La lactancia materna durante seis meses ayudaría a frenar el cambio climático y supone un ahorro de más de 100 kg de CO2 por bebé

La lactancia materna durante seis meses ayudaría a frenar el cambio climático y supone un ahorro de más de 100 kg de CO2 por bebé
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Todos conocemos las bondades que la lactancia materna tiene para madre y bebé. Ya sea en sus primeros meses, como en casos de lactancias prolongadas, los beneficios de dar el pecho son innumerables.

Pero ahora, un nuevo estudio llevado a cabo por científicos del Imperial College de Londres, afirma que sus beneficios no solo repercuten en la salud de madre e hijo, sino que también ayudaría a frenar el cambio climático y la degradación ambiental, contribuyendo a un ahorro de más de 100 kg de CO2 por bebé.

La producción de leche de fórmula supone un fuerte impacto medioambiental

El estudio, publicado en el British Medical Journal y dirigido por la doctora Natalie Shenker, se ha centrado en analizar el coste medioambiental que implica la producción de leche de fórmula, y por consiguiente, en la importancia de apoyar la lactancia materna para reducirlo.

Según los investigadores, la industria alimentaria, particularmente la producción de carne y lácteos, supone alrededor del 30 por ciento de los gases de efecto invernadero, debido al gas metano que genera el ganado y que resulta ser 30 veces más potente que el dióxido de carbono.

Además, la producción de fórmulas infantiles llevaría aparejada una importante huella hídrica (indicador medioambiental que define el volumen total de agua dulce utilizado para producir los bienes y servicios que consumimos) de aproximadamente 4.700 litros por kilogramo.

Pero esto no es todo, pues a los gases de efecto invernadero y la huella hídrica habría que sumar los costes medioambientales derivados de la producción de los aditivos que llevan las fórmulas infantiles (como aceite de palma, coco, colza, girasol, aceites de pescado, minerales, vitaminas...), el uso de papel (364.000 toneladas al año), desechos plásticos, metal de las latas (86.000 toneladas al año), transporte durante las múltiples etapas de la producción, e incluso los costes de energía derivados de hervir el agua para preparar los biberones de manera segura.

La lactancia materna supondría un ahorro de más de 100 kg de CO2 por bebé

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Tras analizar los datos obtenidos, los investigadores han llegado a la conclusión de que mantener la lactancia materna durante seis meses supondría un ahorro de entre 95 y 153 kg de CO2 por bebé.

Concretamente, según datos del estudio, alimentar a un bebé exclusivamente con leche de fórmula durante los primeros seis meses requiere 21 kg de alimento, lo que genera un impacto climático de 226–288 kg de CO2 en total, mientras que el rango para la lactancia materna es de aproximadamente 123–162 kg de CO2, lo que resulta en un beneficio neto de la lactancia materna de 95-153 kg de CO2.

Es decir, si todos los bebés de Reino Unido fueran amamantados durante seis meses, se obtendría un ahorro en las emisiones de carbono equivalente a a la contaminación que producen entre 50.000 y 77.500 coches.

Y es que para dar el pecho al bebé se necesitan pocos recursos hídricos y terrestres, no se producen emisiones de carbono y los desperdicios son mínimos o nulos. Pero además de todo ello, los beneficios que conlleva para la salud materna e infantil repercuten en un menor uso de la atención sanitaria y, por tanto, en un mayor ahorro al servicio de salud pública.

Fomentar la lactancia materna: tarea de todos

A pesar de los importante beneficios que tiene la lactancia materna para la salud y el medio ambiente, los investigadores de este estudio aseguran que solo el 41% de los 141 millones de bebés nacidos anualmente en el mundo, son amamantados en exclusiva hasta los seis meses. Y no precisamente porque las madres no lo deseen, ya que el porcentaje de mujeres que quiere dar el pecho es muy elevado.

Pero por desgracia, las dificultades a las que en muchas ocasiones deben enfrentarse las mujeres en absoluta soledad, les lleva a abandonar la lactancia de manera prematura y a sentir un gran dolor, rabia e impotencia por no haber podido amamantar durante más tiempo.

El éxito y mantenimiento de la lactancia materna no debería depender exclusivamente de las propias madres, sino que debería ser una responsabilidad social de todos, especialmente de los gobiernos de cada país.

Para ello, es urgente eliminar las trabas a las que a menudo se enfrentan las madres lactantes, mejorar la formación en lactancia de los profesionales sanitarios, garantizar espacios confortables y bien acondicionados (también en las empresas) para que las madres puedan dar el pecho a sus hijos, y en general, propiciar un cambio cultural que proteja y apoye a las madres para que puedan lactar el mayor tiempo posible.

Foto | iStock

Vía | MedicalXpress

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