la pequeña la había sometido a abusos sexuales.
María tuvo a su bebé porque se pensó que el único culpable era el adulto que la había violado, quien sigue en libertad provisional, ya que aún no le han juzgado
Una llega a pensar que Belén ha tenido muy mala suerte, de que su madre escogiera una pareja que llegaría a ser su agresor, de que nadie se diera cuenta de que la violaban desde los 9 años (¿es que no se topó con alguna persona que se extrañara de que los cambios en su carácter no eran naturales?), de que la madre (otra vez) llegue a afirmar que las relaciones sexuales habían sido acordadas entre los dos.
Mala suerte tienen también los niños chilenos que siguen sufriendo abusos sexuales, mientras todo el país debate sobre si debería haber supuestos para permitir la interrupción voluntaria del embarazo.
Como habréis podido comprobar, no es este un post para hablar sobre la prevención de embarazos no deseados, de ese tema se habla cuando no entran en juego los abusos sexuales, esto es otra cosa, ya que las relaciones sexuales no se han mantenido libremente (si es que antes de los 15 años se puede hablar de que no hay ningún tipo de coacción).
Imagen | Jessie Jacobson Vía | El País En Peques y Más | Aumenta el número de niñas menores de 15 años que son madres en México, Colegios de Reino Unido han estado administrando tratamientos anticonceptivos a niñas de 13 a 16 años