Qué dice la psicología sobre las personas que no saben aceptar elogios y cómo afecta a su autoestima

Qué dice la psicología sobre las personas que no saben aceptar elogios y cómo afecta a su autoestima
Sin comentarios

Imagínate un momento la siguiente escena: Sara, una joven brillante en su trabajo, recibe un cumplido de su jefa: "Has hecho un muy buen trabajo en la presentación, realmente se nota tu talento." Entonces Sara desvía la mirada, murmura algo sobre "haber tenido suerte" y cambia de tema rápidamente.

Este comportamiento, que a simple vista parece una cuestión de modestia, a veces encierra mucho más de lo que parece. ¿Por qué hay personas que no saben aceptar elogios, y qué nos dice la psicología sobre esta actitud?

El elogio: un espejo incómodo para algunos

Aceptar un elogio implica algo más que simplemente decir "gracias". Significa permitir que otro reconozca nuestras cualidades, logros o habilidades, y creer realmente que las ve en nosotros, y que las tenemos.

Sin embargo, para muchas personas, recibir elogios puede ser tremendamente incómodo. Desde la psicología, este rechazo suele estar relacionado con la discrepancia entre cómo nos ven los demás y cómo nos vemos a nosotros mismos.

Las personas con una autoestima baja tienden a subestimar su valía personal. En su mente, cualquier cumplido puede generar pensamientos como: "Seguro que lo dice por compromiso" o "Si supiera cómo soy realmente, no me halagaría." Este rechazo interno no es más que un mecanismo de defensa para evitar enfrentarse a la disonancia entre su percepción y la de los demás.

De dónde viene esta dificultad para aceptar elogios

La incapacidad para aceptar cumplidos no aparece de la nada. En muchos casos, tiene raíces en experiencias pasadas como:

  • Críticas habituales en la infancia: Si creciste en un entorno donde los errores se destacaban más que los aciertos, podrías haber aprendido a desconfiar de los halagos.
  • Creencias limitantes: Algunas personas han interiorizado la idea de que aceptar un cumplido es sinónimo de ser egocéntrico o arrogante. Esta creencia, que está muy arraigada, suele bloquearles emocionalmente.
  • El síndrome del impostor: Especialmente en contextos laborales, quienes lo padecen sienten que no son suficientemente competentes y que en cualquier momento serán "descubiertos". Los elogios, lejos de motivarles, les hacen sentir más presión.

Otro ejemplo para verlo más claro: Marta, una diseñadora gráfica, confesaba sentirse avergonzada cada vez que un cliente le decía que había hecho un excelente trabajo. "No es para tanto", decía. Detrás de esta frase estaba su miedo a no estar a la altura de las expectativas.

Así impacta en la autoestima no aceptar elogios

Rechazar elogios (e incomodarse con ellos, sin llegar a creerlos), no es solo 'una respuesta puntual', sino que tiene un gran impacto en la autoestima. Cuando no permites que los halagos te lleguen, en cierta manera refuerzas la idea de que no 'mereces' reconocimiento. Es como si cerraras la puerta a cualquier posibilidad de validar tus propias capacidades.

Además, al rechazar cumplidos, envías mensajes contradictorios a quienes te rodean. Si cada vez que alguien intenta destacar algo positivo de ti, lo minimizas o desmientes, los demás pueden dejar de intentarlo. Esto crea un círculo vicioso: menos elogios, menos oportunidades de mejorar tu autoestima.

Cómo empezar a aceptar los elogios (y sanar la relación contigo mismo)

La buena noticia es que aceptar cumplidos es una habilidad que se puede entrenar. Aquí tienes algunos pasos para empezar:

  1. Tan solo, agradece: En lugar de analizar el elogio o de intentar justificarlo, responde con un simple: "Gracias, me alegra que lo pienses." (¡Aunque no te lo creas!). Al principio puede sentirse raro, pero es un primer paso importante.
  2. Identifica y cuestiona tus pensamientos automáticos: Si al recibir un cumplido piensas "No lo merezco" o "Solo ha sido suerte", pregúntate: ¿Es realmente cierto o es mi inseguridad hablando? ¿En qué me baso para pensar algo así?
  3. Haz una lista de tus logros: Este ejercicio te ayudará a conectar con tus capacidades y a recordar que los elogios suelen tener una base real. Claro que siempre habrá gente políticamente correcta y/o que quiera quedar bien, ¡pero no es la norma!
  4. Ponte en los zapatos del otro: Cuando rechazas un cumplido, también puedes estar invalidando la opinión de quien lo hace. Reconocer esto puede ayudarte a abrirte más al reconocimiento.

El poder que tienen los pequeños cambios

Imagina que cada elogio es como una gota de agua cayendo sobre una piedra. Si dejas que las gotas sigan cayendo, con el tiempo moldearán una nueva forma en la piedra.

Así ocurre con la autoestima: aprender a aceptar los elogios puede parecer un detalle pequeño, pero con el tiempo, tiene el poder de transformar cómo te ves a ti mismo.

La próxima vez que alguien te ofrezca un cumplido, detente un segundo antes de rechazarlo. Respira hondo, sonríe y di gracias. Porque, aunque todavía no lo creas del todo, quizás ese elogio sea exactamente lo que necesitas para empezar a cambiar la narrativa interna que te cuentas sobre ti mismo.

Foto | Portada (Freepik)

Temas
Inicio