Niños con exceso de empatía que conectan fácilmente con las emociones de los demás y acaban sufriendo: cómo ayudarles

Niños con exceso de empatía que conectan fácilmente con las emociones de los demás y acaban sufriendo: cómo ayudarles
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¿Crees que tu hijo es excesivamente empático, y que esto le lleva a sufrir en exceso? ¿Conecta muy fácilmente con las emociones de los demás y esto acaba perjudicándole? ¿Cómo ayudarle?

Sabemos que la empatía es una habilidad social y emocional que nos permite ponernos en el lugar de los demás, así como ayudar, entender, validar y acompañar. Ponerla en práctica nos permite cultivar relaciones íntimas.

Sin embargo, cuando esta empatía es "excesiva", esto puede perjudicar a los niños, que sienten mucho las cosas y acaban "empapándose" del malestar ajeno.

En algunos casos, incluso, hablamos de PAS (personas altamente sensibles). ¿Cómo saber si mi hijo sufre exceso de empatía, o si es PAS? Te damos algunas claves para averiguarlo y también para acompañarle y evitar que sufra demasiado por el malestar ajeno.

Niños con exceso de empatía: ¿cómo son?

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Los niños con exceso de empatía conectan más fácilmente con las emociones de los demás; no les cuesta en absoluto ponerse en su lugar.

Esto tiene cosas buenas y malas, como veremos un poco más adelante, ya que, por un lado, la empatía es algo bueno, una habilidad emocional que promueve relaciones más íntimas y cercanas con los demás, pero por el otro, puede hacer que estos niños sufran más, porque también conectan fácilmente con el sufrimiento ajeno.

Suelen ser niños muy entregados, muy sensibles y emocionales, que rápidamente sienten lo que los otros sienten. Tienen la necesidad de ayudar y son generosos.

PAS: personas altamente sensibles (niños altamente sensibles)

Algunos de estos niños, con un exceso de empatía, también poseen la llamada alta sensibilidad (personas altamente sensibles), un rasgo que incluye, entre sus características, la intensa empatía.

Para algunos autores, el término PAS se trata de un rasgo de personalidad, y para otros, más bien, un conjunto de características personales.

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Aunque sabemos que cada niño es un mundo, independientemente de que sea PAS o no, la Asociación Española de profesionales de la Alta Sensibilidad ha recogido, a modo de resumen, las siguientes características asociadas a los niños altamente sensibles (no todos poseen todos estos rasgos):

  • Marcada amabilidad en el trato.
  • Intensidad emocional.
  • Facilidad para socializar y para relacionarse con el entorno.
  • Preferencia por las actividades tranquilas.
  • Atracción por las artes plásticas; por ejemplo, escultura, plástica, dibujo...
  • Son niños muy reflexivos, con un pensamiento más profundo y elaborado.
  • Alta consciencia de todo lo que les rodea.
  • Procesamiento de la información que les llega por los sentidos de forma más intensa y detallada (facilidad para percibir los detalles).
  • Interés por la naturaleza y los animales.
  • Son intuitivos, atentos, constantes, creativos y comprensivos.
  • Son niños que se abruman fácilmente en situaciones con muchos estímulos, o con estímulos intensos (por ejemplo, luces brillantes, sonidos estridentes...).
  • Son perfeccionistas (se frustran fácilmente cuando algo no les sale como esperaban).
  • Algunos de ellos pueden mostrar hipersensibilidad a los tejidos, por ejemplo, o a ciertos alimentos.
  • Las experiencias vitales impactan mucho en su estado emocional (tanto las buenas como las malas).

Niños altamente empáticos: cómo acompañarles

Como padres y madres, educadores, cuidadores, familiares, amigos... es normal que queramos que nuestros pequeños se sientan acompañados y protegidos ante las experiencias de la vida.

Y más cuando estos son niños con un exceso de empatía, una habilidad social y emocional muy beneficiosa pero que, de darse en exceso, también puede perjudicarles.

Por ello, os traemos algunas recomendaciones que podéis tener en cuenta a la hora de acompañar o tratar a un niño con exceso de empatía, para favorecer su bienestar:

Valida sus emociones

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Es importante que los niños con exceso de empatía sepan, y sientan, que su forma de ser y relacionarse no tiene nada de malo (al contrario, que tiene muchas cosas buenas); y por ello, que valides sus emociones.

Sin embargo, sí puede afectarles de alguna manera; por ello, la tarea más bien consiste en hacerles ver hasta qué punto esta empatía les afecta, o les genera sufrimiento, para que puedan empezar a poner en práctica una empatía más selectiva, la cual describimos en el siguiente punto.

Potencia una empatía selectiva

¿Qué significa esto? La psicóloga Marcia Reynolds habla de empatía selectiva como una forma de empatía dirigida solo en ciertos casos, hasta cierto punto, con ciertas personas...

Así, se trata de regular, o dirigir, la empatía, para que esta no nos acabe dañando a nosotros.

Y es este el mensaje que debemos transmitirles a nuestros niños con exceso de empatía; que es buenísimo que sean empáticos, pero que también deben protegerse de tantas emociones.

Por ello, animarles a conocer este concepto de empatía selectiva, y a ponerlo en práctica, puede ayudarles. Podemos ayudarnos de un dibujo, o de una lista... donde expresen con qué personas sienten que deben empatizar más y por qué, en qué momentos deben activar el "stop" para protegerse, etc.

La empatía selectiva implica ser consciente de las emociones y necesidades de la otra persona, pero no dejarse arrastrar automáticamente por su realidad.

Se trata de enseñarles a elegir en base a su percepción, ese grado de implicación que quieren tener con las personas, pero sin sentirse ni egoístas ni culpables.

Es importante que los niños sepan que, este tipo de empatía, no es sinónimo de frialdad o indiferencia, sino que es una forma de practicar el autocuidado emocional.

Ayúdalo a poner en práctica la ecpatía

Probablemente no hayas escuchado este concepto antes, pues no es especialmente conocido.

José Luís González de Rivera, catedrático de psiquiatría, habla de este concepto como uno complementario al de la empatía, e igual de importante.

La palabra ecpatía viene del griego ek-patheia, que significa literalmente “sentir fuera”. Así, la ecpatía consiste en un proceso mental de exclusión activa de los sentimientos inducidos por otros.

Según el catedrático, se trata de "un proceso voluntario de exclusión de sentimientos, actitudes, pensamientos y motivaciones inducidas por otra persona".

A través de él, los niños pueden aprender a dejar de lado los sentimientos y emociones que sienten ante una determinada persona o situación (siempre hasta cierto punto).

Y aquí es importante que les acompañemos, y que puedan entender que su empatía es beneficiosa porque les conecta con los demás, pero que deben aprender a modularla para protegerse, cuando sea necesario.

"Te escucho, pero me protejo"

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Así, el mensaje que debemos transmitirles a nuestros niños es justamente este: "te escucho, te acompaño, te apoyo... pero sin dejar de protegerme". Ya que, igual que los demás importan, ellos también.

Y este debería ser su objetivo, tratar de modular su empatía (y en algunos casos, otras características propias de la alta sensibilidad), para que esta no les genere sufrimiento.

Otras recomendaciones que pueden ayudarles son:

  • Tomar distancia, tanto física como emocional, cuando la situación lo requiera.
  • Explicarles las situaciones confusas o que no entienden para ayudarles a comprender y a no sufrir en exceso.
  • Acompañarles y fomentar el desahogo emocional (que puedan verbalizar también su malestar).
  • Pedir ayuda profesional de un psicólogo infantil si la situación lo requiere.

Fotos | Portada (freepik)

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