Cómo ayudar a los niños a concentrarse para estudiar mejor

Cómo ayudar a los niños a concentrarse para estudiar mejor
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Llega la hora del estudio en casa, y a algunos niños les cuesta mucho ponerse, o mantener la atención en la tarea. Falta de motivación, dificultades para concentrarse, dispersión mental, falta de hábitos y rutinas... las causas son múltiples.

¿Cómo podemos trabajar con ellos este hábito que es el del estudio? ¿Cómo promover la concentración para que el estudio sea más provechoso?

Hablamos de algunas ideas clave para fomentar un ambiente de estudio adecuado y, sobre todo, para ayudar a los niños a concentrarse para estudiar mejor.

Cómo ayudar a los niños a concentrarse para estudiar mejor

A la hora de ayudar a los niños a concentrarse para estudiar mejor, es importante que tengamos en cuenta tanto los factores externos o ambientales (luz, temperatura, lugar de estudio...) como los internos (por ejemplo, la motivación). Algunas ideas clave para empezar son:

Buscar un espacio dedicado al estudio

A la hora de fomentar la concentración, es importante que los niños tengan un espacio dedicado al estudio.

Un espacio exclusivo y específico, es decir, destinado únicamente a estudiar. Puede ser en la propia habitación, con un escritorio adecuado y una silla cómoda y donde haya buena luz.

Cuidar el ambiente de estudio

La atención es muchísimo mejor en un ambiente de estudio adecuado; eso incluye los factores ambientales, como la luz, la temperatura y la comodidad.

  • ¿Qué luz es la adecuada?

Así, la luz durante el estudio debe ser, idealmente, natural. Si no puede ser natural, que sea artificial; en este caso, las bombillas más recomendables para estudiar durante el día son las de luz blanca o azul (de 40 a 60 vatios de potencia).

Se recomiendan también las luces frías, porque se parecen más a la luz natural.

  • La temperatura: un aspecto a cuidar

Una temperatura adecuada a la hora de estudiar también favorece una buena concentración. Es mejor estudiar cuando no se tiene frío ni calor.

Según los expertos, lo ideal es un ambiente entre los 22 y los 25 grados centígrados. Lo importante es que el niño se sienta cómodo con ropa normal, sin sudar o sin necesidad de abrigarse mucho.

  • Importante que esté cómodo

El ambiente también debe ser cómodo para el niño para que la concentración sea óptima.

Cuando hablamos de comodidad, nos referimos a un ambiente tranquilo y sin ruidos, y a que el niño pueda ir con ropa cómoda (idealmente, que no sea ajustada, sino holgada, fresca y transpirable).

También incluye la silla de estudio, que debe ser ergonómica (¡y cuidado también con las posturas! Para evitar lesiones o dolores de espalda).

Favorecer los descansos

La atención funciona mejor cuando se combinan momentos de estudio y/o trabajo con momentos de descanso.

Los momentos de descanso de los niños, que pueden ser cortos (por ejemplo, 10 minutos por cada 45 minutos de estudio), pueden ser simplemente descansar, salir de la habitación y dar una vuelta por la casa, salir al balcón, comer algo ligero, etc.

Dividir los temas o tareas

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Otra idea que puede ayudar a fomentar la concentración en los niños para estudiar mejor es dividir los temas a estudiar, o las tareas a hacer, en subtemas o tareas más pequeñas.

Por ejemplo, en lugar de "estudiar matemáticas toda la tarde", podemos cambiarlo por "estudiar el tema 1 y 2 de matemáticas durante la tarde". Esto puede facilitar su motivación, al ver la materia más asequible.

Promover la organización y la gestión del tiempo

Ligado al punto anterior, también es importante que tu hijo se organice bien, en cuanto a división de tareas y a gestión del tiempo.

Todo esto puede hacer más fácil el momento de estudio; además, las rutinas y la adquisición de hábitos hacen que sea más fácil ponerse a estudiar (y mantener un buen ritmo de estudio).

Por otro lado, los horarios también son importantes: mejor que tu hijo sepa que estudiará de seis a siete, por ejemplo, que el hecho de pensar "debo estudiar toda la tarde".

Marcarse objetivos realistas

La atención puede mejorar si establecemos objetivos realistas con los niños. Por ejemplo, un objetivo podría ser estudiar cada día 1 hora. O aprenderse los nombres de las categorías del reino animal (los objetivos pueden adaptarse a la edad del niño, a sus asignaturas y a su ritmo).

Como padres y madres, o como educadores, les podemos ayudar con estos objetivos, haciendo una pequeña lista con ellos al inicio de la semana.

El hecho de tener objetivos concretos puede facilitar el estudio, porque el rendimiento del esfuerzo se puede objetivar mínimamente (y eso puede aumentar la motivación).

Fomentar su motivación

Más allá de los factores ambientales, que son muy importantes para promover la concentración, también lo son los factores intrínsecos.

Uno de ellos es la motivación. Si el niño no tiene motivación para estudiar, resultará difícil que se concentre. Encontrar esta motivación no es fácil, pero sí posible. ¿Cómo hacerlo? Podemos empezar por:

  • Entender que la motivación puede ser intrínseca (encontrar el placer en el mismo acto de estudiar, por ejemplo; estar motivado por aprender) y extrínseca (por ejemplo, estudiar para sacar buenas notas o para superar una asignatura).
  • Indagar en esa motivación en el niño: ¿está ausente al 100%? ¿O hay algo que le motive mínimamente? ¿Qué es? Ir hacia allí.
  • Entender que quizás no le motiva al 100% estudiar, pero sí algunos aspectos del estudio, o temas concretos de la materia. Motivarlo desde ahí.
  • Emplear materiales más interactivos durante el estudio (y acompañarlo): por ejemplo; vídeos, imágenes, juegos...
  • Ayudarles en los deberes más difíciles.

Y tú, ¿cómo ayudas a tus hijos a concentrarse? ¿Les resulta fácil ponerse a estudiar y mantener la concentración?

Recuerda que lo más importante es que creéis un buen hábito de estudio juntos, cuidar el ambiente y también encontrar la motivación que entraña siempre el aprendizaje; a veces cuesta encontrarla, pero ¡ahí está!



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