Qué es educar en valores y cómo se hace

Qué es educar en valores y cómo se hace
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Se dice a menudo que los niños de ahora no tienen valores, que no respetan nada ni a nadie y que los padres tendríamos que educarles en valores. Obviamente se trata de una generalización y además se peca un poco de falta de memoria porque muchos en nuestra infancia también las hicimos y gordas.

Sin embargo sí coincido en que a muchos niños les iría bien que sus padres trataran de transmitirles valores para que fueran más respetuosos en general, más responsables, más solidarios, más honestos y más empáticos (por nombrar algunas de las características que más valoramos en las personas). Por eso vamos a explicar hoy qué es educar en valores y, lo más importante, cómo se hace.

Qué es educar en valores

Educar en valores no es más que una manera bonita de decir que a los niños hay que darles una educación. Quizás esperabais que dijera que es un método de educación novedoso que crea a niños maravillosos y si es así siento el desengaño, pero es que no es más que eso, una manera fina o políticamente correcta de decir que al niño hay que educarlo si queremos que sea una persona socialmente competente.

Educarlo no significa llevarlo a un lugar donde le proporcionen educación, es decir, Al colegio, sino ser nosotros los padres los que le enseñemos lo que es la vida, lo que la gente espera de nosotros, lo que podemos esperar de la gente y lo que puede suceder si hacemos aquello que no nos gustaría que nos hicieran.

El colegio debería ser el lugar donde los niños van a aprender y no el lugar donde además de aprender cosas tienen que aprender a comportarse. Siendo así, que ahora lo es, gastan gran parte del tiempo en educar a nuestros hijos, en hacer nuestro "trabajo", y ese es un tiempo que podrían estar utilizando en cosas mucho más constructivas y enriquecedoras.

Quizás por esta razón se trata de decir a los padres que tenemos que educarles, que no vale decir que "como mis padres fueron muy autoritarios yo a mi hijo le doy toda la libertad del mundo", porque una cosa es dar libertad y que el niño la utilice para crecer y explorar nuevos caminos Y posibilidades y otra muy diferente es que el niño la utilice para molestar y actuar de un modo desagradable tanto para su familia como para los demás. En el segundo caso, probablemente, el niño está diciendo de manera enmascarada, que lo que nosotros creemos que es libertad es más bien permisividad (o casi pasotismo) y que a todo niño le va bien un padre que ejerza como tal, estando con él, si hace falta, para dar ejemplo y decir que "esto podrías hacerlo mejor de otra manera". O lo que es lo mismo, los niños piden a veces a gritos que les eduquemos y en la sociedad se pide también, pero también de manera enmascarada, pues decir que debemos educar en valores es menos agresivo que decir simplemente que debemos educarles.

Cómo se educa en valores

Después de decir que educar en valores no es más que ofrecer una educación a los hijos, está claro que lo que diré a continuación no es más que un resumen de lo que podemos hacer para que reciban esa educación que como padres debemos ofrecerles. Todo es muy obvio y muy lógico, pero quizás precisamente porque son cosas "de cajón", muchos padres las olvidan, o no las ponen en práctica.

Lo primero a tener en cuenta es que los niños son, en cierto modo, el reflejo de lo que nosotros somos. Dice una sabia frase que "educar es todo aquello que hacemos cuando no estamos educando", que viene a decir que los niños aprenden mucho más de lo que ven que hacemos que de lo que les decimos que tienen que hacer.

Sólo por el hecho de convivir con nosotros, sólo por el hecho de estar con nosotros mientras nos relacionamos con otras personas, mientras solucionamos problemas, mientras argumentamos, mientras actuamos responsablemente, etc., ellos van asimilando cuál es nuestro sentido de la responsabilidad, cuáles son nuestros valores y, algo muy importante, cuán consecuentes somos con lo que predicamos o hasta dónde llegamos a la hora de defender nuestras creencias (algo así como demostrar que nuestros actos son coherentes con nuestras palabras).

Lo segundo que puede ayudar a educar (en valores) a un niño es tener claro que no podemos exigirle que esté de acuerdo en todo lo que le decimos. Nuestra misión no es llenarles de opiniones y contenidos como si fueran un libro en blanco y esperar que los interioricen y actúen en base a ello, nuestro objetivo tiene que ser simplemente ayudarles a pensar, explicarles las cosas de manera sincera y clara, de manera que entiendan nuestras motivaciones y las razones que hacen que actuemos de un modo determinado para que ellos entiendan qué hay detrás de cada acto. Es más importante que entiendan por qué respetamos a los demás y por qué tratamos de ser buenas personas que no que sepan, simplemente, cuáles son los actos que están bien o mal.

Para ello es recomendable hablar, hablar mucho con ellos. Preguntarles, dialogar sobre nuestra manera de ser y actuar, querer conocer sus opiniones y buscar sus argumentos a favor y en contra de lo que hacemos. Si los niños ven que nuestras acciones son consistentes, si ven que somos consecuentes con nuestras palabras, si ven que somos respetuosos, sinceros y honestos, y si entienden por qué lo hacemos, es muy probable que acaben actuando del mismo modo.

Si en cambio ven que nuestras palabras se las lleva el viento, que pedimos a los demás que hagan lo que les decimos, pero no lo que hacemos, si mentimos, si nos ponemos la chaqueta que más nos convenga según el momento, no siendo consecuentes con la chaqueta que elegimos un buen día llevar para siempre, ellos lo notarán y perderemos autoridad como padres y educadores. Quizás hasta nos reprochen nuestro modo de hacer las cosas y se distancien aún más. En este sentido siempre recordaré cuando mi padre, un verano en que se hizo daño solo bajando un escalón, llegó a decir a unos conocidos que se lo había hecho jugando a baloncesto... ese día sentí pena por él y me sentí defraudado, pues era la primera vez que le veía mentir, o mejor dicho, la primera vez que le cazaba mintiendo, más cuando siempre le decíamos que tenía que hacer deporte y nunca nos hacía caso.

Y lo tercero que debemos tener en cuenta es que el camino no es fácil, que no somos perfectos y que nuestros hijos tampoco lo serán. En ocasiones lo haremos mejor y en otras peor. Lo importante y lo que ayuda a crecer (a los niños y a nosotros mismos) es ser capaces de poner en relieve nuestras carencias para mejorar. Podemos explicarles honestamente que nos hemos equivocado en algo, podemos pedir perdón, podemos fijar como objetivo hacerlo mejor la próxima vez y podemos explicárselo porque es una buena manera de que vean que ellos también se equivocarán muchas veces y que, si se lo proponen, pueden también tratar de hacerlo mejor.

Todo ello nos ayudará a transmitir nuestras creencias, nuestros valores y nuestra manera de ver el mundo. Ellos deben ser libres para escoger sus propios valores y sus propios principios, pero nosotros tenemos la obligación (nosotros, y no la escuela ni nadie más) de proporcionarles los fundamentos, la base, a través de nuestras opiniones, nuestras elecciones, nuestras buenas acciones y nuestra conducta.

Foto | lorenkerns en Flickr En Bebés y más | Todos los niños son felices a menos que los padres les hagan infelices, Para futuros papás: vuestro hijo os va a querer más que a nada en el mundo, Nunca le digas a tu hijo que "si haces eso, papá no te va a querer"‏

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