Las múltiples obligaciones, el estrés y el ritmo frenético marcan a menudo nuestro día a día. Con frecuencia los padres nos sentimos atrapados en una espiral de responsabilidades, entre el trabajo, las tareas domésticas, las actividades extracurriculares de los niños y muchas otras demandas que llenan nuestras agendas. Y en medio de este ajetreo diario, es fácil perder de vista lo que realmente importa: la conexión con nuestros hijos.
¿Pero qué pensarías si te dijera que un sencillo cambio en tu rutina diaria puede marcar la diferencia? Si existiese un hábito que os hiciera a tus hijos y a ti más felices cada día, ¿no querrías ponerlo en práctica de inmediato?
Un pequeño cambio al final del día que marca una gran diferencia
El cambio consiste en integrar en tu rutina diaria 15 o 20 minutos antes de cenar para conectar con tus hijos. Es importante que esa conexión sea real, sincera y profunda, y que no haya interferencias que os distraigan.
Aunque la elección del tiempo de conexión puede variar en cada familia según sus circunstancias y preferencias, hay buenas razones por las cuales optar por disfrutar de este tiempo de juego y conexión al final del día, en lugar de hacerlo por la mañana o en otro momento de la jornada.
Para empezar, al final del día tanto los padres como los niños solemos estar más dispuestos a compartir nuestro tiempo, y las distracciones e interferencias también se reducen con respecto a otros momentos de la jornada. Además, establecer una rutina de juego o tiempo compartido al terminar nuestro día nos va ayudar a relajarnos y favorecer el descanso.
Si logramos incorporar este sencillo hábito en la rutina diaria, muy pronto experimentaremos estos increíbles beneficios:
Mejores comportamientos en los niños. Los niños necesitan sentirse vistos, amados y tenidos en cuenta por sus padres. Por eso, si cada día dedicamos tiempo a conectar con ellos y sus necesidades, su sentido de pertenencia quedará cubierto, lo que impactará de forma positiva en su comportamiento.
Al sentirse 'conectados' ya no van a necesitar echar mano de ciertas estrategias para llamar nuestra atención, y su autoestima, autoconfianza y seguridad se verán reflejados en sus comportamientos.
Reduce el estrés. El día a día a menudo resulta estresante para adultos y niños, y por eso es necesario buscar estrategias que nos ayuden a desconectar de las preocupaciones y obligaciones. Refugiarnos cada día en una rutina familiar que nos resulte agradable, divertida y relajante, nos ayudará a olvidarnos durante un rato los problemas y reducir el estrés y la ansiedad.
Mejora el clima de convivencia familiar. Cuando reducimos el estrés y la ansiedad mediante el tiempo de conexión con los hijos, no solo vamos a notar una mejoría en nuestro estado anímico, sino que también nos daremos cuenta de que las relaciones familiares mejoran, las tensiones en casa disminuyen y el clima de convivencia en nuestro hogar se vuelve más calmado.
Favorece la comunicación familiar y mejora la confianza. El tiempo dedicado a la conexión diaria fortalece el vínculo entre padres e hijos, favorece la comunicación abierta y sincera, ayuda en la expresión de sentimientos y propicia un ambiente de confianza entre nosotros que sin duda resultará esencial cuando nuestros hijos entren en la adolescencia.
Crea recuerdos. Los momentos de conexión diaria se convierten en recuerdos que los niños atesorarán durante toda su vida. Estos recuerdos felices ayudan a fortalecer los lazos familiares, mejoran su salud física y mental y contribuyen a construir una base sólida para el futuro.
Padres e hijos son más felices. Todos los beneficios mencionados se traducen en uno solo: compartir tiempo con los hijos contribuye a su felicidad y también a la nuestra. Y es que la base de cualquier relación feliz no es tanto la ausencia de conflictos, como la confianza y los momentos significativos vividos juntos.
Cómo implementar este hábito en la rutina diaria
El tiempo de conexión familiar debe adaptarse a la edad de los niños y a las necesidades de cada familia. Si tienes hijos pequeños, estos 15 minutos diarios de conexión podrían incluir lectura de cuentos, actividades que estimulen su desarrollo y juegos creativos para potenciar su imaginación. Con niños entre los seis y los 12 años, el juego compartido podría basarse en actividades lúdicas o al aire libre, juegos de mesa y conversaciones que estimulen su desarrollo emocional.
Si tus hijos ya son adolescentes, debes encontrar el equilibrio entre el respeto a su independencia y el tiempo de conexión, que podría incluir charlas abiertas, deporte en familia o actividades compartidas que interesen a ambas partes.
Te compartimos cinco consejos que podrían ayudarte a sacar 15 minutos diarios para dedicárselos a tus hijos:
Organiza tu tiempo y prioriza. Las numerosas responsabilidades de cada día a menudo nos hacen creer que no tenemos tiempo para jugar con nuestros hijos. Pero en la mayoría de las ocasiones podemos encontrar tiempo si lo priorizamos. Es por ello que planificar y asignar un horario específico cada día para la conexión familiar te ayudará a garantizar que esto suceda, al convertirlo en un hábito más dentro de tu rutina.
Suelta el móvil. Es imprescindible que durante esos 15 o 20 minutos de conexión dejes aparcados los dispositivos electrónicos, desconectes el móvil y apagues la televisión. La tecnología es una de las mayores barreras para la conexión familiar.
Calidad sobre cantidad. Cuando hablamos de 15 minutos diarios de conexión, lo hacemos en términos generales. Es decir, no es necesario que sean 15 minutos exactos, ni que debas estar cronometrando con el reloj en la manos. Lo que importa es la calidad de la interacción y la autenticidad y el compromiso que aportas durante ese tiempo, no la duración.
Flexibilidad. La vida familiar puede ser impredecible, y las necesidades de tus hijos pueden variar día a día. Por eso es importante ser flexibles y adaptarse a los cambios que puedan surgir.
Involucra a tus hijos en la planificación. Puede que después de un día ajetreado prefieras dedicar esos 15 minutos de conexión con tus hijos a la lectura de un cuento o a una actividad relajada. Pero es importante entender que el primer escalón para la conexión es escuchar a tu hijo, permitirle expresar sus intereses y valorar sus opiniones. Por ello, es recomendable involucrar a los niños en la elección de actividades para la conexión diaria, tomando decisiones conjuntas que tengan en cuenta las necesidades de padres e hijos.
Implementar estos consejos te ayudará a integrar esta rutina de conexión en tu vida diaria, incluso en medio de las agendas ocupadas. Recuerda que la consistencia y la autenticidad son fundamentales para fortalecer los lazos familiares y mejorar la salud emocional de tus hijos. Con el tiempo, notarás cómo estos pequeños cambios hacen una gran diferencia en la felicidad de tu familia.
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