"Me asqueó la comida española. Grasienta, poco sana y con marisco en todo". Vendió su casa de Miami para mudarse a Cantabria. No aguantó ni dos años

"Me asqueó la comida española. Grasienta, poco sana y con marisco en todo". Vendió su casa de Miami para mudarse a Cantabria. No aguantó ni dos años
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Después de viajar a España varias veces durante sus vacaciones, esta estadounidense de origen cubano quedó fascinada con nuestro país. No dudó en vender su casa y mudarse a España junto a su esposo. “Queríamos experimentar el estilo de vida europeo”, comenta Cristina para CNN Travel.

En 2021, la pareja vendió su casa en Florida, y al año siguiente se trasladaron a Santander, Cantabria. Sin embargo, tras un año de residencia, Cristina se dio cuenta de que la vida en el extranjero no era lo que había imaginado y, finalmente, regresó a Estados Unidos dos años después de su mudanza.

“No logré adaptarme a su forma de vida”, admite. “Es muy diferente al estilo americano… Tenía expectativas muy altas que se desmoronaron por completo”.

El primer año en España: "una luna de miel"

Luego de vender su casa en Florida y obtener una visa no lucrativa, que permite a ciudadanos no pertenecientes a la UE vivir en España sin trabajar si demuestran solvencia económica, Cristina y su esposo iniciaron su nueva vida en Santander, en la costa norte de España.

Enamorados de la región, llegaron incluso a comprar un chalet en el campo. “El primer año fue como una luna de miel”, relata. “Sentía que estaba cumpliendo un sueño”.

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@CNN Travel

Luego, todo se torció: mal clima, impuestos altos, okupas y comida poco saludable

Pasado el primer año se acabó el idilio y empezaron a darse cuenta de que la realidad no era tan ideal como se la habían imaginado: "Queríamos quedarnos para siempre, pero el modo en que funciona el país no es lo que esperaba”.

Uno de los principales desafíos fue el clima. En el norte, los inviernos son fríos y lluviosos, lo que afectó su bienestar. “No podía soportar meses de mal tiempo. La lluvia constante, la humedad y el viento hacían los inviernos sombríos y difíciles”.

El verano tampoco resultó más fácil debido a la falta de aire acondicionado en muchas viviendas. “Debes acostumbrarte a vivir con las ventanas abiertas”, comenta.

Además, Cristina destaca el alto impuesto sobre las ventas en España, que promedió un 18,76% entre 2000 y 2024. “La gente cree que es más barato, pero hay que hacer cálculos. Con el tipo de cambio y los impuestos, puede que no sea tan económico como parece”.

En cuanto a la gastronomía, encontró que la comida española no cumplió sus expectativas. “Después de un tiempo, me cansé. Es muy frita, grasienta y poco saludable. En ciudades grandes como Madrid o Barcelona hay más variedad, pero en otras zonas es repetitiva”. “Piensas: 'Bueno, ya terminé con las patatas fritas... tocan los mariscos'. Es como el marisco para todo".

“No suelen invitarte a sus casas con facilidad. Hablan contigo, pero no es común que te digan: ‘Ven a casa a tomar algo’”.

Aunque no tuvo dificultades para hacer amigos, percibió la cultura española como reservada. “No suelen invitarte a sus casas con facilidad. Hablan contigo, pero no es común que te digan: ‘Ven a casa a tomar algo’”.

Además, muchos españoles se sorprendían de su decisión de mudarse allí. “Me decían: ‘¿Eres de Florida? ¿Qué haces aquí?’. Con el tiempo, yo misma empecé a hacerme la misma pregunta”.

Cuando se le pregunta si consideró mudarse al sur de España, donde el clima es más amigable, Cristina explica que le preocupaba la posibilidad de que unos okupas se metieran en su casa y compraban una segunda propiedad y dejaban la suya vacía. “El país tiene un gran problema con los okupas”, afirma, y ​​añade que “si compras una propiedad allí, corres el riesgo de que la ocupen”.

Los horarios españoles fueron otro escollo. Le resultó muy difícil adaptarse al horario español, que obliga a algunos negocios a cerrar para la siesta por la tarde. “La otra cosa que realmente me molestó de ellos allí (era) su forma de vivir y su forma de hacer las cosas”, dice. “Todos sus negocios y restaurantes, en su mayoría, cierran a las tres o cuatro de la tarde. Los bancos cierran a las dos y entonces no se puede hacer nada. No se presta ningún servicio”.

"Nunca me habría mudado"

Cristina y su marido se sintieron decepcionados, y aseguran que de haber sabido todo eso antes, nunca se hubieran mudado. Extrañaban la comodidad de Miami, donde todo está abierto a cualquier hora, y la cercanía de su familia y amigos. Finalmente, aceptó una oferta para regresar a su antiguo trabajo como trabajadora social. “Una vez que tuve el trabajo asegurado, compré el billete y me fui. No tenía sentido quedarme”.

Aunque valora el paisaje del norte de España, especialmente su vegetación, el mar y las montañas, no fue suficiente para convencerla de quedarse. “Es una zona tranquila y segura, pero eso no bastaba para mí”.

De regreso en Estados Unidos, Cristina siente que su experiencia en España no cumplió sus expectativas. “Si hubiera sabido todo esto antes, nunca me habría mudado. Pensé que encajaría por mi cultura y el idioma, pero el estilo de vida es muy diferente al hispano al que estoy acostumbrada”.

Cuando se le pregunta si planea regresar de visita, su respuesta es tajante: “No tengo ganas de volver, ni siquiera de vacaciones. Esta experiencia me dejó un sabor amargo. En Estados Unidos tenemos más oportunidades y una forma de vida que se adapta mejor a mí”.

Montaje | y (Flickr- creative commons)  

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