Razones médicas para no amamantar (II)

Razones médicas para no amamantar (II)
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Vimos en el tema anterior cuales suelen ser los falsos problemas médicos que pueden conducir al destete y también las razones médicas reales para no amamantar en el caso de problemas del bebé. Hoy veremos las enfermedades de la madre que desaconsejan la lactancia materna o pueden hacer necesario suspenderla temporalmente o complementarla.

Hay problemas de salud de la madre que pueden desaconsejar la lactancia. El principal es el VIH, y en los países donde se asegura un suministro de agua y leche, se aconseja dejar la lactancia. Es decir, en España una madre con VIH, en principio, no debería amamantar. En cambio, en otros países, si no hay garantías para que la alimentación de reemplazo sea segura y sostenible, se puede valorar seguir con lactancia materna, pues el peligro de contagio es menor que el riesgo de otras enfermedades. En esos casos hay que seguir con lactancia materna exclusiva hasta los seis meses, sin introducir nada más.

Las madres deben suspender temporalmente la lactancia en algunos casos, pero pueden recuperarla una vez solucionado el problema. Se trata de casos en los que se requiera una medicación contraindicada con la lactancia, aunque generalmente se pueden encontrar medicamentos compatibles, especialmente en casos de depresión.

Las mujeres que han recibido altas dosis de yodo o povidona yodada deberían suspender la lactancia temporalmente, aunque lo que hay que evitar es el uso de esta medicación siempre que sea posible.

También está contraindicado amamantar en caso de herpes simple en el pezón mientras sea contagioso o cuando la mujer no puede cuidar el bebé por una grave enfermedad que le impida cuidarlo, como una septicemia.

Asimismo, si la madre recibe quimioterapia citotóxica no debería amamantar durante su tratamiento, pero en este y los demás casos, la lactancia puede luego reintroducirse. Para ello hay que ayudar a la madre e informarle sobre como mantener la producción.

En otros casos la lactancia materna no está contraindicada pero si es preciso hacer un seguimiento adecuado: hepatitis B o C y la tuberculosis.

Una mastitis no es causa para dejar la lactancia, pero cuando es enormemente dolorosa se puede extraer manualmente la leche durante esos días, y luego continuar normalmente.

Muchas veces la mastitis se confunde con una congestión mamaria. En el caso de una congestión el tratamiento farmacológico es innecesario, y puede solucionarse con una vigilancia correcta de la succión y algunas posturas que ayuden a descongestionar la zona. También es útil la hidroterapia casera, agua caliente antes de la toma y compresas frías después para aliviar la inflamación. A veces se puede recurrir a algún calmante, pero la congestión puede resolverse en un par de días si la madre recibe consejos acertados.

Mastitis es un término general que describe una inflamación del seno. La inflamación puede estar asociada con un conducto obstruido o posiblemente una infección en el pecho. Un conducto obstruido ocurre cuando la leche no ha fluido bien y el conducto se inflama. Una parte del seno se pone dura y dolorosa. Cuando se ignora el conducto obstruido y no se le da el tratamiento adecuado, éste puede convertirse en una infección del pecho.

La madre que tiene un conducto obstruido encontrará una parte dura y dolorida en el seno. En algunas ocasiones esa parte del seno se enrojece. La madre que sufre de una infección del seno puede sentir estos mismos síntomas junto con malestar general, cansancio y fiebre.

El tratamiento para los conductos obstruidos y la infección en los pechos es básicamente el mismo. Amamantar frecuentemente ayuda bastante tanto como alivio al dolor como para reducir la inflamación. Ponerse paños húmedos calientes o tomar una ducha tibia además de hacerse masaje suave en el pecho antes de amamantar puede ayudar a que se vacíe el seno.

Si se tiene una infección en el pecho no es necesario destetar. Un consejo en este sentido es un error. La infección se da en el tejido del pecho, no en la leche. De todas maneras, el bebé está protegido por las propiedades antibacterianas de la leche materna. No va a infectarse si mama.

Si la fiebre de la madre no se resuelve en 24 horas después de implementar el descanso, calor húmedo, masaje y amamantamiento frecuente, y si la madre sigue con malestar, entonces es recomendable que se ponga en contacto con su médico. Es imprescindible insistir en que el medicamento recetado sea compatible con la lactancia. Los antibióticos y antinflamatorios o analgésicos de uso corriente son compatibles con la lactancia. También es un error que nos indiquen una medicación incompatible o se insista en el destete.

Mientras la madre está tomando el medicamento debe continuar amamantando con frecuencia, descansar y usar el calor húmedo para acelerar su recuperación. En los casos en los que se recurre al antibiótico cada vez es más habitual realizar un cultivo previo, especialmente en casos de mastitis recurrentes, para acertar con el tratamiento.

Otro problema que no precisa destete es la candidiasis. La madre siente un dolor intenso en los pezones y también en el interior. La sensación es una quemadura interna muy dolorosa durante la tetada y también entre las comidas. A veces el pezón se presenta irritado y rosado. El bebé puede tener muguet.

Para terminar hay que hacer mención a determinadas substancias que pasan a la leche materna y que afectan al bebé: alcohol, nicotina, opiáceos y cannabis. En estos casos lo conveniente es ayudar a la madre para que se abstenga de consumirlas durante la lactancia.

En la mayoría de los casos de mujeres fumadoras no se encuentran signos de afección en el bebé de forma inmediata, y suele tratarse de mujeres que no dejaron el tabaco tampoco en el embarazo, por lo que hay consecuencias en la salud del bebé. No fumar o fumar menos es la mejor recomendación. Sin embargo, los peligros del tabaco son menores que los de la lactancia artificial. Lo que nunca, nunca, se debe hacer, es fumar en los espacios donde vive el bebé aunque se ventile después.

Respecto al alcohol, se insiste en que no se consuma, y si se hace, se haga en cantidades muy moderadas y siempre inmediatamente después de la tetada, para que pase el máximo tiempo posible desde su ingesta. Pero en general no se deberían consumir estas substancias ni durante el embarazo ni durante la lactancia.

Para terminar debemos mencionar la cirugía de reducción mamaria, que tradicionalmente se consideraba como imposibilitante. Sin embargo no es una cuestión en la que se deba ser taxativa. Una mujer que ha realizado este tipo de intervención podrá o no lactar dependiendo de múltiples causas.

Lo que más influye en la capacidad de lactar es el manejo de la areola y pezón. Las cirugías que han dado como resultado mayor capacidad de lactancia son aquellas en donde las areolas y pezones no fueron separados totalmente, aunque se hayan movido. Las técnicas quirúrgicas más actualizadas suponen mover la areola y pezón mientras están unidas por un trozo de tejido llamado pedículo, el cual contiene senos lactíferos, por lo que la mujer podría dar el pecho aunque su capacidad pueda verse reducida en este sentido.

Existen recursos en la web a los que acudir en caso de dudas, donde expertos nos indicarán las alternativas farmacológicas adecuadas o las estrategias a seguir en caso de problemas médicos. En España disponemos de la web del Comité de Lactancia de la Asociación Española de Pediatría y la web del Hospital de Marina Alta sobre riesgos de los medicamentos para la lactancia materna.

Como hemos visto hay causas médicas que si pueden obligar a una madre a no dar el pecho o a suspender temporalmente la lactancia. Son pocas, pero reales. En los demás casos, como siempre, buscar profesionales bien formados y apoyo de grupos de lactancia puede suponer la diferencia entre dejar prematuramente la lactancia sin haberlo deseado o mantenerla tras un bache superable.

Más información | Organización Mundial de la Salud

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