Elena Lordán: "Mi hijo ha decidido dejar de colechar con seis años"

Elena Lordán: "Mi hijo ha decidido dejar de colechar con seis años"
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En Bebés y más hemos publicado a menudo declaraciones y teorías de expertos en diferentes materias relacionadas con los bebés. Hoy entrevistamos a Elena Lordán, que no es pediatra, ni obstetra, ni experta en sueño infantil (o quizás sí, dado que tiene dos hijos). Elena es psicóloga, pero hoy no la entrevistamos por su profesión, sino por ser una mamá que ha colechado durante seis años, casi siete, con su hijo Pablo, que un buen día, hace poco, le dijo: “quiero dormir en mi habitación”.

Del colecho hemos hablado en reiteradas ocasiones y casi siempre surgen las mismas dudas: hasta cuándo duermen con los papás, si se van solos a su habitación, si se acostumbran a ello, cómo gestiona cada familia el tiempo antes de acostarse, cómo hace la pareja para tener sus momentos de intimidad, etc.

De todas estas dudas hemos podido hablar con esta mamá, que nos ofrecerá su visión personal del colecho y sus sensaciones antes, durante y después de los seis años en que ha estado durmiendo con su hijo. Antes de empezar con la entrevista, os dejo el escrito que Elena hizo al respecto en el foro de Crianza Natural y que motivó esta entrada:

En mayo cumplirás los 7, cómo pasa el tiempo!!! Dormir contigo ha sido siempre lo más maravilloso del mundo y ahora, mi niño grande, te haces mayor. Me dijiste hace unos días que querías dormir en tu habitación, aquella en la que en la cama sólo acumulábamos la ropa sin planchar. De repente aquello me sonó a chino.

No hice ningún juicio de valor de tus palabras, pero creo que mi cara reflejó lo que pasó por mi mente…. pensé que querrías probar, a ver qué pasaba al dormir en tu habitación, en tu cama, sin mamá y sin tu hermano pequeño y que volverías al ratito a nuestra cama para que mamá te calentara los pies en mi barriga, como siempre.

Pero no señores, dormiste tooooda la noche seguida, sin decir ni mú. Al acostarme aquella noche me sentí extraña, triste… te fui a ver a tu cama un par de veces durante la noche y tú seguías ahí, la mar de feliz… y llegó la mañana y puse mi mano en tu almohada y donde siempre había estado tu linda cabecita no había nada… Y tú te despertaste radiante, feliz, con el despertador que mamá te había dejado.

Desde entonces han pasado varios días y tu decisión es firme. Abandonas el colecho para crecer, volar, evolucionar y yo me siento agridulce. Es entrañable verte crecer, sano y seguro, madurar a tu ritmo, que no es otro que éste. Pero no puedo evitar echarte de menos toooodas las noches, sentir añoranza y tristeza porque necesito el contacto físico contigo, mi hijo mayor. Y te comprendo y te respeto y apoyo tu decisión, mi tristeza no es tuya. Seguiré visitándote a hurtadillas por la noche y me acurrucaré a tu lado un ratito, siempre que me dejes.

Te quiero mi niño grande. Sigue adelante y crece feliz, que yo te acompañaré a tu lado.

¿Cuánto hace de esto?

Hace dos semanas que Pablo me dijo que quería dormir en su habitación, es bastante reciente.

¿Sigue durmiendo en su habitación?

Efectivamente, sigue durmiendo en su habitación, sin despertares nocturnos.

Para poner un orden cronológico, ¿cuándo empezaste a colechar con él?

Los primeros meses durmió en mi habitación en su cuna. Estuvo en su cuna hasta el año y medio, aproximadamente. El colecho oficial empezó entonces, momento en que comenzamos a compartir la cama.

¿Puedo preguntar qué fue lo que motivó que empezarais a colechar?

En realidad no sabría decirte, no fue algo meditado, sino algo natural. No hubo un motivo concreto que favoreció el comienzo del colecho, solo se dio así de repente, una noche, sin más y, desde aquel momento, formó parte de nuestra vida. Lo que si me pregunté en alguna ocasión es por qué no lo había hecho siempre. Es una de las experiencias más bonitas de la maternidad, sin duda.

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¿Alguien te dijo que eso estaba mal?

Su padre (ahora estamos separados) me dijo muchas veces que eso no era normal, ni bueno para el niño. También alguna amiga insistió en que el niño “debía” dormir en su cama. Por supuesto alguna profesora de párvulos también me hizo el comentario. Pero no fue algo que me preocupó nunca, yo sabía, sentía, que era lo mejor para él, para mí, para los dos. Hemos estado siempre muy felices colechando y algo tan bonito no puede ser nunca negativo.

Cuando ya tenía tres, cuatro años, incluso cinco, ¿te llegaron a decir que era recomendable que durmiera solo?

Por supuesto que el padre seguía insistiendo, alegando que ya era hora de que Pablo durmiera en su cama. Mi familia conocía mi elección y siempre me respetó, a pesar de que algún comentario bienintencionado de que el niño ya era mayor sí me hicieron. Sólo en algún momento sentí entonces la presión del padre, pero mi instinto pudo más que las dudas momentáneas. Yo sabia que mi hijo y yo éramos felices, él crecía sano y seguro, el colecho sólo nos hacía bien.

Ahora que colechabais con el hermano pequeño, ¿cómo os lo montabais a nivel organizativo?

Desde el nacimiento del peque, nos hemos ido reorganizado a medida que éste ha ido madurando en el sueño. Mi hijo pequeño siempre ha necesitado dormir mucho, así que yo lo dormía en la cuna adosada en mi cama pronto. Después cenábamos el resto de la familia y al finalizar me acostaba con el mayor en la cama. Cuando los dos dormían, generalmente me levantaba de nuevo para hacer lo que me hubiera quedado pendiente. Cuando el peque tenía 1 año saqué la cuna adosada y, para ganar espacio, adosé una de 90 a la mía de 1,50 (¡2,40 de cama familiar!). Hasta hace 15 días, dormíamos los tres con esta rutina. Ahora está todo igual, excepto la cama adosada que está vacía. En breve tengo pensado sacarla definitivamente.

¿Crees que el colecho y la relación de pareja son cosas incompatibles?

Desde luego no creo que lo sea. El colecho enriquece a todos, la pareja y el hijo o los hijos en común. Sentir esa unión especial padres e hijos colechando es precioso, para cada miembro de la familia y para todos como núcleo familiar. Pareja e hijos son siempre compatibles, también en la hora del sueño. Y de la misma forma, los padres pueden seguir teniendo sus momentos de sólo pareja, al margen del colecho.

En el relato ya explicas tus sentimientos actuales, ¿quieres añadir algo?

Sólo añadiría que hemos de guiarnos por nuestro instinto, ahora más que nunca que somos padres y madres. Dormir con nuestros hijos es algo natural, sano, cómodo, seguro, precioso y no debemos sentirnos presionados por nada ni nadie, sólo disfrutar de nuestros hijos y con ellos. Y, como comentaba hace unos días con alguien, el único inconveniente del colecho es el mono que sientes cuando tus hijos deciden independizarse.

Supongo que si pudieras volver atrás repetirías la experiencia ¿no?

Sin dudarlo ni un momento. No imagino mis noches lejos de mis hijos y colecharé con ellos siempre que quieran. Y cuando decidan dejar de hacerlo, como ahora, les respetaré y les acompañaré en su camino hacia la independencia.

Fotos | Flickr – madaise, Raúl A.
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