Qué es la Disciplina Positiva y cómo ponerla en práctica para educar a tus hijos con firmeza y amabilidad al mismo tiempo

Qué es la Disciplina Positiva y cómo ponerla en práctica para educar a tus hijos con firmeza y amabilidad al mismo tiempo
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Son varios los artículos que hemos publicado en Bebés y Más sobre Disciplina Positiva, así como algunas de sus herramientas para criar a los niños con amor y empatía, y solucionar los conflictos de manera respetuosa para todos.

Pero hasta ahora no habíamos profundizado en los orígenes de esta metodología, ni en lo que significa exactamente que los niños sean criados con firmeza y amabilidad al mismo tiempo. Hoy vamos a repasar todos estos conceptos y así entender por qué la Disciplina Positiva es una forma tan beneficiosa de educar.

¿Cuándo y dónde surgió la Disciplina Positiva?

Esta metodología tiene sus orígenes en los años 20, en la Psicología Individual del médico y psicoterapeuta Alfred Adler, y su discípulo, el psiquiatra Rudolf Dreikurs. Adler era a su vez discípulo de Freud (aunque se apartó de él de forma temprana), y por primera vez comenzó a divulgar la idea de que para mejorar la sociedad había que invertir en educar de manera respetuosa a los niños y adolescentes, y hacerles sentir parte de un grupo.

De este modo, Adler pensaba que las "malas conductas" de los niños se debían realmente a un sentimiento de desconexión que no se lograría cambiar con el autoritarismo ni los castigos, sino creando una atmósfera de pertenencia a través de un trato firme y amable al mismo tiempo.

Sus técnicas pedagógicas comenzaron a implementarse en Viena, pero a su muerte, su discípulo Dreikurs las lleva a Estados Unidos y allí comienza a difundir su legado. Dreikus continuó desarrollando las teorías de Adler, y además acuñó el término "educación democrática", algo que en aquel momento supuso un cambio conceptual muy importante, ya que hasta entonces la educación de los niños y adolescentes se entendía como una imposición de autoridad por parte del adulto.

Décadas después, las teorías educativas de Adler y Dreikus conseguirían su máxima repercusión gracias a la labor divulgativa entre padres y maestros que hicieron las psicólogas Jane Nelsen y Lynn Lott, quienes basándose en estos estudios crearon el programa de Disciplina Positiva.

Ser amables y firmes al mismo tiempo

disciplina positiva

El estilo educativo autoritario se basa en educar a los niños controlando su comportamiento con la imposición del adulto. Este tipo de educación trae consecuencias negativas en el niño, como falta de autoestima, inseguridad, sumisión, miedo, rebelión...

En el lado opuesto se encontraría la permisividad o ausencia de límites, que igualmente conlleva consecuencias fatales para el desarrollo de la personalidad del menor, tales como falta de buen juicio, confusión, desorientación o sentirse con derecho a todo.

La Disciplina Positiva no se basa en criar con imposiciones del adulto, sino que se trata de una filosofía educativa basada en la enseñanza profunda y consciente, para que sea el propio niño quien reflexione sobre las consecuencias de sus actos y se involucre en la búsqueda de soluciones.

Adler ya estableció que para educar con respeto había que hacerlo con amabilidad y firmeza al mismo tiempo. Pero ser amable no significa complacer a los niños, prevenir que cometan errores o solucionárselos de inmediato; al igual que ser firmes no equivale a castigar o humillar al niño.

¿Cuáles son los principios de la Disciplina Positiva?

  1. Amabilidad y firmeza al mismo tiempo: los límites en la educación son necesarios e imprescindibles, pero deben ser aplicados siempre desde el respeto y la amabilidad, animando y motivando al niño para empoderarlo.

  2. Los niños necesitan sentir que pertenecen, y que su contribución es bien recibida e importante. De esta forma lograremos que el niño tenga un sentido de conexión que le motivará a la hora de actuar.

  3. Todas las personas tenemos los mismos derechos y merecemos el mismo respeto, y por supuesto los niños también. Por ello, la Disciplina Positiva no contempla la superioridad del adulto a la hora de educar y se basa siempre en una relación bidireccional respetuosa.

  1. Los errores son una excelente forma de aprender, por lo que lejos de remarcarlos o castigar al niño por ellos, los utilizaremos como una oportunidad de aprendizaje.

  2. Invita a los niños a descubrir sus propias capacidades, fomentando su autonomía y animándoles a observar, pensar, sentir y decidir por sí mismos.

  3. La Disciplina Positiva es eficaz a largo plazo, pues se trabaja con herramientas que enseñan al niño habilidades de la vida que le serán útiles siempre. Las técnicas efectivas a corto plazo no son respetuosas con el niño.

¿Cómo llevar a la práctica esta forma de educar?

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Aunque la Disciplina Positiva dispone de una serie de herramientas eficaces que pueden ayudarnos en el día a día con nuestros hijos, ponerlas en práctica no es tan sencillo como seguir una serie de tips. Además, se requiere de mucha paciencia, constancia y confianza, pues como hemos dicho antes, los objetivos son a largo plazo.

El cambio profundo y consciente debe darse primeramente en nosotros, como educadores. Es decir, debemos hacer un importante ejercicio de reflexión e introspección personal, y analizar qué podemos cambiar para educar con amabilidad y firmeza al mismo tiempo.

Es fundamental ser conscientes de que el mal comportamiento del niño que nosotros vemos (berrinche, enfado, estrés, negativa...) no es más que la punta del iceberg, y que detrás de esa forma de actuar se encuentra un problema de conexión que ellos no saben resolver por carecer de la madurez emocional suficiente.

Por eso, a la hora de poner en práctica esta filosofía educativa es fundamental:

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