Lo que debemos saber sobre los suplementos de hierro y ácido fólico en el embarazo

Lo que debemos saber sobre los suplementos de hierro y ácido fólico en el embarazo
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Si estás buscando el embarazo o ya estás esperando un bebé, tu ginecólogo te habrá recomendado unos suplementos alimenticios para garantizar todos los aportes necesarios al organismo y que el bebé crezca sano. Pero no siempre es sencillo saber por qué necesitamos estos suplementos (si es que lo necesitamos), las cantidades recomendadas, si hay casos especiales...

Para despejar estas y otras muchas dudas, en 2014 la Organización Mundial de la Salud estableció una directriz titulada "Administración diaria de suplementos de hierro y ácido fólico en el embarazo", donde se informa de todo lo relativo a estos nutrientes y los distintos casos.

Esta directriz ofrece recomendaciones de ámbito mundial, fundamentadas en pruebas científicas, sobre la administración diaria de suplementos de hierro y ácido fólico como intervención de salud pública destinada a mejorar los resultados del embarazo y reducir la anemia materna durante la gestación.

La unión de esfuerzos para poder aplicar esta directriz en el mundo contribuirá a la consecución de ciertos Objetivos de Desarrollo del Milenio, en concreto, la reducción de la mortalidad infantil y la mejora de la salud materna. Se trata de un documento muy interesante y esperamos que tenga el efecto deseado.

En resumen, podemos decir que los estudios más recientes han demostrado que la administración de suplementos de hierro y ácido fólico está asociada con un menor riesgo de carencia de hierro y de anemia en la mujer embarazada.

La OMS recomienda la administración diaria de hierro y ácido fólico por vía oral como parte de la atención prenatal para reducir los riesgos de bajo peso al nacer, de anemia materna y de carencia de hierro.

Lo que debemos saber sobre el ácido fólico en el embarazo

El ácido fólico es importante para un embarazo saludable. En el embarazo las necesidades de ácido fólico aumentan debido a la rápida división celular que tiene lugar en el feto y al mayor nivel de pérdidas por la orina.

En concreto, la utilización de los folatos antes de la concepción y en los primeros meses de embarazo puede disminuir el riesgo de defectos del tubo neuronal en el recién nacido, defectos del tabique ventricular cardiaco, defectos conotruncales cardiacos, malformaciones urinarias fetales, hidranencefalia y labio leporino.

La OMS recomienda 400 μg (0,4 mg) al día de ácido fólico desde 1998, tras la publicación de varios estudios que avalaban el uso de este nutriente en el periodo periconcepcional para prevenir defectos del tubo neural. Se recuerda que si este suplemento se empieza a administrar después del primer trimestre de embarazo, no ayudará a prevenir anomalías congénitas.

Esto es así porque el tubo neural se cierra antes del día 28 de gestación (cuando a veces aún no se ha detectado el embarazo). Aunque sí contribuirá, en cambio, a otros aspectos de la salud materna y fetal.

Las mujeres que hayan gestado un feto o dado a luz un niño diagnosticado de algún defecto del tubo neural deben recibir información acerca del riesgo de recurrencia, así como asesoramiento sobre el riesgo que conlleva la administración periconceptiva de suplementos de ácido fólico, y hay que ofrecerles suplementos en dosis elevadas (5 mg ácido fólico al día).

Pero, en resumen, todas las mujeres, desde el momento en que comienzan a intentar quedarse embarazadas hasta las 12 semanas de la gestación, deben tomar suplementos de ácido fólico (400 μg ácido fólico al día).

¿Qué sucede en los países en vías de desarrollo? Aquí puede ser difícil implementar esta intervención de manera generalizada, por lo que habría que concentrarse en la administración de comprimidos de folato y hierro a las recién casadas en poblaciones de alto riesgo y a aquellas con nacimientos previos con defectos del tubo neural.

Nutrición sana embarazo

El hierro en el embarazo

Por su parte, el hierro es importante para garantizar el aporte de oxígeno que requiere el bebé para crecer sano y mantener la anemia a raya durante el embarazo, una enfermedad que puede causar complicaciones.

La OMS calcula que el 41,8% de las embarazadas en todo el mundo padecen anemia. Se supone que al menos la mitad de los casos son de anemia ferropénica.

Las mujeres que reciben suplementación diaria de hierro presentan menos probabilidad de dar a luz a niños con bajo peso al nacer. No se han observado ningún efecto significativo sobre el nacimiento prematuro ni sobre la mortalidad neonatal. Pero la administración diaria de suplementos de hierro reduce en un 70% el riesgo de anemia materna al término del embarazo.

A algunas mujeres los suplementos de hierro pueden provocarle determinados trastornos digestivos. En mujeres que consumen suplementos de hierro en gran cantidad, sobre todo con el estómago vacío, es frecuente observar trastornos gastrointestinales. Estos efectos han de ser decisivos para fijar el máximo nivel tolerable de ingestión de hierro en cada caso.

El uso de suplementos con dosis altas de hierro se acompaña generalmente de estreñimiento y otros efectos gastrointestinales, como náuseas, vómitos y diarrea, cuya frecuencia y gravedad dependen de la cantidad de hierro elemental liberado al estómago.

Las cantidades de hierro recomendadas son de 30–60 mg de hierro elemental (30 mg de hierro elemental equivalen a 150 mg de sulfato ferroso heptahidratado, 90 mg de fumarato ferroso ó 250 mg de gluconato ferroso).

En entornos donde la anemia en embarazadas constituya un grave problema de salud pública (con un porcentaje del 40% o más), una dosis diaria de hierro elemental de 60 mg es preferible a una dosis inferior.

Cuando se diagnostique anemia a una mujer en un centro clínico, se le deberá administrar diariamente suplementos de hierro (120 mg de hierro elemental) y ácido fólico (400 μg, o 0,4 mg) hasta que la concentración de hemoglobina ascienda a un valor normal (2, 21). A partir de ahí puede pasar a recibir la dosis prenatal recomendada para prevenir una recaída.

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Dentro de las observaciones, la OMS señala que cabe la posibilidad de formular suplementos para el embarazo que, además de hierro y ácido fólico, incluyan otras vitaminas y minerales conforme a la formulación sugerida como suplemento con micronutrientes múltiples de Naciones Unidas, con el fin de corregir otras carencias de micronutrientes que pueda padecer la madre. Para evitar estas carencias es indispensable una alimentación sana y variada.

En definitiva, las embarazadas deben consumir cantidades extra de hierro y ácido fólico para satisfacer sus propias necesidades y además las del feto en crecimiento. La carencia de hierro y de ácido fólico durante el embarazo puede afectar negativamente a la salud de la madre, a la gestación y al desarrollo del feto.

Vía | OMS
Fotos | Thinkstock, iStock
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