Jefes sin corona: cómo se forman los líderes en los grupos de amigos adolescentes según la psicología

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Laura Ruiz Mitjana

No tienen despacho ni sueldo, pero mueven al grupo. Son los líderes informales de la adolescencia: los que deciden el plan sin imponerlo, los que influyen sin pedirlo, los que generan movimiento simplemente con una frase o un gesto.

En esa etapa de exploración, donde las amistades se vuelven brújula y ancla a la vez para los adolescentes, hay figuras que emergen sin rótulo, pero con una autoridad tácita.

Y no, no son siempre los más guapos, ni los más populares, ni los que sacan mejores notas. La psicología ha demostrado que hay algo más complejo en la forma en que se construye este tipo de liderazgo.

¿Quién lidera en la adolescencia… y por qué?

Según la RAE, un líder se definie como la persona que dirige o conduce un partido político, un grupo social u otra colectividad. Sin embargo, definiciones más actuales hablan también de la capacidad de influir positivamente en los demás como rasgo central de los líderes.

Un estudio reciente publicado en Child Development revela que los adolescentes que asumen roles de liderazgo informal entre sus iguales no suelen destacar por ser los más obedientes o académicos, sino por tener una alta competencia social, baja inhibición emocional y un nivel medio de asertividad o incluso agresividad moderada.

Es decir, suelen ser chicos y chicas con una sensibilidad especial para leer al grupo, moverse con soltura, escuchar, proponer sin parecer autoritarios y adaptarse a las emociones del entorno. Lideran desde la relación, no desde la imposición.

  • Un ejemplo sencillo: en una plaza, un grupo de adolescentes decide qué hacer esa tarde. Uno propone ir al centro “porque han montado algo guay”. Lo dice sin insistir, con tono relajado. Nadie discute. Van. No lo votaron. Nadie lo impuso. Pero todos lo siguieron. Ahí está el liderazgo.
Según un estudio, los líderes manifiestan alta competencia social, baja inhibición emocional y un nivel medio de asertividad o incluso agresividad moderada.

La teoría psicológica detrás de los líderes

Según la teoría de la identidad social del liderazgo (Hogg, 2001), seguimos a quienes mejor representan los valores, códigos y estilo del grupo. Son como un espejo amplificado de lo que el grupo es o quiere ser. Por eso, el líder informal no necesita carisma en mayúsculas, sino sintonía.

Pero este tipo de liderazgo también puede tener un lado oscuro. Según Dishion y Tipsord (2011), en un estudio, cuando el líder presenta conductas disruptivas, estas tienden a propagarse como un “virus social” a través del contagio emocional.

Es el fenómeno del peer contagion, y explica por qué a veces un grupo entero se vuelve más agresivo, más cínico o más riesgoso cuando uno solo marca esa pauta.

Por eso, más que señalar quién manda, los adultos deberíamos observar cómo lidera y qué valores promueve. Hay líderes que cuidan y otros que destruyen. Y ambos pueden parecer igual de carismáticos a simple vista.

Un liderazgo que se construye todo el tiempo

El liderazgo adolescente es inestable, contextual, cambiante. El que lidera en clase no tiene por qué hacerlo en redes, ni en el grupo de música, ni en casa. No es un rasgo fijo, sino una posición social que se negocia y se redefine constantemente.

Esto tiene implicaciones importantes: si el liderazgo se construye, también se puede educar. No se trata de empujar a todos a “ser líderes”, sino de fomentar habilidades como la empatía, la escucha, la regulación emocional y la capacidad de leer el ambiente y tomar decisiones sin dañar al grupo.

Cómo cultivar líderes que inspiran (y no dominan)

En vez de premiar al que más habla o más destaca, cultivemos espacios donde también brille quien propone desde la escucha o quien se atreve a frenar una broma hiriente.

Enseñar a los adolescentes que liderar no es “mandar”, sino cuidar el rumbo común, puede cambiar la forma en que se relacionan consigo mismos y con los demás.

Porque los verdaderos jefes sin corona no alzan la voz para que los sigan. Son los que hacen que el grupo avance sin dejar a nadie atrás.

Foto | Portada (Freepik)

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